Viniendo del Futuro ||Joerick|Chrisdiel|| Terminada

6

—A que viene esa pregunta —lo mire confundido, aunque estaba nervioso.

—Solo contesta, ¿te gusta Joel?

—No.

—¿Enserio? Dime la verdad por que no te creo.

—Me preguntaste y yo te respondí.

—No te creo.

—Bueno eso ya es tu decisión si me crees o no.

—Por favor Erick.

—¿Que?

—Dime la verdad, prometo no molestarte ni criticarte —seguía insistiendo, es que acaso no se cansa.

—Ya te dije que no —trate de no molestarme, aunque ya me estaba cansando.

—A mi parecer si te gusta.

—Y a mi parecer te gusta Zabdiel —le dije, mirándolo a los ojos— o me equivoco.

—¿Que? De dónde sacas esas ideas —se puso nervioso.

—Oh vamos Christopher, se nota a lo lejos que te gusta y que mueres de celos cuando él está con Gwen.

Al momento que le dije eso, se puso más nervioso y empezó a jugar con sus dedos.

—No es verdad.

—Chris —suspiré—  yo y Richard sabemos que te gusta Zabdiel y te duele cuando el te ignora por hablar con ella.

Chris bajo su mirada, lo que pude hacer es acercarme a él y vi que estaba llorando.

—Me ignora sin razón Erick y me duele que lo haga porque somos amigos y nunca hice nada malo para que lo haga, al menos que me diga porque lo hace.

Lo abracé tratando de calmarlo.

—Ya Chris, tú eres una gran persona y Zabdiel no lo ve.

—Al igual que Joel contigo —me mira, yo solo miré al piso un poco dolido, era cierto que a veces me ignoraba por sus amigos, pero no es para que lo haga todo el tiempo.

—Son unos idiotas.

—Ya cálmate Chris, ¿Qué pasó con el chico gato que conocí?

—Desaparecido cuando se enteró de que le gustaba un idiota.

—Hay Chris, mejor regresemos de una vez.

—Bien y apúrate que tengo hambre.

—¿Enserio? 

—Si, vayamos ya.

Estuvimos caminando hacia el hotel durante unos cuantos minutos hasta que por fin llegamos, estuvimos tocando durante un buen rato y no abrían la maldita puerta.

—¡Richard! —gritaba para que nos escuche y abra la puerta.

—Espera, creo que yo tengo la llave —el muy idiota lo tenia en su bolsillo y hasta ahora se atreve a decirlo.

—¡Y hasta ahora lo dices!

—Cálmate Erick —ríe.

—¡Cómo quieres que me calme si he estado tocando y gritando para que nos abran la puerta  y tú recién me dices que tienes la llave!

—Lo siento —vuelva a reírse el muy idiota.

—Ya abre de una vez la puerta.

Chris abrió la puerta y entramos.

—¡Richard llegamos! —gritamos.