Sandra se trataba de un obstáculo tosco de roer debido a las circunstancias que oprimían no solo a ella misma si no también a Damián, era realmente algo innecesario para el momento y no podía entender cómo había pasado de necesitar seis pares de manos y con el mundo encima a estar frente él, forzando las cadenas autoimpuestas por el propio martirio de la seriedad.
- ¿Qué estás haciendo acá? La recepción es un caos.- reprochó.
- Vení, acompañame así hablamos bien. - evadió la pregunta y con un tono bastante áspero.
Su comportamiento no era el mismo, no lo era en el primer encuentro y tampoco lo era ahora, pero mantenía una dualidad antagónica a su normalidad reprimida lo que provocaba el agobio con solo pensarlo y generaba la duda sin respuesta de querer saber como podría saciar la sed de tan complejo manojo de sentimientos. Los pasillos con su longevidad acentuaban dicha reflexión en la osada travesía de adentrarse algo de lógica y ser capaz de comprender las intenciones de la anarquista que encontraba divertido u oportuno el opacar incluso hasta el propio mundo si era posible y jactarse del papel protagónico de la vida, obra que a simple vista se veía alentada por destruir cualquier rastro de altruismo que podía demostrar erradamente con su dócil naturaleza. Damián se encontraba perplejo ante tal demostración de imprudencia por su parte y el anonadamiento se hacía notar, que como soga al cuello tenía raptadas sus cuerdas vocales. Sandra lo guiaba resguardando las palabras también, por lo que trayectos como estos tenían una horrible nostalgia de la juventud sobre la perplejidad de el punto muerto al encontrarse con alguien del sexo opuesto que la tensión no hacía sino agravar, haciendo que el deseo y la razón tiraran de su cuerpo en direcciones opuestas hasta dejar un desecho mental.
Se encontraban camino de nuevo hacia la salida de emergencia frente a la tesorería como si de un chiste barato y de mal gusto por su parte, y por este mismo aire de peligro al sentirse acorralado se le contagiaron los escalofríos de su colega, escalofríos por no llamar por lo que era a aquellos temblores de la base interna, no me refiero a las piernas si no al interior de su integración.
- ¿Un poco más cómoda?.- atinó a decir.
- A decir verdad, si.
- Sandra, debería estar trabajando por primera vez en mucho tiempo. Y vos aún más cumpliendo tu vital función.
- Puse un reemplazo, no te preocupes por mi puesto.
- Ese no es el punto.
- Entiendo que no es el momento y me alegra realmente verte feliz. Pero necesito pedirte algo.
- ¿Un favor a mi? ¿Después de todo lo que pasó? Qué poca vergüenza.
- ¿Eh? ¿Qué me estás sacando en cara? - levantó el tono.
- No te hagas la desentendida, una nena está en el hospital por tu mano. - respondió en tono despectivo.
- ¡¿Qué carajo estás diciendo?!
- Se que atacaste a Inés la otra noche, no me veas la cara de estúpido.
- ¿Y quién te mintió así si se puede saber?
- Ella misma me lo dijo en el acto.
- O sea que ni siquiera me viste con tus propios ojos, ¡Increíble! - se asombraba cada vez más.
- ¿Y ella por qué me mentiría?
- ¿Te estás escuchando? Me culpas por algo que no viste y según el juicio de una persona que no estaba en todas sus facultades. La verdad que sos todo un personaje.
- Encima me tratas de tarado. Con vos no se puede Sandra.
Damián se encontraba completamente furioso y tanto la paciencia como la fé se habían terminado de escapar con las palabras de su acompañante, realmente no era capaz de creerle y por más que presentaba sentimientos encontrados hacia ella, no podía ser capaz de tolerar semejante atrevimiento y poca vergüenza que sumados a sus asquerosos actos no hacían más que cerrarle las puertas a su edén personal, pero en el fondo quería aceptar su versión de los hechos y abrirse a la posibilidad de que quizás decía la verdad. A fin de cuentas presentaba un válido argumento a su favor, no obstante veía que realmente la actitud que poseía era impulsada solamente por la necesidad de causar el choque, el conflicto con él y Damián no tenía tiempo para eso, pero este no era el único elemento ausente pues sus ganas de sufrir por alguien más se habían acabado hace mucho tiempo. Con un notable pesar pero sumamente decidido él detective llegó a la conclusión de que la conversación debía terminar antes de siquiera comenzar realmente, por lo que sabiamente decidió darse la vuelta y comenzar a marcharse. Pero Sandra no lo permitió y lo tomó del hombro.
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Tenebris Lilium
Mystery / ThrillerDamián Andrea es un detective frustrado enfrentado por las imágenes del pasado y los misterios del presente. Ante un juicio moral interminable recibe la supuesta oportunidad de enmendar sus errores, pero la ciudad de Merlo no pone las cosas en bande...