-Epilogue: Young Forever.-

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—¿Porque siempre te pasa lo mismo?.—pregunto el ahora rubio al insistente bajito junto a él.

—Tae, no siempre me pasa lo mismo, todo es culpa de Jungkook.— Jimin hizo un tierno puchero y siguió batiendo en un bowl.

Taehyung río por lo bajo, se encontraban preparando la cena y Jimin apenas podía mantenerse en pie, era algo que pasaba muy comúnmente, su relación con Jungkook era bastante divertida, por lo que unas cuantas veces terminaban  midiendo sus fuerzas, Jimin perdiendo claramente.

Habían pasado cerca de dos años desde aquel frío invierno donde sus vidas cambiaron, donde el trato con aquel ser había concluido.

Dos años se dice fácil, sin embargo fue un periodo de descubrimiento para todos, la relación de Jin con Taehyung había mejorado potencialmente, en cuanto Hoseok y Jungkook habían decidido que no podían vivir uno sin el otro, por lo que ambos hermanos convencieron a sus parejas para vivir juntos, comprando así una bella casa donde todos pudieran vivir cómodamente.

Namjoon y Jin se habían mudado muy cerca, un año atrás se había enterado de la situación, no podía creerlo, parecía surrealista para él, por lo que intentó huir lo antes posible, había sido un golpe duro para el ahora pelinegro mayor, sin embargo dicen que "el amor todo lo puede" y tal como se fue, Namjoon regreso, no podía vivir sin Jin y Jin no podía vivir sin él, parecía absurdo, pero el pelinegro estaba seguro que todos tenían un destino y junto a él, alguien destinado, Namjoon era el suyo, había muerto y renacido en otra época muchas veces, sin embargo Namjoon había sido hecho par él.

—Hobi, ¿puedes venir un minuto?.

Hoseok sonrió, no podía creer lo bien que todo marchaba, cuatrocientos años antes la idea de un futuro con Taehyung no cuadraba en su mente, simplemente no creía que fuera verdad.

Se recargo en el marco de la puerta, veía con devoción al pelirubio, nunca podía terminar de creer la belleza que este poseía, con un fino pero masculino cuerpo, su sonrisa cuadrada que iluminaba hasta él más oscuro de sus días, la perfecta línea en su nariz y esas curvas en sus caderas que le daban un toque encantador, Taehyung era perfecto a su vista, siempre lo sería.

—Deja de mirarme y ven acá.—la voz gruesa de Taehyung le hizo salir de su pequeño trance dirigiéndose ahora junto al pelirubio.

—¿Qué necesitas cariño?.

—Jimin irá a la tienda de conveniencia, olvidamos comprar el soju, ¿Cómo podemos comer carne asada sin soju?.—llevo la mano a su pecho, fingiendo un inmenso drama al que los otros solo rieron.—¿Podrías ir prendiendo el asador?.

Hoseok asintió, depositando un casto beso sobre la frente de Taehyung.

Jimin sonrió ante aquella escena, tomo las llaves de su hogar y emprendió la caminata a su destino, vivían en un barrio bien acomodado, por lo cuál los comercios pequeños no eran muy visibles.

Unas diez calles más y por fin había llegado a la tienda de conveniencia más cercana, recorrió tranquilo los pasillos tarareando una canción.

—¿Diez serán suficientes?— pensó para si mismo, la verdad es que no deseaba limpiar el vómito provocado por el alcohol esa noche.

Le sonrió amablemente a la cajera y empezó a caminar luego de cumplir con él pago, cerca de la quinta calle la sensación que sentía en el pecho ya no era su imaginación, varias veces había volteado la vista tras pensar que alguien le seguía, creyó que había sido su imaginación, pero no, una calle más y una figura conocida apareció frente a su vista.

—¿Qué haces aquí?.

—Supongo que no me extrañaste Jimin.— una sonrisa surco por sus labios al ver el pánico recorrer la espina dorsal del menor, se acerco levemente tratando de alcanzar la mejilla rosada y redonda de Jimin, cosa que este no le permitió.—Teníamos un trato, ya han pasado bastantes años.

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