Just another fight. (Team ChiruChiru)

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7 de enero. Osaka, Japón. Un nuevo trimestre escolar empezaba y encima hacía un frío que te cagabas. Pero eso no era problema para cierto grupito.

Desde el año anterior se habían ganado en el instituto una reputación de... malotes. Delincuentes, más bien. Casi todos evitaban a este grupo por no querer buscarse problemas, pero había incluso alguna que otra fémina encontraba esta fama atractiva. Y era un milagro que los integrantes del grupo no estaban todos en la misma clase, o habría sido un caos total.

Sin embargo, sí que se juntaban todos en una misma clase a la hora de la comida. Y exactamente, era la hora de comer. Allí estaban: 5 personas alrededor de unas 3 mesas. Se distingue a un pelinegro, dos rubios y un peliazul. Si te fijas bien puedes ver la cabellera morada de su líder.

—¡AAAH! Qué aburrimiento... Con lo divertido que era hacer muñecos de nieve en las vacaciones.~ —Habló el pelinegro, Ryoma.—

—Pssst, ¿te acuerdas cuando empezamos a tirarles bolas de nieve a las pijas en las tiendas? Ojalá repetirlo... —Pronunció esta vez el peliazul, llamado Aikuro.—

—¡No bromees con eso! ¡El padre de una de ellas era el subdirector, nos podíamos haber buscado muchos problemas! —Medio chilló uno de los rubios, que se llamaba Ryuki pero era apodado Ryo.—

—Broo está todo controlado.~ ¡Si seguimos aquí es porque no les llamaron!

—Sí, le debemos una al ikemen. A que sí, ¿Kazuo? —Llamó Aikuro al otro rubio, que no participaba en la conversación pues solo se dedicaba a ojear una libreta. Cuando escuchó que le llamaron, hizo girar dicha libreta para que todos observaran el contenido.—

La página tenía escrito lo siguiente:

-Salvaros del perro de la vecina de Akame cuando estábais tirando huevos a su casa.
-Pagar la cuenta del restaurante cuando todos olvidásteis la cartera.
-Hacer de chófer.
-Disculparse ante las chicas por las bolas de nieve.
-Akame me debe 3000 yenes.
-Disculparse en lugar de Aikuro por dejar a alguien hospitalizado que entró en nuestro territorio.

Hubo un silencio largo. Después de eso, la líder carraspeó.

—Entendemos, te debemos mucho... Probablemente sin ti y otra persona nos habríamos desmoronado have tiempo. Tanto como equipo como grupo. —Comentó Akame, la chica de cabello morado que tenía los pies sobre la mesa mientras comía. No le era mucho problema, pues llevaba el uniforme masculino.—

—¡Mira, dijo otra persona! Ya sabes a quién se refiere, eh eh.~ —Ryoma le dio un codazo de forma amistosa a Ryo, sin perder la sonrisa. El rubio pasó a convertirse en un tomate.—

—¡No lo digas! ¡Cállate! —Ahora le está dando golpecitos en el brazo al pelinegro. Pero tenían fuerza nula.—

—Va, tres hurras por Kazuo y su cara bonita. —Aikuro sacó de su almuerzo un tomate cherry. En vez de comérselo, se lo ha tirado a Akame quien lo atrapó entre sus dientes.—

—Huffa. —Habló con la boca ocupada sosteniendo el tomate entre los dientes. Poco tardó en escupirlo hacia arriba y metérselo dentro de la boca para masticarlo.—

—¡Hurra! —Gritaron alegremente Ryoma y Aikuro.—

Permanecieron un rato más hablando tan tranquilamente. A unos pocos minutos de terminar la pausa del almuerzo unas chicas hicieron su aparición en la clase. Una de ellas caminó hacia el grupo de Akame y fingió tropezarse para tirarle una taza de café ardiendo a la de cabello morado.

—Ups.~ Se me escapó.~

Sabía bien a quién pertenecía aquella voz. Era una de las chicas a las que acribillaron a bolas de nieve en las vacaciones de invierno. Tenía una quemadura en la mejilla derecha de la cara por culpa del café. Hubo un silencio en el salón.

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