CAPITULO 4

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Abrí el local como siempre solía hacer. Acomode mis cosas en la oficina y busque telas que faltaban por ordenar y anote telas que necesitaba pedir. Me prepare un café, lo cotidiano, y empecé a mirar el maniquí en mi oficina con el traje de Adrien. Lo observe mientras tomaba de mi café sentada en la mesa de mi oficina.

Si este traje no es para su boda, ¿Entonces para qué es?.

Un pequeño golpe en la puerta me sobresalto. Camine hacia ella y la abrí pensando que era muy temprano aún para que cualquiera de los chicos llegara.

Cuando la abrí no me esperaba para nada que unos ojos mieles me observaran. Adrien estaba aquí.

—¿Hola?.—Salude perpleja, no me esperaba para nada su visita menos tan temprano.

Entro a mi oficina con una expresión neutra. Me miro y luego miro el maniquí que estaba en la oficina junto a su traje.

—Me desaparezco dos días y ya tienes casi todo listo. —Me regalo una pequeña sonrisa. Estudio mi rostro y su sonrisa desapareció. —Luces cansada.

—Realmente no quiero hablar de eso. Ya tengo suficiente de eso. Hablemos mejor de tu traje. Aún no sé para qué ocasión lo usaras y realmente espero que este quedando de acuerdo a la ocasión. ¿Es de tu agrado?.—Pregunte mientras le mostraba el maniquí e ignorando la mirada que me estaba dando. Aún en mi estado soñoliento podía darme cuenta que estaba tan bien vestido, con su pelo algo rebelde y ese aroma que dejaba inmediatamente al llegar al lugar.

Asintió estudiando el traje con una mirada concentrada, como siempre solía hacer humedeció sus labios.

—Es perfecto. Eres realmente talentosa.

Mire hacia él y asentí agradecida, no sabe cómo de bien me hace escuchar sus palabras en estos momentos. Después de la cena de ayer con mis padres mi ánimo no era muy bueno.

—Muchas gracias. Después de que no pude estar en contacto por dos días contigo, estaba realmente nerviosa si este proceso estaba quedando bien.

— ¿Has tomado desayuno?—De repente pregunto ignorando el hecho de que se desapareció por dos días. Lo mire sin entender.

—Estaba tomando un café.

Negó con su cabeza en desacuerdo.

—Eso no es un desayuno. Deberías comer algo. ¿Quieres desayunar conmigo?.

¿Qué se supone que diga?. Realmente había pasado un tiempo bastante largo desde que salí con alguien. Y debería trabajar, ¿Verdad?.

—Gracias pero debo trabajar.

—En solo dos días tienes el traje lo suficientemente avanzado. No quiero verte cansada como lo estás ahora, me siento algo culpable.

Mire hacia él y en aquel mismo momento me arrepentí. Sus ojos eran realmente muy lindos, había tanto en aquellos ojos que quería entender.

—Esto no es una cita. —Le confirme. Sonrió divertido. Por primera vez veía esa sonrisa amplia.

—Solo quiero verte bien. No es una cita es solo un buen acto de mi parte.

Asentí y agarre mi bolso para acompañarlo a la salida. Adrien llevaba una pequeña sonrisa en sus labios cuando salimos del local. Aún era temprano por lo que cerré el local ya que los demás aún no llegarían.

Camine hacia mi auto y él al suyo. Cuando vio que iba al mío inmediatamente me detuvo.

—Iremos juntos, es mucho mejor. Vamos en mi auto.

Asentí tratando de disimular que todo esta situación me estaba poniendo algo nerviosa y emocionada a la misma vez.

Cuando ya estuvimos dentro del auto encendió el motor para traerlo a la vida.

—Conozco un lugar muy bueno. —Comento mientras manejaba su gran auto. Todo lucia muy limpio y fresco. Mirando hacia fuera trate de enfocarme en otras cosas en mi mente en vez de aquella extraña sensación que se estaba creando cada vez que estaba cerca suyo.

— ¿No deberías estar trabajando?.—Pregunte para romper el silencio. No quería lucir tímida ni mucho menos.

—Aún no. Soy mi propio jefe al igual que tú, así que digamos que tengo ciertas prioridades.

Asentí guardando aquella información. La verdad es que no conocía mucho a Adrien como lo hacían mis amigos, al menos por mi cuenta ahora sé que es su propio jefe y que como dije anteriormente, debe ser hijo de un gran empresario.

—¿Trabajas con tu padre?—Pregunte tratando de saber más de él por mí misma y no por mis amigos o el internet.

Por el rabillo de mi ojo pude ver como humedecía sus labios nerviosos y afirmaba sus manos fuertemente al volante. Sin embargo no contesto y no seguí presionando. Debía ser un tema delicado y yo debí cometer un error al preguntar.

Llegamos al lugar, un lugar realmente agradable donde vendían mucho más que café. Adrien pidió por ambos y nos sentamos en una agradable mesa en el segundo piso que daba a un balcón, así podíamos mirar la ciudad en una agradable mañana. Realmente me gustaba.

Adrien acomodo su corbata, parecía algo incómodo.

—¿Estas bien?.—Le pregunte culpable. Desde que mencione a su padre su actitud decayó un poco y todo por no haber estado enfocada en lo profesional y enfocarme en lo personal.

Asintió entregándome una sonrisa reconfortante.

—¿Te agrado el lugar?.—Pregunto en respuesta, ignorando por completo lo sucedido anteriormente.

Mire mi alrededor, el lugar era realmente bonito, con flores alrededor y pequeñas luces de decoraciones.

Le sonreí algo entusiasmada.

—Es realmente agradable. No conocía este lugar. Gracias por traerme y por el desayuno. Normalmente no salgo con mis clientes.

Asintió con un brillo en sus ojos, parecía satisfecho con mi respuesta.

—Me alegra ser esa excepción. Y también me alegra que te guste este lugar, es mi lugar favorito. Siempre que tengo tiempo vengo.

Sonreí y nuevamente sentí que debía pedir disculpas por lo anterior.

—Lo siento.

Frunció el ceño.

—¿Por qué te disculpas?.

—Por lo de antes. No debí preguntar algo tan personal. Yo solo pensé que...

—Está bien. —Me interrumpió. —Solo me pillo de sorpresa tu pregunta. Normalmente las personas no preguntan sobre mi padre y eso es porque me conocen o saben sobre mí. —Sonrió con una media sonrisa. —Se me había olvidado que tú no eres como esas personas, por lo que no sabes nada de mí.

— ¿Eso es malo?—Cuestione.

—No, no lo es. Creo que por primera vez ese deseo de conocer a alguien que no sepa nada de mí se está haciendo realidad.

Trague saliva tratando de procesar todo.

—Entonces no preguntare nada más.

—No quiero decir que no preguntes. Pero si te mantienes al margen de mi vida creo que eso es mucho mejor.

Mire hacia sus ojos tratando de sacar algo de ellos. Era una mezcla de una persona dura y dañada a la misma vez. Su aspecto era atractivo, misterioso y roto. A veces tenía una mirada desgarradora que lo delataba, algo estaba mal con él, y a pesar de que dije que no necesitaba obstáculos en mi trabajo, con él esto se estaba poniendo muy difícil.

Nuestros pedidos llegaron y empezamos a comer en silencio. De vez en cuando Adrien me observaba y yo lo hacía con él. Ambos jugábamos con nuestras miradas pero ninguno decía nada, eso era agradable. Mientras menos palabras usáramos menos complicado sería toda esta situación.

Cuando terminamos de comer, yo realmente agradecí que este hombre llegara a mi oficina para invitarme a un desayuno. No tenía ni idea lo hambrienta que podía llegar a estar.

—Adrien. Esto estuvo realmente delicioso. Muchas gracias.

Asintió con una sonrisa.

—Es lo menos que puedo hacer después del trabajo que estás haciendo por mí.

—Me pagaras, con eso basta. No debes alimentarme.

Rió bajo mientras me sonreía nuevamente con una sonrisa amplia.

—Digamos que esta invitación fue fuera de trabajo. En realidad no quería invitarte solo porque estás trabajando duro.

—¿A qué te refieres?.—De repente mi corazón empezó a latir de una manera ridículamente rápida.

—Quería traerte aquí porque quería desayunar contigo.

Fruncí el ceño.

—Dijiste que esto no era una cita.—Le recordé.

—Eso dije. Un desayuno para mí no es una cita pero es casi el comienzo para una.

Me levante de mi asiento de repente sintiéndome un poco sofocada.

—Lo siento. Debo irme.

Camine fuera de su alcance pero inmediatamente él se interpuso en mi camino con una mirada preocupada.

—Melek, lo siento mucho. ¿Dije algo malo?.

—Esto no es el comienzo para tener una cita. No acepte eso. Tu dijiste que era sola una inocente invitación porque estabas preocupado por mí. Lo agradezco, realmente lo hago. Pero no juegues a ser el bueno cuando tienes otras intenciones. Te pido de la misma manera como tú no quieres hablar de tu vida que tu no interfieras en la mía. No tengo tiempo para ti o para ningún otro hombre. ¿Y sabes algo?. Desde ahora en adelante dejare de llamarte Adrien y te diré señor Jones. Todo esto empezó por querer ser pocos profesionales así que volveremos a lo profesional. ¿Entendido?.

Solté todo el aire que tenía al decir todo. Adrien me observo perplejo. Mordió su labio inferior y lo odie al mismo instante. Estaba haciendo todo esto muy difícil. Pero mi trabajo siempre estaba primero, y no necesitaba que alguien como él cambiara eso.

—Siento mucho haber sido tan estúpido. Creo que es mejor que te lleve a tu trabajo y yo vuelva al mío.

Asentí de acuerdo.

—Melek. —Suspiro cansado.—Realmente siento haber dicho y hecho lo que paso. Pero no me retracto, tienes que saberlo. Quería desayunar contigo, eso es todo. En este punto de mi vida...

Dejo a medio decir aquella palabras mirando al suelo. Volvió a levantar su mirada y fue ahí nuevamente cuando pude notar aquella mirada desgarradora.

—No sé cuándo tenga la oportunidad de verte nuevamente y aprendí que las oportunidades en la vida solo se dan una vez. Quería sentirme acompañado mientras venía aquí y sentí que contigo es con quien quería venir. Lo siento si todo esto fue algo comprometedor para ti, no quería hacerte sentir incomoda.

—No, yo lo siento.—Agarre mi frente enojada conmigo misma.—Actué de una manera exagerada. Sé que tenías buenas intenciones. Es solo que enloquecí al escuchar que querías una cita conmigo. Estoy tan concentrada en mi trabajo que tengo miedo que eso cambie.

Adrien me observo con compasión. Cuando me miraba sentía que algo dentro de él pensaba de mí, estudiándome.

—Eres realmente buena, talentosa y tienes mucho éxito en lo que haces. No sé porque pones tanto peso sobre tus hombros. No quiero interferir en ello, pero eres hermosa. Y debes saber que en algún momento alguien se interesaría en ti. No quiero interferir tampoco en el hecho de que rechaces a los hombres. Solo te lo digo porque deberías saberlo.

Suspire. ¿Cómo debía sentirme después de esto?. Que él dijera que era hermosa y que quería una cita conmigo ya era suficiente como para si quiera concentrarme en mi trabajo. ¿Qué clase de distracción es él?. 

No Eres Mi SecretoWhere stories live. Discover now