Escena 7

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Al día siguiente...

Faith:- Llegando a la clase.- Buenos días, jóvenes.- Se dirigió al escritorio para dejar sus cosas.- Hoy veremos suma y resta de expresiones algebraicas.- Vio que el pupitre de Fredd estaba vacío.- Bueno... creo que no vino Fredd, así que...- Al instante se abrió la puerta de golpe y era el director que se encontraba jadeando-.

Director: Señorita Faith, chicos. Les explicaré el porqué no vino Fredd Ackerman.- Fue como si le pudiera oír la frase de Faith desde kilómetros. Todos ellos escucharon.- Ayer en la noche, la madre lo encontró muerto colgando de una soga.- Todos hicieron un resueño grande (a excepción de Faith y el director).- La madre me llamó hace un buen rato.

Faith:- Desinteresada.- Pobre de él... sigamos con la clase. Gracias, señor director.- El mencionado la miró extrañado pero mejor cerró la puerta; ella si dirigió a la pizarra para escribir, pero antes de eso, fue con un marcador color rojo hacia una pizarra de lienzo verde que tenía escrito los nombres de todos los estudiantes del grado; miró por un rato el nombre del difunto, destapó el marcador y tachó en una línea bien marcada el nombre del chico a modo de que no se vea.- ¿En qué estábamos? A sí, álgebra.- Siguió con lo suyo y los alumnos miraron sin expresión alguna el tachón-.

En la noche...

Faith se quedó hasta tarde porque tenía que revisar exámenes del trimestre que quedó. Eran las once y media de la noche y la acompañaba una buena tormenta (era la única en el instituto); ya le faltaba poco, revisaba cada examen y habían muy buenas notas, hasta el último: de Fredd Ackerman; y esa vez, se había sacado buena nota (se sorprendió porque quizá no se dio cuenta del nombre del estudiante). Lo tomó con indiferencia y lo despedazó, ya había terminado, recolectó los pedazos para ir a botarlos a la basura, pero la detuvo un repentino apagón de luz.

Faith: ¡Ay no! Se fue la corriente.- Se levantó del asiento y como si nada volvió la luz.- Milagro. No podré tropezarme así.- Botó los pedacitos de papel.- Listo.- Fue a tomar sus cosas ya preparada para irse; salió del aula y cerró la puerta con llave (la luz del desierto pasillo titilaba repentinamente). Una ráfaga de viento le recorrió el cuerpo, mas lo dejó pasar; se dio la vuelta para empezar con el paso y repentinamente sintió un breve mareo provocando borrosa vista.- ¡Ay!- Ya logró ver con claridad y más allá del pasillo advirtió a un alumno de espaldas cerca de los casilleros y no se movía (se extrañó ya que no deberían de haber estudiantes a tan noche y más con un tormentón fuertísimo), así que caminó un poco para hablarle.- ¡Joven!- Llamó, no le hizo caso.- ¡Joven! No debe estar a estas horas.- Al final, el alumno volteó lentamente... era el difunto Fredd. Ella se ahogó por un intenso miedo y peor aún, el difunto tenía en su frente una línea gruesa de marcador color rojo; de repente, un intenso hormigueo le recorrió en su cuerpo, se acalambraba su cuerpo... se desmayó-.

Después de un mes, los alumnos se preguntaron qué le pasó a la maestra que ya no venía... la verdadera razón era que ella estaba en un cuarto psiquiátrico.

Faith se mecía abrazada con sus piernas, completamente loca repitiendo las siguientes frases: Fredd... marcador rojo... fantasma... Fredd... marcador rojo... fantasma.- Sucesivamente. Y en una esquina del cuarto, estaba recostado el difunto, con el tachón en su cabeza... sonrió macabramente... por fin se cumplió su venganza.

FIN.-


El marcador rojoWhere stories live. Discover now