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"¿Llegaste ya a Estados Unidos?"- Preguntaba desde los mensajes de texto su amiga Rika.

"Sí, ahora mismo estoy en un taxi para ir con... ya sabes quien"- Le escribió con sonrojo en sus mejillas, era una suerte que no pudiera verla ahora.

"Bueno... suerte... y... mándale mis saludos a Kazuto.

"Lo haré"- Respondió por último la pelirroja.

Desearía creer que tendría suerte con él, no lo ha llamado ni escrito desde la última vez que lo vio, hace dos meses para ser más específicos.

En ese momento paró el taxi, dando señal de que ya había llegado a su destino, el edificio donde vivía Kazuto.

Hace mucho tiempo él le había dado su dirección por si un día visitaba Estados Unidos y quisiera visitarlo. Por supuesto que había ido a Estados Unidos antes, pero en su viaje que por lo menos duraban dos o tres días, nunca se había atrevido a ir a visitarlo, así que era la primera vez que iría a verlo, probablemente se sorprendería de verla.

Una vez que pagó el taxi y bajo, empezó a caminar para adentrarse al enorme edificio, podía ver que a Kazuto le había ido bastante bien en su trabajo para poder pagar la renta de un lugar así.

Mientras la pelirroja estaba en el elevador sentía su manos temblar y sudor por la frente, pues sinceramente no sabía que es lo primero que le iba a decir. "Hola Kazuto, se canceló mi boda y vengo a decirte que quiero volver a estar contigo" o "Te suplico que vuelvas conmigo, me muero sin ti".

Lo que menos quería ella era perder su dignidad, en realidad prefería que él se lo dijera en la cara, para no tener el temor de ser rechazada.

Mientras iba pensando en todo eso se dio cuenta que ya estaba parada al frente de departamento del pelinegro.

Su corazón iba a explotar, o al menos ella lo sentía así.

Lo dudo unos cuantos segundos y tocó varias veces que parecía desesperado. Se arrepintió inmediatamente, se dio vuelta para empezar a correr pero sólo escuchó el chirrido de la puerta de madera y una voz masculina.

-¿Asuna?- La joven paró en seco dándole la espalda aún.

Respiró hondo y se dio la vuelta lentamente para encararlo.

-Ka... Kazuto-kun... hola.- Se sentía de lo más tonta posible. Debía estar sudando por completo y con las mejillas sonrojadas y del color de su pelo. Seguramente le había de dar pena al chico.

Lo que ella no sabía era que él joven la miró de arriba hacia abajo discretamente, y sólo le vino una palabra a la mente para describirla "Hermosa", con unas botas cafés, una falda verde, una blusa azul y encima un abrigo de color blanco. Todo, todo lo que vistiera ella le quedaba bastante bien.

Y ella pensaba lo mismo de él, se veía tan sensual con aquella camiseta de color gris, unos pantalones negros, e iba descalzo, a pesar de vivir en Estados Unidos seguramente no se le había quitado la costumbre de quitarse los zapatos en su propia casa.

-¿A qué se debe la visita?- Soltó finalmente luego de fantasear tanto con ella. Haciendo que ella también bajara de las nubes.

-Bue... bueno... yo... vine de vista... y pensé en venir a visitarte.- Soltó finalmente mientras jugaba con la cuerda de su bolsa.- ¿Puedo pasar?

-Claro.- Dijo haciéndose a un lado para dejarla pasar.

-Entonces... ¿Este es tu departamento?- Decía asombrada viendo cada rincón, era una departamento muy lindo y normal. Pensaba que sería algo mucho más grande y costoso, pues no esperaba menos del joven que hasta ahora ya había diseñado dos juegos y el primero en crear un robot casi humano por el hecho de querer hacer feliz a su hija virtual.

Decirte antes de perderte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora