Cap 3: El futuro de Kai

176 29 4
                                    

Después de comernos aquel maravilloso hotteok casero me aseguré de guardarle a papá su trozo asignado y después acosté a mis hermanos en su respectiva litera localizada en mi cuarto -[luego de contarles alguna historia inventada]-

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de comernos aquel maravilloso hotteok casero me aseguré de guardarle a papá su trozo asignado y después acosté a mis hermanos en su respectiva litera localizada en mi cuarto -[luego de contarles alguna historia inventada]-.

Nuestra casa era pequeña así que compartíamos habitación. A continuación deslicé hacia abajo el interruptor apagando la luz y me eché sobre la cama jugando con mi teléfono. No es que precisamente en sí tuviera juegos, a parte del Sudoku, pero me gustaba imaginar que era un coche volador y si se caía tenía la excusa para comprarme uno nuevo, sin embargo esos móviles de tapa y su frase típica "Aló moto" fueron inventados incluso para soportar la caída desde un cuarto piso. Cuando estuve lo suficientemente aburrido del juego que con el pasar de los días se hacía más y más aburrido, suspiré y lo dejé sobre la mesita de noche vieja para cerrar los ojos y arroparme con la sábana pero tenía calor y no conseguía reconciliar el sueño. Me moví solo Dios sabe cuantas veces buscando alguna postura cómoda y finalmente decidí sentarme sobre la cama observando la silueta de mis pies bajo el mencionado trozo de tela. Cerré los ojos alzando la cabeza en dirección al techo y me pregunté si ella estaba a su lado en el prometido paraíso porque mi madre en vida fue muy buena persona y todo el mundo sabía que era una cristiana a rajatabla, de hecho su familia también, cada Domingo nos levantaba para ir a misa y no faltábamos ni un día ni siquiera al maravilloso culto que odiaba tanto, con todo el destino terminó casándola con alguien que más que amar la cristiandad corría de ella por repulsión. No tenían nada en común y eso es lo que acabó por unirles y fueron felices, como prueba de su amor nacimos yo, Jungkook y Jimin.

Torné a acostarme y junté mis manos a modo de rezar.

-Mamá... -susurré para no despertar a los críos- Si de verdad me escuchas dile a Dios que nos de un poco de dinero... No queremos ser ricos... pero si necesitamos algún billete gordo para poder pasar un día todos juntos. Por fa mami... no te pediré nada más en lo que me queda de vida -aguardé de la misma postura en silencio, tal vez esperando recibir una respuesta.

Obviamente lo único que me habló en ese momento fue mi consciencia repitiéndome que mañana había clase y mi obligación era dormir ya. Me hallé ahí durante tanto tiempo que me sentí estúpido supongo que eso me puso de mal humor, sin embargo antes de volver a la guerra para localizar el sueño escuché un ruido proveniente de la ventana. Estaban lanzando pequeñas piedras. Al principio pensé que eran granujas por eso no perdí el tiempo en retirar la cortina, abrir la ventana y preparar la chancla por si era necesario lanzarla. Me sorprendí al observar a mis dos amigos.

-Sehun tío...-susurró Kai por todo lo alto- mueve tu culo gordo y baja aquí.

Arqueé la ceja y recliné ambas manos sobre el marco de la obertura, le miré desde arriba -más de lo habitual-sintiéndome superior y sustraje mis labios.

вeнιnd тнe ѕĸιrтѕ (ѕeвaeĸ/вaeĸнυn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora