Capítulo 4

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-No pasa nada, no hace falta que me defendáis, yo me iré a casa y listo. -Le explico al hombre.

-Pues por eso, ¡es ciega!, no es una persona. ¿Qué más da lo que le hagamos?. -Dice Marcos.

El mundo se me cae encima, me derrumbo. Es verdad, soy ciega, tengo una discapacidad, y en esta sociedad hay algunos que creen que por tener algún problema, no somos personas, no tenemos vida, ni sentimientos.

-¿Perdona?, vosotros sí que no sois personas, no, vosotros ¡sois monstruos!, ¿pero cómo sois capaces de decir tal barbaridad?. -Defiende la chica.

-Cariño, déjalos, no saben lo que hacen. -Le dice el hombre cercano a mí a su pareja.

-No Daniel, déjame tú, esto es una barbaridad. -Persiste la chica.

Lloro, lloro de la impotencia, de pensar, ¿por qué esto a mí?.

-Venga sí, ahora ponte a llorar, ¿no necesitarás que te consuelen tus papis verdad? jajajaja. -Ríen mientras se marchan.

Lloro, y vuelvo a llorar, y cada vez más fuerte.

Cuánta OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora