օղє: Deberíamos dejarlo

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Ojalá todo esto comenzara con el irritante sonido de la alarma a las siete de la mañana. Ojalá estuviera durmiendo tranquilamente en mi cama, a la espera de que llegara mi madre y me recordara que, como no me levante, voy a llegar tarde. Pero ni siquiera han empezado las clases aún, seguimos en vacaciones de verano. El estrés de los exámenes sería preferible al que yo he sentido diariamente, deseando con todas mis ganas que no llegara el día de hoy.

Pero ha ocurrido. Hoy debo hacer algo que lo cambiará todo.

El primer banco que veo es en el que me siento. Bueno, más bien me dejo caer sobre él como si fuera un colchón y con la respiración agitada, lo que hace que el señor empresario que se sentaba en la otra punta me mire como si fuera una loca recién salida del manicomio y se marche lejos de mí.

La gente es realmente amable.

Abanico mi acalorado rostro con una mano, moviéndome un poco a la derecha para que la sombra de un árbol me cubra por completo. Mientras tanto, permito a mi saturada mente torturarse con otro más de mis paranoicos pensamientos.

No me puedo creer que yo misma le haya citado y para colmo haya llegado tarde. Seguramente se ha cansado de esperarme y ya está en su casa, dispuesto a ponerme como los trapos por WhatsApp.

-Hola.

O tal vez no.

No sé si el hecho de saber que está aquí me tranquiliza o me pone más nerviosa. Supongo que lo último, ya que los latidos de mi corazón se aceleran como si éste fuera una bomba a punto de explotar.

-Ah... Hola. Pensé que te habías ido -hablo haciendo el esfuerzo de no mostrarle mi nerviosismo, aunque eso era tan imposible como que mi ídolo sepa de mi existencia.

-Fui a dar un paseo -Él se sienta a mi lado, rodeando mis hombros con uno de sus brazos.

-Lo siento... -digo mientras me quito su brazo de encima- Tengo calor.

-Oh, perdona.

Esto es muy incómodo. Jodidamente incómodo. ¿Dónde están los superpoderes cuando una los necesita? Sin duda escogería la teletransportación. Cuánto me gustaría desaparecer de este estrecho banco y aparecer en mi dormitorio.

-Oye, ¿te pasa algo?

¿No me puedes dejar divagar tranquila? Ya estaba pensando en irme de viaje gratis con ese maravilloso poder. ¿Debería elegir Roma o París?

-Johnny... -Necesito ponerme seria. No estoy perdiéndome mi serie favorita por nada- Tengo algo importante que decirte.

Sí, seguramente ahora te estés burlando del nombre de mi novio... bueno, ya exnovio, debido a que es típico de un chico malo del montón. Pero déjame decirte que él no se asemeja ni a kilómetros a esa clase de adolescentes. Ni siquiera le gustan las chaquetas de cuero, ni tiene moto, ni es popular en el instituto. Es... demasiado normal.

-Cuéntame lo que sea, Kylie -responde en tono condescendiente.

Bien, aquí voy. Por fin ha llegado el momento, la hora de confesar algo que llevo días esperando: voy a cortar con mi novio. Pero para ello debo ser sutil y comprensiva, no puedo decírselo directamente debido a que podría herir sus sentimientos.

-Deberíamos dejarlo.

Me encanta lo bien que se complementan tus pensamientos y tus acciones, Kylie. ¿Sabes?, mejor usa el teletransporte para llegar al núcleo de la tierra y calcinarte por ser una insensible de mierda.

El silencio reina en el parque. Bueno, eso sin incluir a ese maldito niño que repetidas veces le chilla a su madre que quiere un juguete, o a la pareja de ancianos que habla del descuento en naranjas que hay en el supermercado de la esquina. Ojalá estuviera yo hablando de naranjas en oferta y no sintiendo el peso de la culpabilidad sobre mis hombros.

Mi Única Estrella [#UAI3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora