Alfa, omega y... ¿Beta? 【 YM 】

Capítulo 3

Prometí que no volvería a trabajar de más porque me hacía daño.

Y lo volví a hacer.

YoonGi.

Ése idiota pervertido, no ha sido más que un dolor de cabeza.

Desde que llegó, mi estrés ha aumentado.

Lo odio.

Maldito depravado.

Mientras todas esas ideas surcan por mi mente, decido al fin abrir los ojos. Sin embargo no puedo.

Simplemente no puedo ver nada. ¿Tan mal me puse?

Quise levantarme, pero tampoco podía moverme bien. Okey, esto si es preocupante

¿Acaso quedé en una especie de estado vegetal? ¿Por eso no puedo moverme? Pero eso es mucho, sólo por trabajar de más. Tal vez exagero, o tal vez ¿se me subió el muerto?

Entonces ahí si me preocupo. Eso da miedo. Oh, cielos. Vamos JiMin, tu puedes moverte. Mínimo alguna enfermera o doctor que me ayude. Pero ahora que lo pienso, no distingo el olor característico de un hospital, de hecho, ni siquiera huele a uno.

¿HyunAhn si me habrá llevado al hospital? Pensándolo bien, también hubo alguien que le ayudó. Se veía borroso, pero juraría que era...

YoonGi.

Mis pensamientos se interrumpieron por que oía como una puerta era abierta. Luego unos pasos. Alguien se acercaba.

— Despertaste.

— ¿Eh? —Oh, al menos mi voz no falla.

— Te dije que no debías esforzarte mucho. —Un momento, ¿ese es YoonGi?

— ¡YoonGi! Oye, qué...

— Eres un chico malo no crees —Susurró en mi oído.

— Ah, oye agradecería que no hagas eso.

— ¿Por qué? —Dijo mientras posaba una de sus manos en mi pierna derecha.

— ¡Oye! ¡¿Qué estás haciendo?! —Me removí inquieto.

Fue entonces que noté varias cosas. Primero, finalmente me despejé mejor del desmayo, y sentí que lo que no me dejaba abrir los ojos era una especie de tela. Segundo, la razón por la que no podía moverme era porque mis manos estaban detrás de mi espalda. Y estaban atadas.

— O-Oye, YoonGi, ¿Qué diablos significa esto? —Cuestioné enojado, y preocupado.

— Un castigo, qué más.

— ¡Ja! ¿De qué hablas? ¡¿Acaso estás loco?!

— Creo que ya te había dicho que sí —Volvió a hablar cerca de mi oído izquierdo, pero esta vez también me mordió el lóbulo.

— Mmm... —volví a moverme, tratando de soltarme.

—Oye, JiMin, ¿recuerdas cuando dije que no te haría nada?

—O-obvio.

—Bueno, jamás deberías fiarte de la palabra de un alfa.

— ¿Qué...? ¡Ahh! —Su boca empezó a morder y besar mi cuello. Ese idiota, aprovechó que estaba débil para abusar de mí. Sabía que no debía confiar en ningún alfa, y aun así baje la guardia con éste —. Ugh.. S-Será mejor que pares, o realmente te irá muy mal.

— Tranquilo. Esto te gustará tanto como a mí. —Con sus manos, empezó a quitar la manta que me cubría, y ahí sentí que no traía nada más.