O3

7.8K 649 386
                                    

POV. Marinette

Íbamos en tercer grado de secundaria cuando su madre regresó.

Para todos, incluyéndome, era un misterio lo que había sucedido en la familia Agreste hacía un par de años, pero mirar la alegría y el brillo destilando por los ojos de mi mejor amigo eran suficientes para dejar en el olvido los rumores y gozar con él de una nueva y refrescante etapa de su vida.

Aunque nunca estuve preparada para lo que pasó después.

Emilie es una mujer hermosa, ni todas las pinturas y fotografías que Adrien me mostró en ese entonces pudieron reflejar su perfecto rostro y sus mejillas rozadas. 

Pensaba que todo lo que Adrien necesitaba para recuperar la paz en su vida era a su madre y la atención que eso implicaría a su persona si ella regresaba. Al final del día, una madre no tiene reemplazo y sin duda, pensar en la falta que algún día tendré con la mía me quiebra el alma, cuánto más no podía sentir Adrien con la ausencia de la suya.

Pero ahora era diferente.

Emilie fue el sello reparador entre Adrien y su padre.

  — No sabes lo feliz que me pone verte así... — le dije mientras acariciaba su cabello, dejándolo jugar recargado sobre mi pecho perdido en la partida de Mario Kart.

— Tengo todo lo que pedía — respondió alzando su mirada a mí y alcanzado a besar mi mentón.

Aún me pone la piel de gallina el pensar en su cercanía. 

No tengo muchos recuerdos recientes de una tarde tranquila a su lado, jugando, platicando o simplemente estando acostados mirando el techo, sin que alguien más interrumpiera nuestro momento, sin que alguien se lo llevara de mi lado...

No es mentira que muchas noches he intentado descubrir lo que pasó después de todo, en qué momento nos soltamos y cómo es que cada día somos más distantes y como extraños. 

Me he preguntado si pedí bastante, si en algún momento lo harté lo suficiente o si es que no me pongo el suficiente maquillaje para llamar su atención. He planteado diversas teorías y situaciones, pero luego, cuando lo pienso mucho y no puedo dormir, caigo en la conclusión de que es mi culpa.

Él y yo nunca fuimos algo.

Simplemente nos declaramos nuestro sentir, pero... nunca nadie dijo algo. Nos tomamos algunas veces de las manos y profanó mis labios robando mi primer beso. Pero un par de besos no significan nada, ¿verdad?

Intercambio de saliva y bacterias, nada más.

  — Mucho gusto en conocerte, Marinette — dijo Emilie estrechando mi mano con una dulce sonrisa antes de continuar el recorrido hacia el comedor, donde la cena aguardaba.

— El gusto es mío, señora Agreste. Estoy muy feliz de verla, pero sobretodo de saber que está de regreso en casa. No sabe lo mucho que la extrañó su familia.

— ¿De verdad lo crees?

Adrien la ama mucho, tal vez más que cualquier cosa y persona... estoy segura de que quiere contarle mil cosas.

 — Eres una persona muy amable y linda, Marinette. Me alegra que Adrien tenga a alguien como tú en su vida.

Yo amo mucho a Adrien. 

Cualquiera que me preguntara y que le dijere que no sabría que estoy mintiendo. Y es que sé todo absolutamente de él, excepto su cambio de parecer. 
No entiendo cómo para alguien parece valer más unas bragas que un helado en la plaza. Cómo alguien prefiere el color rojo en el labial que el sabor a vainilla del gloss.

BABE [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora