Nos miramos a los ojos por un instante que pareció eterno.
- Hola, ¿ tu eres la chica de la librería, no?
- Si, bueno, solo estuve mirando.
- Nunca te había visto por aquí.
- No, es la primera vez que vengo a un sitio como este. Normalmente no salgo por la noche.
- Pues espero volver a verte. ¿ Te ha gustado el recital?
- Pues sí, la verdad es que me ha encantado, los mensajes que llevaban los poemas de aquellos chicos, la entonación de la chica del sombrero me hacía sentir su melancolía. Han estado todos estupendos. Dije exaltada
- ¿ Y la mía? ¿ que te ha parecido?. En ese momento no supe que responder, quizá debí ser más discreta pero ya estaba lo suficientemente nerviosa como para intentar disimular.
- Sinceramente...me ha encantado, cuando has subido a leer me has dejado atónita.
- Entonces te queda mucha poesía por leer.
Se despidió con una sonrisa dejándome estupefacta. Le había hecho un cumplido y me atacó diciéndome que no tenía ni idea de poesía, se que fue un comentario humilde pero no me gustó.
Al llegar a casa mi prometido seguía esperándome sentado en aquel sofá verde, esperándome para pedirme perdón por haberme agobiado, aunque realmente era yo la que debía disculparse. Se quedó un rato más intentando convencerme de lo maravilloso que sería vivir juntos, mientras yo miraba a la nada distraída, pensando en como sería mi vida si no fuese tan perfecta.
- cariño, ¿ estás bien? Te noto un tanto distraída.
- No, no pasa nada.
- Sí quieres dejamos el tema...
Él era tan bueno conmigo, yo le quería, y dijo esa frase con tal entonación entristecido que no pude evitar cometer un error impulsivo.
- No, mamá y tú tenéis razón, deberíamos casarnos más pronto.
Asi que eso fue lo que paso, mi madre comenzó a organizar la boda perfecta y yo a probarme un montón de vestidos de novia que cualquier chica desearía tener, cualquiera excepto yo, cuanto más vestidos me probaba menos lujosos los quería, la boda iba a ser tan pretenciosa... yo quería algo más sencillo, me gustaba el lujo pero no tanto.
Mi amiga Carol viéndome agobiada decidió llevarme a tomar algo, ella si que era perfecta, pero no de la manera en la que mis padres la veían, ella era perfectamente imperfecta y eso me encantaba. Estuvimos hablando durante horas, ella entendía como era mi madre y como me hacía sentir por lo que podía consolarme siempre.
- Me alegra que te cases pero solo si eso te hace feliz, sabes que yo te apoyaré decidas lo que decidas. Se qué quieres a Pedro pero ¿ es eso suficiente? La verdad es que no te veo muy segura de ello... ¿ ha cambiado algo?
- La verdad es que ni siquiera yo lo sé... - Respondí agachando la cabeza.
En ese mismo momento entró en el bar aquel chico del bar de poesía. Derepente mi corazón se aceleró, parecía que estuviesemos destinados a encontrarnos en todos los lugares que visitase
Carol se había fijado en mi mirada, por un momento se me había olvidado que ella estuviese allí a mi lado.
- ¿ Quién es ese? Y ¿por qué le estás mirando como si quisieras tener un hijo suyo?
- ¿ Qué dices? ¡ Yo no he mirado así a nadie!
- Es cierto...nunca antes hasta que ha entrado ese chico desconocido, la verdad que es bastante atractivo, eso no puedo negarlo, pero, ¿ le conoces?
- Sí, me dijo que no entiendo de poesía solo por haberle elogiado.
-¿ Poesía? Me puedes explicar más detalladamente...por favor. Dijo mientras aquel chico se acercaba a nosotras
- Hola, que casualidad verte por aquí, oye perdona ayer no me presenté, me llamo Rafael.
- Hola, sí parece que vamos a encontrarnos en todas partes - dije sonriendo- mi nombre es Amara y esta es mi amiga Carol.
- Encantada, ¿ y de que os conoceís?
- Nos encontramos en una librería y después ella apareció en un recital. Dice que mi poesía es buena, que educada es...
- No lo dije por educación, realmente me gustó. - Dije molesta, mientras a Carol le sonaba el móvil.
- Amara, lo siento tengo que irme urgentemente no voy a poder llevarte a casa, la hermana de Miguel acaba de ponerse de parto y soy la madrina... lo siento, tendrás que coger el autobús.
- Puedo llevarte yo si quieres, no soy un psicópata ni nada de eso. - dijo riéndose mientras se pasaba la mano por el pelo de una manera realmente sexy y divertida.
- Eso es lo que diría cualquier psicópata violador.
- La dejo en tus manos entonces.- Dijo Carol mientras se iba corriendo sabiendo que la mataría en cuanto la volviese a ver.
Me subí en el coche un poco nerviosa, la verdad que era una situación un tanto extraña. Antes de arrancar me preguntó si me sentía incomoda y que si prefería coger el autobús, parecía ser buena persona, eso me inspiró confianza para relajarme un poco en el asiento mientras sonaba la canción 'always' de Bon jovi.
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El idilio de su amor
AcakCuando Amara se sentía más atrapada en su perfecta vida, apareció aquel chico que la volvería totalmente loca y que la conduciría por una vida totalmente diferente. Amara comienza a verse así misma de manera diferente y ya no se siente agusto con la...