Capítulo dos: Annie

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Era muy temprano cuando Eren despertó, sintiendo la calidez de los besos de Annie en el cuello.

-Annie...-susurró su nombre.

-Hola,Eren.-le contestó ella.

La voz de Annie se coló en la maraña de sus pensamientos como un resquicio de luz en una habitación en tinieblas. Sin embargo, despertó en él aquél sentimiento adormilado durante tantísimo tiempo.

Había transcurrido más de un año sin saber nada de ella. Creía incluso que comenzaba a olvidarla,pero...

-Esperaba no volver a verte por aquí.

Annie le lamía y mordisqueaba el cuello y el pecho, una de sus áreas más sensibles; Eren sintió que podría haber llorado. Estar con Annie era como cambiar un sueño vacío por otro, lleno de nostalgia, de pensamientos acelerados y respiraciones entrecortadas. No,no la había olvidado,¿cómo hubo osado?
Su corazón le pertenecía a ella,tanto como si lo quería como si no.

Eren buscó a tientas la lamparilla de noche y sumió a la pequeña pero acogeradora habitación en la semioscuridad.Por fin ella se incorporó y le miró a los ojos.

Su rostro era brillante,sus ojos azul grisáceo como dos gotas de lluvia tormentosas,su pelo era rubio casi blanco y escapaba en mechones del recogido de la parte posterior de su cabeza.
Sus labios estaban entreabiertos y colorados de rosa como sus mejillas.
Nunca la había visto con maquillaje y tampoco lo necesitaba. Ojos grandes, labios jugosos, cuerpo increíble... lo único que otros hubieran considerado imperfección era su nariz, que le daba aspecto de diosa griega.

La amaba. La amaba tantísimo que sentía no merecer semejante visión.

Él aún sentía el tacto de la cuchilla entrando en su carne, las vendas excesivamente prietas en la muñeca más lastimada, y el gotero en la mano contraria. Probablemte necesitaba una ducha y un afeitado.

Quiso decir algo,pero no le salieron las palabras.

-No hables-dijo ella-, se supone que estoy aquí para comprobar e informarte de tu estado, y eso voy a hacer.

Annie bajó la sábana y descubrió la desnudez de Eren.

Él no creía ser capaz en aquél momento, pero se equivocaba.

Annie seguía haciéndolo genial.





Esquizofrenia hebefrénica.

Aquellas dos palabras definían a Eren,al menos sanitariamente.

Ya estaba,eso era todo;después de cinco años a base de pastillas,entrando y saliendo del psiquiátrico y luchando cada mañana contra sí mismo,en eso se reducía todo.

A Eren no le gustaba la palabra "esquizofrenia",sonaba demasiado a "chiflado".

-¿Recuerdas el por qué estás aquí?-preguntó Annie abrochándose la bata de enfermera y y retocándose el pintalabios en el espejo del baño.

-Vagamenten-aquella no era la palabra exacta-. Es como si lo reviviera todo en tercera persona,como si fuera otro al que le doliese y sintiera el mareo. Sólo cuando la sangre empieza a correr por el suelo es como si volviera a mi cuerpo, pero...

Al ver la mirada seria y extrañada de Annie, Eren dejó de hablar. Había ciertas cosas que nadie entendía. Ni siquiera ella.

-Estarás ingresado durante tiempo indefinido,al menos por el momento.

Eren apretó la mandíbula.

-¿Quién ha decidido eso?

Ella pasó a rehacerse el peinado.

ᵐᵃᵈ ʰᵃᵗᵗᵉʳ ᴇʀᴇɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora