Capítulo 4

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El fuego los llevaba a los tres como unos reyes en su deslumbrante carroza o al menos así lo veía Damián,  siempre había contado con la gran habilidad de ver las cosas con el mejor de los ojos, al menos las cosas que le convenían ver de esa forma momentánea, fugaz a fin de cuentas pues siempre recobra el sentido cual se precipita sobre el como puño ardiente de aquel boxeador en esa vieja película al grito de "Yo te quería". Realmente cursi doloroso para cualquier persona, también se daba a la imaginación ver a Gómez en vez de al famoso actor propinadole dicho ataque, ¿Era posible para Ricardo siquiera entrar en esos pantalocitos ridículos de la bandera yankee? "América, siempre América" suspiró con una boba sonrisa en el rostro.

— ¿Lista para comer algo? — preguntó Damián a la niña.

— Claro, ¡Muero de hambre! — respondió ella con mucha emoción.

— Perfecto, porque el tío Gómez está ansioso por invitarnos. — alegó Damián con una sonrisa.

Gómez irradiaba de furia ya que compra prometida a un niño, era compra sagrada y no importaba que tanto intentara aclarar las cosas, no podría salvarse de semejante pacto de sangre, por más lágrimas que existieran de por medio, era ese maldito borde entre trauma y odio. Sin duda dicha venganza resultaba dulce, al menos hasta llegar a la estación de servicio y perder todo rastro de emoción al momento de sacar la billetera.

— Damián, tenía que preguntarte algo.

— ¿Qué pasa Gómez?

— ¿Has pensado en el cumpleaños de Nicolas? Te recuerdo que es una semana.

— ¡Es cierto! , lo había olvidado.

— Menos mal que Mariana me hizo recordartelo, el niño te tiene mucho aprecio.

— Hurra, otra situación salvada por tu bella mujer. — respondió sarcásticamente.

— Y sigo sin ver el motivo de dicho aprecio.

— ¿Cuantos años cumple su hijo señor? — interrumpió Angélica quien parecía perdida en su mundo.

— Ocho años, es chiquito como vos.

— Wow, y cumple años después de mi, ¡Que extraño!

— ¿En serio? ¿Fue hace poco?

— Si, Si.

— ¿Cuando? ¡Deberíamos celebrar!

— Fue el 5 de junio. Han pasado unos tres días casi.

Gómez se quedó helado ante las palabras de la niña, ¿Junio? ¿Era una confusión de ella o realmente lo decía en serio? Intento pensar que era algo normal pues los niños suelen confundir ambos meses pero Damián lo sabía, era obra de la amnesia por lo que estiró el brazo en un ademán de no proseguir la conversación hacia su compañero, dudando cada vez más de que serviría este interragotario que estaban por realizar.

— ¿Te gustan las hamburguesas? — cuestionó Ricardo a la niña.

– Si, bueno cuando puedo comerlas tranquila.

— ¿Cómo que tranquila?

— Avispa siempre me quita las hamburguesas. — se quejó frunciendo el ceño.

— Avispa, que maleducado. Pero esta vez no tenés que preocuparte.

— Eso me alegra, nada es tan molesto como el y el guardia. — suspiró aliviada.

— ¿Te gustan los unicornios? — preguntó Damián cambiando el tema.

— No, me gustan más las panteras.

Tenebris LiliumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora