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Un radiante sol se asomaba por las montañas del este, se olía el amor en la atmósfera, solo habían unos cuantas viviendas que separaban a un par de enamorados que, hasta hacía poco, se desconocían el uno del otro. Puede que este haya sido un extraordinario (y muy  posiblemente único) caso de amor a primera vista digno de presenciar, o en tu caso leer. 

Ángel se acababa de levantar, radiante y lleno de vida, quien quiera que estuviera allí podría jurar por todo Dios existente que parecía mas joven. Se dirigió para abajo con disposición a desayunar. 

Al bajar se encontró a varios paramilitares hablando con el general, solo Dios sabe de que gran ataque podrían estar hablando. Ángel solo paso al lado de ellos discretamente, lo ultimo que quería fuera que lo mandaran a llamar para algo. Abrió el cajón de una pequeña alacena rústica  y ya carcomida por todos los años de uso, allí encontró un recipiente lleno de cereal, a su lado un poco de leche ya calentada la noche anterior. Se sirvió un tazón lleno de cereal y vertió cuanta leche podía en él, quería estar bien nutrido ese día, pues era su primera cita con su novio. 

Ángel: *Pensando* Sigo sin poder creer que se me haya declarado...y mas aún que me haya invitado a salir a un lugar tan romántico como el "Nosorog". Hemos quedado que a las 11:30 allí, espero no llegar tarde.

Ángel miró la hora, eran las 11 en punto, era un poco tarde, así que se apresuró para terminarse el tazón de cereal, vestirse y salir disparado hacia el lugar acordado. 

Dejó el tazón en la mesa y se dirigió hacia su habitación, paso una vez más al lado de los paramilitares a  los cuales no les prestó demasiada atención. Al llegar cerró la puerta con llave, pues quería evitar que uno de los típicos soldados borrachos con los que compartía el cuarto irrumpiera en la habitación y lo viera... bueno, en una situación comprometedora. Busco en el armario, busco y busco una prenda perfecta, incluso revisó entre la ropa de sus compañeros, quizá podría haber una buena prenda allí y podría tomarla "prestada" para salir, luego tendría tiempo para reparar en gastos. 

Por fin lo encontró, una camisa a cuadros, negra con rojo, le quedaba algo ajustada pero eso no le importó, siguió revolviendo toda ropa posible en busca de un buen pantalón que pudiera combinar con la camisa. Al final no pudo decidir por una monotonía mas grande que escoger un simple pantalón negro. 

Se miró al espejo, se veía muy... tierno...

Ángel: Maldición, así no puedo lograr parecer atractivo, solo haré que me confundan con un oso de peluche por la calle. 

De repente se escuchó un golpeteo en la puerta, Ángel se exaltó abrupta mente y decidió quedarse callado para ver si el sujeto detrás de la puerta se retiraba.

???: Vamos, se que estas ahí, ábreme.

Ángel abrió la puerta, a la expectativa de la identidad del "intruso". Era uno de esos borrachos que comúnmente toman hasta desmayarse en la noche, este mismo se detuvo frente a Ángel y lo miró fijamente.

???: Te ves adorable... dan ganas de comerte entero, ¿no lo crees?

Ángel solo se limitó a caminar al lado de él sin prestarle atención, ya había tomado sus cosas para su cita. 

Al pasar al lado del borracho este hizo un movimiento rápido con la mano y logró tocar la retaguardia de Ángel. Ángel, indignado, se volteó hacia el maldito pervertido que acababa de tocar su trasero para dedicarle algunas palabras de desprecio, pero el soldado colocó su mano en su cinturón, donde se ubicaba un cuchillo de guerra. Ángel sintió miedo, regreso la vista y, sonrojado, se fue trotando fuera de la morada lo más rápido posible.

Al llegar al restaurante Ángel empezó a buscar con la vista a su cita, había bastante gente que, justo ese mismo día habían ido a comer en pareja a ese mismo lugar. El recepcionista se dirigió hacia Ángel para preguntarle si quería una mesa pero este se limitó a decir que "Alguien lo esperaba"

Luego de un buen rato encontró a Demian sentado en una mesa en el patio trasero del restaurante. Se veía tranquilo, con una mirada soñadora, esperando algo o alguien que prendiera aquella llama que tanto se alojaba en sus ojos. Ángel se dirigió hacia la mesa donde Demian se encontraba, estaba nervioso a más no poder, mas, sin embargo, se sentía a la vez deseoso de pasar tiempo de calidad con su pareja.

Ángel: Ho-hola Demian.

Demian: *Voltea* Oh, hola amor, te ves muy guapo. 

Demian tomó por sorpresa a Ángel con esas palabras, él de verdad no esperaba ver un sonrojo semejante al de un tomate en la cara de su cita, se veía súper tierno. Ángel se sentó y dirigió la mirada hacia otro lado.

Demian: *suspirando* Deberías mirar el menú, el día de hoy la especialidad se ve deliciosa.

Ángel: O-Ok.

Ángel miró el menú, no encontraba muy apetitosos los alimentos que ahí presentaban,  escogió al azar unos deseando que supieran deliciosos. El mesero llegó y tomó la orden, no le costo mucho trabajo para saber de que ambos, Demian y Ángel, eran pareja, pues justamente ese día era especial para parejas, solo se limitó a tomar la orden e irse, quería evitarse mas disgustos. 

Ángel: *mirando al suelo* También me da mucho gusto verte... amor. 

No habría semejante comparación que se asemejará al sonrojo que Ángel tenía al decir eso, su pareja solo se limitó a sonreír. 

Demian: ¿Te parece si después de comer vamos al parque? 

Ángel: Cla-claro, me encantaría 

Ángel ,sonrojado, levantó la mirada hacia su cita, estaba cansado de estar así de apenado, solo se dispuso a disfrutar ese día, que prometía ser perfecto y lleno de amor. 






Un amor como la guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora