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Caminé por el desolado pasillo del orfanato en el que viví mis 15 años de vida, usando mi mejor atuendo y mis zapatillas recién limpiadas. Por fin había llegado el día, una familia me había adoptado. Sonreí interiormente y acomodé un poco mi playera y mochila antes de entrar al despacho del orfanato.

Entré e inmediatamente mi mirada se posó en una mujer de cabello rubio; un hombre alto y robusto; y un chico que aparentaba unos 20 años, que miraban la amplia puerta, impacientes por mi llegada.

—Emily, soy Anne Marie—sonrió nerviosa la mujer antes mencionada, quien se paró inmediatamente al verme entrar—, él es Thomas, mi esposo.—un hombre un poco más alto que la mujer se levantó de su silla y me sonrió amplia y nerviosamente— Y él es Ashton, mi hijo—el joven me miró con una sonrisa mostrando sus blancos y relucientes dientes.

—Ho... Hola, Anne, soy Emily Higberth—pensé un poco en lo que acababa de decir y me dí un auto golpe mental «Claro que sabe tu nombre, idiota, ella te adoptó». Sonreí nerviosa nuevamente y bajé mi mirada. Ella sólo se rió tiernamente y se acercó a abrazarme con los ojos un poco aguados.

—Eres perfecta Emily—Sollozó levemente en mi hombro mientras yo solo sentía las lágrimas de emoción caer por mis mejillas rosadas.

Subimos al auto, y Anne junto con Thomas me miraban por el espejo retrovisor emocionados, y a la vez, con un poco de miedo.

—¿Cuántos años tienes?—Preguntó Ashton, quien me había estado mirando de reojo durante un rato, suponiendo que yo no me daría cuenta. Sonreí.

—15, ¿y tú?—pregunté de vuelta, amistosamente.

—19—dijo mientras su mirada se dirigía a mi cuello y mis labios con una mirada un tanto pícara. Preferí dejarlo pasar y limitarme a mirar hacia adelante, observando cómo llegábamos a la ciudad de Manhattan, sonreí ampliamente.

Unos 10 minutos después llegamos a su casa, la cual era bastante grande.

—Bienvenida a tu hogar, hija—no me contuve la emoción al escuchar las palabras "tu hogar" e "hija" que solté unas pequeñas lágrimas, las cuales Anne secó con un pañuelo blanco y me abrazó nuevamente.—No llores princesa, estarás bien aquí y no seguirás sufriendo.

—¿Qué tal si te damos un pequeño recorrido por la casa, hija?—el señor Thomas preguntó ansioso, asentí con una sonrisa y entramos. Todas las paredes eran de color blanco, dimos una vuelta por dentro y por fuera de la casa. En el jardín del patio trasero había una piscina muy grande, un lugar donde tomar sol y un lugar en el cual habían dos parrillas.

Me dejaron en mi habitación, la cual era hermosa y muy amplia, tenía cortinas rosa palo, paredes blancas y una cama blanca. Me estiré cuidadosamente en ésta y sonreí mirando al techo.

Por fin tenía un hogar, por fin tenía una familia.

David entró, se acercó a mi cama, no dándose cuenta de que estaba mi mochila en el piso, y se tropezó con ésta, cayendo de cara encima de mi cama.

—P... Perdón, Emily—dijo algo incómodo al verme tan solo en bragas y sujetador. Traga saliva duramente—. Sólo venía a decirte que mamá y papá nos pidieron a ambos que bajaramos.

Salió de la habitación algo avergonzado y cerró la puerta suavemente. Mis mejillas se sonrojaron, no había tenido tiempo de examinar bien a Ashton, era muy guapo, tenía el cabello café, semi naranjo; los ojos café-verdosos; hoyuelos en sus mejillas y facciones muy bien definidas. Mordí mi labio y luego, al darme cuenta de lo que estaba pensando, sacudí mi cabeza levemente y sólo me limité a pensar en otra cosa.

—¿Qué sucede, Anne?—pregunté al llegar al salón, donde estaban Ashton, Anne y Thomas.

—Queremos llevarte a comprar ropa, zapatos y cosas para que decores tu habitación—Dijo Thomas. Sonreí algo tímida y asentí.

Subimos al auto, en el cual nuevamente me senté atrás junto con Ashton. Le sonreí y me sonrió de vuelta, pícaramente.

[...]

Llegamos a casa estando ya muy oscuro, entré en mi habitación y me recosté suavemente.

—Emily... ¿puedo entrar?—preguntó Anne desde una pequeña rendija de la puerta.

—Claro, Anne.—asentí sonriendo y me senté en mi cama junto a ella.

—Quiero que tengas confianza conmigo, que más que como tu adoptante, me veas como tu madre—me miró conmovedoramente—no quiero que me tengas lástima por lo que te contaré... 3 años después de tener a Ashton, con mi esposo, Thomas, quisimos tener otro hijo, concebimos, me hice una prueba de embarazo y dio positivo. Fui la persona más feliz del mundo por 3 meses, pero al ir a hacerme mi segunda ecografía, me dijeron que los latidos del feto se habían detenido—comenzó a llorar—, hicimos todo lo posible por salvarlo, pero no pudimos... Y luego de éso, no pude tener más hijos, no pude porque al tratar de salvar al feto, alteraron mis sistemas hormonales y... y luego de éso me volví esteril—el llanto de Anne aumentaba, así que la abracé muy fuerte. La verdad es que consideraba que Anne era una persona muy fuerte, pues yo en su lugar no habría soportado el dolor de perder a un hijo.

—Anne, eres una persona muy, muy fuerte, en tu lugar, yo no sé qué habría hecho en ése caso, por lo cual entiendo que me hayas adoptado, así que si de verdad quieres que te llame mamá, lo haré—dije, lo cual provocó una pequeña sonrisa en ella y me abrazó muy fuerte.

—Te quiero, hija.

—Y yo a tí, mamá.—le respondí. Ella se secó las lágrimas con su pañuelo blanco y salió de mi habitación.

Por fin tenía una familia.

Sonreí a mis adentros y me estiré a descansar.

daddy, please. » a.iDonde viven las historias. Descúbrelo ahora