El bar

9 0 0
                                    


Amara volvió a empezar a leer lo que provocó en ella sentimientos nuevos, empezó a desear ir al teatro y algún que otro recital, pero su prometido nunca quería ir con ella.  Poco a poco se sentía más distanciada de él,  todo seguía siendo perfecto, sin embargo, cada día sus gustos se estaban volviendo más diferente. Ella se estaba cansando de los paseos por el parque y la rutina de la casa.

Esa tarde su prometido había conseguido un ascenso en el trabajo y toda la familia había venido a celebrarlo, todos estaban tan contentos...

- Enhorabuena, ahora que eres el subdirector de la empresa ya puedes ir pensando en una estabilidad familiar. Podríamos ir planeando la fecha de la boda. Dijo la madre de Amara.

- Mama, dijimos que el compromiso no se realizaría hasta mi graduación.

- Bueno, pero eso lo dijimos antes de que le dieran el ascenso, ya no hace falta esperar puedes seguir estudiando mientras vivís juntos.

- Si cariño, todo será perfecto no te preocupes

- Pues quizás yo no quiero que todo sea perfecto.

Salió corriendo hacia la calle, necesitaba aire fresco. Se preguntaba porque se había agobiado tanto si eso es lo que tenía que suceder, lo que previamente habían dispuesto ella, su prometido y sus padres. Pero algo en su mente la tenía perturbada, ya no estaba segura de nada y no entendía el porque.

Mientras reflexionaba sobre como debía disculparse acerca de lo que había sucedido con su familia paso por un pequeño bar donde se podía observar desde la ventana a alguien hablando delante de un micrófono y con un papel en la mano. Ella no era el tipo de chica que entraba en bares, pero esa noche le apeteció hacerlo.

Cuando entro se dio cuenta que los que subían al escenario eran poetas que recitaban sus poesías en una noche de micrófono abierto, le pareció fascinante y decidió quedarse a escuchar a aquel hombre con rastas que recitaba una profunda poesía sobre el egoísmo de la sociedad. Pasaron las horas y seguía absorta en los poemas de las diferentes sujetos que subían a expresar sus sentimientos y desacuerdos sociales, ella sabía que su madre jamás aprobaría aquello y que su prometido no lo disfrutaría con ella, ni siquiera lo entendería.

Entonces, con la cuenta ya pagada y apunto de volver a casa, una voz masculina hizo que se diese la vuelta, una voz melodiosa, dulce y a la vez amarga, llena de sentimiento, como sí la misma poesía le hablase a través del cuerpo de un hombre, aquella voz pertenecía casualmente al hombre que se encontró en la tienda. Se volvió a sentar inconscientemente y sus ojos se cerraron involuntariamente totalmente absorta por el poema que aquel hombre recitaba. La primera vez ni siquiera escuchó el poema, sus pensamientos solo podían concentrarse en la voz de aquel hombre el cuál le estaba poniendo los pelos de punta. ¿Era posible quedarse anonadada con una simple voz? No, no era solo la voz, era la manera de entonar cada verso, la pasión que transmitía, la melodía y el timbre perfecto.

La sala se sentía vacía, para Amara no había nadie más en la habitación, simplemente ella y aquel hombre, entonces empezó a fijarse en lo atractivo que era, si aquel día en la librería ni se inmuto con su apariencia esta vez le observaba como si de una flor hermosa se tratase, como si en esa mirada pudiese reflejar su alma. Esa sensación le paralizó el cuerpo, no tenía pensamientos nada más que para él. Y entonces el poema se acabó, la voz se apagó suavemente, la gente empezó a aparecer y las luces del bar comenzaron a encenderse, su cuerpo recobró las fuerzas pero su mente seguía tan absorta como en el primer momento.

Salió del bar asustada, ella nunca había tenido esos sentimientos nada más que a través de los personajes de las obras que leía y no le estaba gustando nada. Así misma se decía que esos sentimientos no estaban bien, eran impuros y enloquecedores, ella tenía que seguir con su boda y su carrera y no podía tener ese tipo de distracciones.

Pero todos esos pensamientos se vinieron abajo en el momento en el que el chico poeta salió del bar y se encontró cara a cara con nuestra protagonista.


El idilio de su amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora