II

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~▪~

—Necesito que te quedes quieta. —Su tierno rostro adolescente me mira de forma asustadiza.

—¿De verdad es esto buena idea? —Su voz se entrecorta por culpa de los nervios.

—¿Desde cuándo piensas en lo que es bueno o no? —Una mueca de molestia se forma en mi rostro. —Sólo quédate en cuatro como la perra que eres.

Sus manos tiemblan sin detenerse y tomo el hierro caliente de la mesa que quedaba a mi lado.
—Aquí voy. —Presiono con fuerza aquel hierro en sus glúteos como si estuviese marcando a mi propio ganado.

Un fuerte grito que me hace estremecer resuena por toda la habitación.
~▪~

Suena el timbre y el estruendor de los estudiantes saliendo del salón se escucha. Guardo mis cosas y cierro mi mochila, doy tres pasos adelante y siento un fuerte golpe en la espalda. Caigo al piso confundido y volteo a mirar.
—¿Por qué diablos miraste a Melissa durante toda la clase? —El rostro inundado de furia de aquél chico de cabello risado y rubio me hace sonreír indiferente. —¿En serio estás sonriendo? Pedazo de mierda.

Intento levantarme pero este me lo impide apretando el cuello de mi abrigo y golpeándome fuerte en la nariz.
—Eres el más raro de la universidad. —Mi mirada aturdida intenta fijarse en él. —Un pervertido al que han encontrado masturbándose incontables veces en todos los baños.

Paso mi mano limpiando la sangre de mi nariz y le dedico una carcajada a sus palabras.
—¿Y tú no lo haces? —Me arrodillo intentando tomar fuerzas. —Y además, ¿Quién dice que tu tierna Melissa no es una puta que coge con todos? Dudo que se fije en ti que tanto la defiendes. —Un fuerte puñetazo que me toma desapercibido me hace perder la conciencia y quedo tendido en el piso.

.....

Mis ojos entreabiertos pueden visualizar todo el lugar. Se pueden escuchar unos pasos yendo de un lado a otro en el pasillo y una tierna brisa entrando por la ventana.
—¿James? —Mi madre se acerca a mí totalmente preocupada. —Mi chiquito, qué te hicieron...—Me abraza fuertemente dejándome sentir sus pechos en el rostro.

—¿Qué me pasó? —Coloco mi mano derecha en mi cabeza.

—Aún no sabemos, te encontraron en el último salón que recibiste clases, inconsciente. —Me mira triste. —Pero debes contar todo a la dirección porque van a expulsar de la universidad a los que te hicieron eso.

Una sonrisa perversa se forma en mi rostro y volteo a mirar la ventana.
—Me parece bien. —Digo casi en forma de susurro.

.....

—Entonces, ¿Cuál es tu nombre? Nunca te he preguntado.

Escucho el sonido de su bastón detenerse. Coloca su mano izquierda en mi rostro, palpando como si intentara hacerse una idea de mi expresión en ese momento y sonríe.
—Mi nombre es Joline.

Agacho la mirada y toco su rostro intentando imitarla.
—El mío es James.

Su sonrisa se hace cada vez más grande y voltea al frente, continuando con su camino, yo me uno a ella y agarro su brazo.

Los pechos de Joline se mueven a cada paso que da y mis ojos no pueden evitar mirarla con curiosidad. ¿Será que Joline sabrá que le miro los pechos? Miro su rostro y se ve inocente de todo. Aunque, quizás le gustaba que le viera los pechos ya que su escote era cada vez más pronunciado.

Quién sabe, las mujeres suelen hacerse las inocentes pero no lo son, sólo fingen y hay hombres que les creen, no creo que una discapacidad la convierta en alguien más sana.

Estoy totalmente seguro de que desea que la mire y seguramente ahora mismo está imaginando cómo tomo su cuerpo desnudo y lo vuelvo mío, quizás se masturbó antes de venir, quizás desea esto más que yo.
—¡JAMES! —El fuerte grito de Joline me hace detener a mi imaginación.

—¿Q-qué sucede? —Miro mi entrepierna y noto una erección.

—Te estaba hablando y no me hacías caso, ¿Estabas en otro mundo o estabas imaginando cómo me dominas? —Mi rostro se convierte en una mueca de sorpresa. —Bromeo, sólo sentía que me ignorabas, no lo vuelvas a hacer, ¿Sí?

Mi corazón estaba a mil, por un momento había creído que esta chica era una bruja y me había descubierto imaginando mis lujuriosos deseos.
—Lo siento Joline, sólo pensaba en la expulsión del chico que me golpeó. —Rasco mi nuca.

—Ah, cierto, me alegro de que lo hayan expulsado, es un perdedor. —Su mirada se llena de furia.

—Tienes razón... —Cubro mi entrepierns con mi mano izquierda con notable vergüenza.

—Por cierto, James... —Una sonrisa vergonzosa se forma en su rostro. —Hace rato siento una mirada fijada en mí. —Suelta mi brazo y dirige su mano a sus pechos. —¿Te gusta mi escote?

Mi rostro se ruboriza y no puedo decir una palabra más.

PerversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora