Aquellos niños

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-¡Hola!, gracias por venir a mi cumpleaños de verdad. -Me agradece una chica.

-Ven puedes sentarte aquí. -Explica cogiéndome del brazo y guiándome hacia el asiento.

Presiento más chicos, intuyo que serán familiares y amigos más cercanos, los escucho... pero a distancia. Estoy sentada, con mi bastón en la mano.

-¡VAMOS A JUGAR! -chillan varios chicos a la vez.

Empiezan a tirarme cubos de agua a la cabeza, siento el chorro del agua de las pistolas de la piscina, globos de agua golpeando mi cara. No sé que hacer, me pongo las manos en la cara para evitar más golpes, más agua. Siento angustia, incertidumbre de porqué el hacer esto le causa risa, *¿jugar, golpear a una persona invidente es gracioso?*. -Pienso enfadada. Con la ansiedad, lloro, agobiada, esos nervios de seguir ahogándome con el agua, de no poder salir de aquí, de escuchar a los niños vacilando mientras me dicen:

-¿Qué, está fresquita?

Con tanta alteración decido levantarme, llorando tras mi desesperación y ando hacia adelante, sin nada que me pare, sin miedo, sin saber que pueda haber cualquier objeto que pare mi carrera. Lo único que quiero es salir de aquí. Y sí, sola en una silla, rodeada de metros y metros de césped, incluyendo los niños próximos a mí esperando con cubos, pistolas y globos al "ya" de su líder. Y así es como te sientes, sóla.

Cuánta OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora