Mi héroe

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Caminar por las calles en la noche no es nada seguro, siempre me lo dicen, pero créanme que es muy importante ir a ver a mi amiga, pues ella me necesita.

Así que con paso rápido y tembloroso y sujetando fuertemente la correa de mi mochila trato de llegar lo más pronto posible a su casa.
Escuchar cualquier sonido me pone los pelos de punta, nunca he estado fuera tan noche. Así que trato de no prestar demasiada atención y apurar mucho más mi paso.

Pasó cerca de un local, sus luces encendidas alumbran muy bien el camino, afuera de este hay tres sujetos. Hay pero qué bien *Nótese el sarcasmo*
Con la mirada alfrente paso rápido dejando el local y a los tipos atrás.
A los pocos minutos pasos se empiezan a escuchar.
Volteo sigilosamente y son los tres tipos del local. ¡Ay! Apresuró más mi paso y al parecer los malditos también, pues cada vez los veo más cerca, empiezo a trotar y veo que estos también apresuran mucho más su paso.

Derrepente yo ya estoy corriendo.
Y los tipos van detrás mío, obviamente me creerán si les digo que me estoy cagando del miedo.

Me meto a un callejón para tratar de perderlos, mala idea, es un maldito y horrible callejón sin salida.
Me escondo detrás de unos grandes botes de basura y con mi mano en la boca para no hacer cualquier ruido.

Escucho los pasos acercarse y cierro muy fuerte mis ojos, lágrimas empezaron a salir de estos.
Luego siento como alguien me jala del brazo.

Un gran gritó sale de todo mi ser y un golpe en mi mejilla es lo que siento después.
Lágrimas salen de mi rostro mientras siento como manos tocan mi cuerpo.
Me da asco, siento asco, me doy asco.
Un grito vuelve a salir de mi y esta vez el golpe no cae sobre mi mejilla, si no que esta vez, me lo dan en el estómago. Escucho risas, susurros, luego como suspiran a lado de mi oído.

Esto es horrible, siento manos apretándome, acariciándome.
De un momento para otro mi blusa ya no está, está tirada a lado de mi mochila. Con mis brazos trato de taparme pero son demasiado fuertes, lloro y lloró y para callarme me golpean. Siento manos apresuradas en el botón de mi pantalón y como lo bajan salvajemente. Ahí en ese callejón con solo ropa interior, tres hombres cuyo rostro no conozco hicieron que perdiera lo más valioso para mí «Mi virginidad»

Al momento que terminaron y se rieron un rato los vi alejarse por aquel horrible callejón.
Ahí sola, semidesnuda y creo que con moretes, quedé llorando abrazándome a mi misma.

No sé cuánto tiempo dure ahí exactamente, pero el sol empezaba a salir.
Con la poca fuerza que me quedaba tome mi pantalón y blusa, y con una lentitud que jamás creí tener, me coloque las dos prendas. Tome mi mochila y con paso lento salí de ahí.

Caminé por la acera con mucho dolor y miedo. Mirando a todos lados, cuando pase por un local mi reflejo se pudo ver por el cristal. Tenía moretes en los brazos, chupetes en el cuello, y no quiero imaginar cómo están mi abdomen y piernas.

Lágrimas salieron de mí, y seguí caminando, ya no sabía a dónde iba, si a mi casa o a la de mi amiga. Pero la verdad era que no quería me vieran así.

Mire un parque, y me senté en una banca que se encontraba ahí.
El sol salió más y gente se empezaba a ver. El parque se llenó, dejándome ver personas haciendo ejercicio, niños jugando, otros sentados en las bancas. Cuando personas pasaban frente a mi, me agachaba, me cubría, tenía miedo que me volviera a pasar.

No sé cuánto tiempo estuve en ese parque asustada, pero después de un buen rato un chico se paró frente a mi.

Me pare de un salto y me aleje lo más de él, colocando mi mochila frente mío.

Historias CortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora