-House of Cards-

189 39 8
                                    


Estaba sentado en una de las orillas de la cama, su cuerpo estaba cubierto solamente por una delgada camisa unas cuantas tallas más grande, el sereno de la noche topaba con su piel, aún así, Jimin no deseaba regresar a la calidez que le ofrecían las sábanas y el cuerpo dormido entre ellas.

Abrazo un poco más sus piernas antes de caer en otra de esas noches, esas donde los recuerdos no dejaban de perseguirlo, esas que le habían marcado a pesar del paso del tiempo.

Un infantil Jimin se paseaba por los pasillos de aquella ostentosa jaula que era su hogar, tenía ya 15 años, todo un adulto de su época, aún así la inocencia pura y verdadera era su sello personal.

Habían pasado seis años desde que abandonó a su familia, aún así no conocía por completo su jaula, la noche anterior había escuchado de las mucamas sobre lo extraño que se sentían al entrar a cierta habitación al final del corredor, al no tener con quién hablar y lleno de curiosidad decidió aventurarse a aquel fúnebre lugar.

La habitación estaba desocupada, pulcramente limpia, creyó que las mucamas inventaban cosas, así que decidió irse, decepcionado por no encontrar nada de su interés; una bella melodía lleno sus tímpanos, la habitación conectaba a una de las salas de música, el sonido de un piano delicadamente tocado llamó su atención.

A lo lejos visualizo uno silueta tocando aquel mencionado piano, no sé acerco al no saber quién era.

—¿Quién está ahí?

—¿Quién quieres que esté aquí? Puedo ser quien quieras.

Jimin medito aquella palabras, ¿A Quien deseaba ver?¿Su madre?¿Su hermana?.

—un amigo, quiero un amigo.

Bufó ante el pedido de aquel dulce niño, había conocido Miles de hombres y ninguno había hecho tal petición.

—no te gustaría tenerme como amigo niño.

—eso lo decido yo.

La determinación del entonces pelirubio le parecía adorable, sin embargo el no era ese tipo de persona, el tenía "un negocio" como le gustaba llamarle y este no incluía hacer amigos.

Se acercó lentamente a Jimin, de lejos le había parecido un chico bien parecido pero al acercarse se dió cuenta que estaba equivocado, Jimin no era bien parecido, Jimin era precioso, lo más hermoso que sus ojos habían visto en décadas, frotó su mano contra la mejilla de este y un sentimiento lo inundó por completo, lo quería para el, deseaba tenerlo, deseaba destruirlo, deseaba corromperlo.

—tengo un negocio joven amo, no puedo brindarle nada sin recibir nada a cambio, ¿Que obtendré a cambio de darle mi amistad?

El pelirubio lo medito unos segundos, a ciencia cierta no tenía nada que ofrecer, no tenía dinero, todo estaba con su padre y el lugar en el que vivía nisiquiera le pertenecía.

—a mi— soltó de golpe lo primero que se le vino a la cabeza, el desconocido sonrió complaciente ante tal oferta.

—me tendrás a mi, yo seré tu amigo y tú serás el mío.

Le extendió la mano para cerrar el trato, sus ojos estaban fijados en los de Jimin, creo un lazo con el pequeño niño sin quererlo, su deseo le había segado, no lo noto, debería haberlo hecho, el podría saberlo, Jimin no sería suyo, Jimin ya estaba escrito en el destino de alguien más.

—Quedate conmigo Jimin.

Despertó con lágrimas en los ojos ante tal recuerdo, habían pasado unos cientos de años desde aquel infantil trato, sin embargo nada le libraba, sabía que aún tenía un precio que pagar, la deuda aún seguía abierta, pudo notarlo esa tarde al encontrarse con Min Yoongi, el seguía cerca, esperando su pago, hacer ese pacto, ser el compañero de Taehyung solo le había comprado tiempo, pero ahora este se agotaba, Hoseok y Taehyung estaban juntos,no había más escusas.

P A R A L E L O S Donde viven las historias. Descúbrelo ahora