Capítulo 3

3 2 0
                                    

Voy tocando la pared con mis dedos lentamente, y mi bastón de un lado hacia otro. Derecha, izquierda, derecha, izquierda...

-¡Eh tú, apártate! -grita un chico a la vez que me da un empujón.

Sorprendida tras su empujón, caigo al suelo, al mismo tiempo que me golpeo la cabeza con unos de los buzones colgados en las puertas. *Culpable yo por ponerme cerca de la pared*. -Pienso. Alzo mi mano hacia mi cabeza para tocarme la herida, solo he sentido un poco de dolor. Noto mis dedos algo húmedo.

-¿Por qué hacéis eso? -Escucho en la lejanía.

-Oye, ¿estás bien? -me pregunta un hombre mientras alcanza mi brazo para ayudar a levantarme.

-Sí gracias, solo me duele un poco la cabeza. -Le explico.

-Oh vaya, tienes sangre, deja que te ayude. -Dice el hombre.

Noto algo en mi cabeza, y presión para cortar la sangre.

-¡Debería de daros vergüenza! -grita una mujer más cercana a nosotros.

-¿El qué debería darnos vergüenza exactamente?. -Pregunta el chico a la mujer.

Escucho la conversación mientras el hombre me ayuda a levantarme y me presiona la herida. Las voces de los chicos me parecen familiares, no sé por qué pero creo que los conozco.

-¿De veras tengo que explicártelo?. -Insiste la mujer.

-Le habéis dado un empujón diciéndole que se aparte, ¿algo más?. -Dice la mujer.

-¡Pues que se aparte!. -Exclama el segundo chico con tono burlón.

-¡Es ciega!. -Grita la mujer.

*Y los reconocí* -pienso. Son Marcos y Óscar, los mellizos de mi instituto, bueno, de mi antiguo instituto, dado que me salí de aquel infierno. Ahora tengo estos tres meses de verano para saber a que otro instituto me traslado.



Cuánta OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora