5. Desde Los Ángeles

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-Hola- dije de manera nerviosa, pero que me podría hacer ella sin que ella también se lastimara, por favor es una modelo, aunque mida como veinte centímetros más que yo y sea evidentemente más voluptuosa, si me golpea se lastima la mano, si me patea se rompen sus tacones, si me rasguña tira a la mierda su manicura de doscientos dólares.

-Eres un ser despreciable y traidora. Me dejaste sola. Se supone tú me cuidarías.- no tengo ganas de discutir, mejor la ignoro.

-Adiós Brandon- dije en mi tono serio mientras tomaba mis cosas y me despedía agitando suavemente mi mano.

Mejor no peleo hoy, no quiero llegar con un rasguño o morete a la casa de Nigel. Me doy media vuelta y me bajo del autobús para que cuando estuviera recogiendo mi maleta, sintiera una mano que me dio la violentamente:

-Oye- digo tranquilamente

-Para eso eras ¿no? Para apoyarme.

-Traté, pero termine como esclava.

-Trataste de robarte a mi novio.

-Yo no...-traté de explicarle tranquilamente pero ella me interrumpió.

-Zorra

Dime que no dijo eso, esa Barbie habita esquinas que trabaja vendiéndose en portadas de revista playboy no me acaba de decir zorra.

No lo hagas, no lo hagas. Vamos resiste, no la golpees.

Maldito subconsciente responsable.

Me di media vuelta, tratando de que atendiera mi sutil modo de mandarla al carajo y en cuanto estaba por cruzar la puerta de salida:

-Lo arruinaste todo, tú, zorra- me cansé, fue suficiente, estoy malditamente harta de esta chica. Caguémosle el día como ella cagó el mío.

-Te voy a dar una buena razón para llamarme zorra- dejo mi maleta en el suelo, me doy media vuelta, y le dedico una mirada a Jennifer, y me dirijo caminando hacia Brandon que estaba tomando su equipaje recién.

-Mina, hola de nuevo, quería saber si...- antes de que pudiera terminar lo que decía tome su rostro con ambas manos y eliminé la distancia entre nosotros rápidamente, lo besé. Después caminé hasta Jenn y la mire con los ojos de una retadora, y crucé mis brazos justo en frente de ella.

Ella suelta un profundo grito de desesperación, y seguido un golpe hacia mí. Me hice para atrás rápido: -¡Ouh! Ese estuvo cerca nena- le digo soltando un suspiro, seguido de un golpe seguro hacia su instrumento de trabajo (su rostro en caso de confusión). Ella cayó al suelo.

Ja Ja Ja Ja Ja Ja Ja Ja Ja Buen golpe.

Ahora si tiene sentido lo que dice mi subconsciente.

-Para que tengas razones para llamarme zorra.- entonces me di media vuelta y tomé mi maleta.

-Eres una... ¡AUCH!- un dolor retrasado, clásico. Yo solo me fui alejando mientras la señorita con la nariz rota seguía gritando "Mina vuelve acá", y yo solo continuaba mi camino sin voltear atrás y con mi dedo medio en el aire.

-¿Te veo luego Mina?

-¡Brandon!- chilló Jennifer

-Ya veremos cariño- le dije y me fui en el primer taxi que encontré afuera de la estación de autobuses.

-Hacia el aeropuerto- le dije al conductor.

-Buen golpe el que le soltaste a la chica de allá.

-¡Me llamó zorra!- dije en mi defensa.

-Bien hecho entonces- ambos reímos un poco.

WoW. Salgo de mi ciudad y automáticamente me convierto en una niña extremadamente sociable que habla con todos. Los Ángeles me dio un buen comienzo. Gracias hogar de los famosos.

(...)

El vuelo fue tranquilo, llegué al aeropuerto fácil y sin problemas, y me pasé la mayor parte del vuelo durmiendo en mi asiento junto a la ventana, o jugando al "te miro cuando no me miras y me miras cuando no te miro" con el muchacho hermoso que estaba sentado en el asiento del pasillo o escuchando las anécdotas que contaba la viejecita que estaba sentada en el medio, de las cuales no entendí un carajo porque ella hablaba en sueco y le faltaban más dientes de los que yo he tenido en toda mi vida, pero eran muy divertidas. Creo.

Ahora ya estaba en Londres, al avión solo le faltaba esperar a que la lluvia bajara un poco de intensidad para poder aterrizar, supongo que el clima debe de ser así casi todos los días. No me molestaría, me gusta la lluvia y el frío.

- Då sade mannen cabaret, ingen kan sträcka både Ambreal, och jag sa, om du har tjugo år, många "läkemedel" narkotika och en fin korsett som jag, är det lätt som tårtan.- dicho esto la viejecita estalló en risas a más no poder y me volteó a ver con una sonrisa enorme, yo empecé a reír también, aunque no le haya entendido una soberana cochinada, después se volteó para ver al chico del pasillo que estaba sentado a su derecha y él también empezó a reírse de manera nerviosa justo como yo, presiento que el tampoco entiendo un carajo.

El avión aterrizó poco después del último garabato sueco que dijo la señora de tercera edad sentada junto a mí.

-Por la manera en que me mirabas podría decirse que te gusto- dijo el castaño del pasillo mientras se levantaba y tomaba sus cosas.- es británico, se nota por su acento. Lindo.

-Tan obvia era- le dije en tono de burla con mi infalible sarcasmo.

-Yo diría que lo suficiente.

-Sabes, yo soy la que debería decirte eso. No tu a mí, galán.- empiezo a alejarme con rumbo a la salida del avión con mis audífonos puestos y mi mochila sobre uno de mis hombros.

-Touché. Oye, ¿A dónde vas?- trato de alcanzarme, pero era alcanzarme o no dejar sus cosas en el avión. -¿No me dices tu nombre tan siquiera?

-¿Tu madre no te enseñó que no se habla con extraños?- dije ya saliendo del avión. Al final solté una risa (que nadie escucho).

Salí a recoger mi equipaje y encontrar a un hombre alto, pelirrojo y con un pequeño cartel que diga algo como "Guillita" o Andrade, mi nombre o alter-ego londinense, no sé qué esperar sinceramente. Nigel, pensé. No lo veo desde que tengo siete, aunque solo tengo buenos recuerdos de él. Él es un buen amigo de mi padre, Nigel es de Escocia y conoció a mi padre en el verano de 1989, cuando estuvo en México de vacaciones, le gustó lo suficiente como para regresar en 1994 y quedarse a vivir por siete años, y después mudarse a Londres. Siempre lo reconocí como mi tío, y como parte de la familia, tal vez porque cada vez que lo veía (que era seguido) siempre me tenía un detalle, y sus regalos de cumpleaños y Navidad siempre eran los mejores, además él era genial, me caía bien. Pero, no lo veo desde hace once años, perdí contacto, aunque mis padres no, pero yo apenas lo recuerdo y ahora vengo a su ciudad a quedarme en su casa y vivir bajo su mismo techo. ¡VALENTÍA, MINA! ¡VALENTÍA!

Seguí caminando hacia donde recogería me equipaje, empiezo a buscar me equipaje, pero no lo encuentro.

Una maleta rosa, una caja alargada, una... ¡BOLSA NEGRA! espera, es verde oscuro, aw.

Ya pasaron seis veces las mismas maletas y no pasa ninguna de mis bolsas. ¿Por qué ninguna de mis bolsas aparece? De acuerdo, que no cunda el pánico. Ya saldrán, deben de seguir bajando el equipaje del avión. ¿A quién engaño? El avión ya se fue. ¿Y si se fueron en el avión? No puede ser, mis maletas no se pudieron ir en el avión, mis libros y discos, ¡Me rehúso a perderlos!

Me senté en el suelo recargada en el dispositivo en el que gira el equipaje con la cabeza baja. ¡Ese es mi equipaje!, ese en las manos de... espera, ¡Ese el chico del avión!

-¿Buscabas algo preciosa?

Plan 18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora