M.K Academy

VIII

Dentro de la oficina, no había ningún secreto para nosotros, tal vez es cierto, tal vez no hay ningún secreto, no hay ningún misterio, no hay nada raro y solo estamos siendo paranoicos, sólo tal vez...

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    A las tres de la madrugada nos despierta una extraña alarma, era un típico sonido de sirena, pero más lento, y un poco escalofriante.

    Por los pasillos corrían guardias y estudiantes de segundo grado, gritando "código naranja" por sus radios.

    Todos los cuartos están cerrados, los estudiantes de primer grado están en un toque de queda, pero por alguna extraña razón, la puerta de mi cuarto estaba abierto. Dante y yo no dudamos en salir a investigar.

    Nos infiltramos por entre los estudiantes de segundo grado y los maestros que estaban en los pasillos, hasta llegar a una sala, nosotros nos escondimos dentro de un pequeño cuarto, esperando encontrar respuestas de todo esto.

    Duramos alrededor de 30 minutos dentro del cuarto antes de que la sala se encontrara vacía, pero lamentablemente no logramos encontrar ninguna respuesta a todo lo que estaba pasando.

    Volvimos decepcionados a nuestro cuarto.
   
    Los pasillos que hace media hora estaban infestados de personal, ahora se encontraban totalmente vacíos, con las luces ya apagadas, tuvimos que volver cuidando de no hacer ningún ruido para despertar a los demás o qué alguien sospechara.

    Ya de vuelta en nuestra habitación, daban ya las 5: 30 de la madrugada y ninguno de los dos lograba conciliar el sueño, pero apesar de eso, nadie decía una sola palabra, y sólo se escuchaba el ruido de la tormenta que estaba golpeando en el exterior. –¿Qué crees que está pasando– se atrevió Dante a romper el silencio que por casi una hora había indundado la habitación, pero no supe que decir, –¿Crees que alguna vez nos tengamos que ver involucrados?–.

    Dieron las 7:00, hora de empezar las clases, pero en lugar de estudiantes en sus salones, todos estaban celebrando la noticia de que se suspendieron las clases por ese día, pero con la única condición de que no abandonemos las instalaciones

    La lluvia ya se había acabado, y no había rastros de ella en el cielo, estaba totalmente soleado y ya todo se había secado.

    Salí a investigar el cuarto en el que estuvimos durante parte de la madrugada, con las esperanzas de encontrar algo que responda mis preguntas, pero sólo conseguí más dudas, la puerta que daba hacia la sala, ya no estaba.