Verte dormido.

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Les recomiendo bastante oír la canción con la lectura.

Suave muy lentamente paseaba sus dedos por entre el cabello desordenado de ese hombre con el que ahora podía dormir sin penas ante nadie, con la brisita de su respiración sobre su mano, verlo cerquita suyo, así de tranquilo era uno de los privilegios que tenía al estar con él, cerca tan cerca de su corazón.

Esta noche Kirishima parecía no poder dormir, era algo raro que no solía pasarle, pero al menos ahora tenía a alguien con quien quedarse cada noche de su vida, el reloj estaba por marcar las tres, cuando sintió a Yokozawa moverse viendo como revoloteaban sus pestañas para abrir sus ojos, esos ojos que siempre le cautivaban y que ahora le miraban con amor justo como ahora.

— ¿Te desperté? —con suavidad susurro al oído haciéndolo removerse más en la cama— vuelve a dormir, deja de provocarme.

—Ah... Idiota —Takafumi se giró para darle la vista completa de su espalda mientras bostezaba— deberías volver a dormir.

Oírlo hablar entre sueño era algo que amaba de él oso, porque a sus ojos era un oso, si pero uno de felpa al cual abrazar cada noche confiándole su sueño como cuando era niño.

— Lo lamento pero adoro verte dormido.

Lentamente provocó un encuentro de sus cuerpos, rodeándolo con sus brazos ajustándose a cada curva y hueco para quedar lo más juntos posibles, disfrutando cada centímetro de esa piel suave que le encanta, aquel cuerpo que adora recorrer, pasando por cada lugar. Al tenerlo a su merced semidesnudo con su falta de sueño, comenzó a recorrer su cuerpo, hizo pequeñas caricias por los brazos, saltando hasta la cintura y paseando por entre las prendas que aún usaban los dos que no hacían más que estorbar en ese momento, sintiendo como se dejaba llevar por el momento; su otra mano paso por debajo de su medio dormido oso, para empezar a recorrer su pecho sin miramientos.

Como siempre trato de resistirse, aun dormido y a pesar de los años juntos no se le quitaba la pena y la necedad a la hora de la demostración física de su amor, pero al mismo tiempo Kirishima ya había aprendido que así era no importaba que hiciera.

— ¿Qué carajo quieres? —Yokozawa terminó por sentarse en la cama al sentir las atenciones que no había pedido y esa fue la perdición de Zen, al verlo así adormilado con sus ojos medio cerrados, su cabello desordenado y ese sonrojo de fantasía que le mojaba hasta los sueños.

— ¿Por qué me provocas así? —declaro mientras se lanzaba a abrazarlo, lanzándole de nuevo hacia la cama para empezar a enredar sus cuerpos entre las sabanas, dejándose llevar por sus sentimientos, besando con amor a Yokozawa que aun daba pelea, pero que sabía que era una lucha perdida.

*

Debido al cansancio Yokozawa sabía que no estaba ni cerca de poder terminar todo el trabajo que tenía en una tarde, tendría que dejar algo para el otro día y mientras tanto solo atender lo más urgente, dejándolo así con una junta en algunas de las tiendas. Con algo de lentitud camino hasta el ascensor donde sin querer se encontró con el culpable de su cansancio.

— ¡Yokozawa! —saludo el castaño en el elevador interrumpiendo los pensamientos del de ventas quien subió con desgano al elevador— luces cansado, deberías dormir mejor...

El oso solo suspiro furioso presionando el botón del piso al que iba, aun no entendía como Kirishima lucia como una fresca lechuga después de terminar como terminaron ¡y a la hora que terminaron!

— Te veré a la salida —susurro el jefe de Japun al pasar a su lado— no quiero que te pase nada así que espérame, por favor.

Aunque le pedía un favor sonaba más como una orden, así que sin más a la hora de la salida, Yokozawa se paseó por Japun para no irse solo y a modo de evitarse problemas, no porque él se lo haya pedido o por que se sintiera obligado, simple... cortesía.

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