Aquellas palabras resultaron en un salvador cambio de escenario, tan esperanzador como macabro y aunque resultara realmente bajo suspirar aliviado, era el comienzo de algo grande, de lo que realmente necesitaba, tantas ganas habían surgido de trabajar en el que fue capaz de ignorar los escalofríos que se propagaban por todo su cuerpo. Iara no daba señales de salir de la cocina y la euforia no podía esperar a que la muchacha volviera con su desayuno, no obstante el retraso siempre ocurría al menos un día a la semana lo que le hacía dudar sobre si realmente se encontraba en el trabajo por mérito o por mero linaje, aunque con esa deliberación no buscaba menospreciar a la muchacha pues su dulce compañía, por más breve que fuera, siempre resultaba placentera y distrayente. El día realmente no marchaba sereno y él mismo se encontraba navegando a contra viento a pesar de lo pasajero que este había resultado, lo más molesto sin duda había sido el encuentro con Eliana quien aún aprovechaba cualquier sonrisa de la malcriada fortuna para volverse el ser más pedante existente sobre la faz de nuestra tierra, quizás era exagerar pero ella sabía posarse con mucho arraigo sobre el entrecejo del detective y no salir de su mal genio durante varias horas, dando rienda suelta al artista más sofisticado e ingenioso del mismísimo averno pues las injurias que vociferaba dirigidas a la bruja impía podrían resonar en los teatros de mayor tamaño con suma fiereza y potencia pero aún así no transmitir la rabia con la cual eran forjadas desde su diafragma. El tiempo era precioso en ese momento ya que era el inicio del fin de esta ruina, al menos eso esperaba por lo que poseía la determinación de cambiar varias imágenes que había creado en muchas cabezas a base de su mala fortuna, los cambios se acercaban para bien o para mal, si acaso era posible expandir aún más el hoyo donde se encontraba solo para continuar con el lujurioso descenso hacía los peores presentes que todavía eran capaces de nacer ''¿Peor qué el hazmerreír?'' enfrentó el gélido invierno de nuevo al salir por la puerta con ese pensamiento grabado a fuego.
El edificio se volvía a imponer ante el al bajar del auto pero esta vez su comportamiento buscaba imponerse y desafiar la sobrante energía que su trabajo despedía, sería la primera vez en mucho tiempo que entraría erguido y con mucha decisión al recinto, cosa que esperaba que por esta vez pasara desapercibida para la mayor cantidad posible pues el encontronazo anterior con la desagradable bufón ya había sido suficiente no solo por un día, si no por un completo mes. Ingresar y refugiarse del frío nunca había pasado tan desapercibido como aquel día en que los detalles se volvían difusos y la meta esencial, Sandra por el contrario no podía encontrarse más fuera de sí, con los nervios en carne viva y las pupilas saltando de izquierda a derecha mientras tecleaba con una mano en la computadora y con la otra sostenía el teléfono tratando de conectar dos palabras sin sonar claramente alterada, quien se destacaba por su paciencia tan descomunal a la par de resultar atractiva, se encontraba como una fiera sumamente agobiada.
— ¡Damián! ¡Por fín!
— Buenos dí...
— ¡En tu oficina te esperan!— lo interrumpió haciendo caso omiso a él forzoso intento de Damián por evitar tocar el tema de Inés.
Era un alivio de cierta manera para el detective pues el tema que se veía en obligación de aclarar resultaría en una discusión que quizás aún no se encontraba listo de enfrentar, que digo quizás, ni siquiera era capaz de decidirse entre odiarla por el daño provocado o amarla por tejer la telaraña contra Gutiérrez quien ya debía encontrarse en el Penitenciario Baez reposando como lo hacía la verdura antes de ser arrojada a los culpables durante las épocas victorianas en la vieja Inglaterra. Las cosas aún se encontraba enredado en su juicio sobre dicha circunstancia y aún, reaciamente, se negaba a desarrollar tan extraña relación con esa mujer porque siempre parecía ocultar una siniestra intención y su corazón poseía una cerradura que solo Benedetto tendría la llave o eso parecía, un calentón del momento sobre el pobre señor Andrea que seguro la denigrante fama que poseía causaba, y Damián era completamente consciente de que esto resultaría el último veneno sobre la pócima que se cocía para destruirlo y revolvía una fuerza superior, no obstante había algo excitante en este peligro y siempre se encontraba presente en su aproximación. Daba igual de momento, lo único que podría mantenerse presente era la preocupación por descubrir la razón de tan movida jornada en la comisaría que lo carcomía a medida que avanzaba por los pasillos camino a su despacho.
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Tenebris Lilium
Mystery / ThrillerDamián Andrea es un detective frustrado enfrentado por las imágenes del pasado y los misterios del presente. Ante un juicio moral interminable recibe la supuesta oportunidad de enmendar sus errores, pero la ciudad de Merlo no pone las cosas en bande...