Septiembre

3 1 0
                                    

Son las 17:00 de la tarde, como siempre doy mi paseo. Ya mismo comienza el instituto, para mí, mi nuevo instituto. Ya he echado la matrícula con ayuda de mi abuela. Me dirijo a un bar a tomar algo. Al llegar noto un ambiente acogedor, la música en un tono agradable, la gente hablando bajito. Se está bien. Voy  palpando todos los objetos para ver si encuentro la barra. Noto una sensación fría, huelo chocolate, y está muy duro. Presiento que es un cristal donde debe de estar alguien para atender.

-Perdone,¿hay alguien?. -Pregunto.

-Buenas, chica, ¿qué puedo hacer por ti?. -Pregunta el chico atento.

-¡Hola!, ¿podría decirme dónde hay una mesa para sentarme por favor?. -Pregunto amablemente.

-¡Claro!, espera que salga de la barra y te acompaño. -Responde el chico.

Ya se ha dado cuenta de que soy ciega, nunca lo digo porque es obvio, siempre llevo las gafas negras, y mi bastón moviéndolo de un lado a otro, derecha, izquierda...El chico sale de la barra y me coge el brazo con delicadeza. Por su voz pienso que pueda tener unos veinte años o por ahí. Me va guiando hasta llegar a la mesa.

-¡Gracias!. -Le agradezco. Después de estar un largo rato con mi bebida y escuchando la música, una chica me sorprende.

-¡Hola Claudia!. -Me saluda la chica.

La reconozco al instante, es Sara. Ha estado sentada al lado mía todo el tiempo, lo sé por que he escuchado el chirrío de la silla, y luego el saludo.

¡Hola Sara!. -La saludo con entusiasmo.

-¿Qué tal, cómo estás?, acabo de darme cuenta de que estabas al lado de mí justo cuando se ha ido Daniel a trabajar, el pobre con las prisas no se ha dado cuenta. -Explica.

-No pasa nada, yo estoy bien. -Respondo sonriendo.

-Ya mismo el instituto ¿eh?. -Dice, y me da un empujoncito en el brazo.

-Vaya, ayer mismo eché la matrícula en el colegio de "Nazaret". -Le explico.

-¡No me digas!. -Exclama Sara.

-¡Allí es donde yo trabajo!. -Dice con exitación.

-¡Vaya, que casualidad!. -Exclamo sonriente.

-¿Puedo sentarme contigo?. -Pregunta.

-Por supuesto. -Respondo.

Ella se aleja un poco y coge una de las sillas de la mesa en la que estaba sentada y la acerca a mi mesa.

-Bueno, y a todo esto ¿por qué te has cambiado de instituto?. -Me pregunta mientras se sienta.

-Es que yo el año pasado me mudé a este pueblo, yo vivía en Galicia...

-¡Vaya!, pues si te soy sincera no tienes nada de acento gallego. -Dice con un poco de risa.

-Sí, lo sé, estuve poco tiempo, es que mi madre... mi madre vivía allí. Y bueno luego me mudé aquí, y el año pasado me apunté a otro colegio en donde hice 2ºde E.S.O, pero...no me gustó, entonces ahora me he apuntado a este otro. Explico lentamente.

Temo que se haya quedado dormida.

-Vaya interesante. -Argumenta.

-Y entonces, ¿ahora por eso estás viviendo con tu abuela no?. -Pregunta.

-Sí, por eso... por eso estoy viviendo con mi abuela. -Respondo apenada.







Cuánta OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora