| ᴀᴜ ᴍᴏᴅᴇʀɴᴏ | ᴍɪsᴛᴇʀɪᴏ |
❝Armin despierta muy confundido en un hospital; no recuerda nada acerca del motivo por el cual se encuentra allí y sus recuerdos están revueltos completamente.
¿Existe algo peor que despertarte sin tener recuerdos, enterart...
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❝ Dijiste que no hay mal que por bien no venga, pero hace un largo tiempo que me estoy rompiendo la cabeza pensando en cuál será ese bien después de haber perdido algo que era muy importante y valioso para mi. Este mi castigo, ni todo el dolor del mundo sería suficiente por haberte lastimado tanto.❞
˗ˏˋ Eren Jaeger ˎˊ˗
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[Narrador: Omnisciente]
Había pasado una semana desde que Armin despertó del coma.
Las enfermeras entraban y salían cada dos por tres para ayudarlo en cada mínima cosa que se le ofreciera, incluso cuando no decía nada, y las personas que lo cuidaban trataban de hacerlo sentir cómodo.
Fue cuestión de horas para que Armin entendiera el motivo por el cual lo trataban tan bien, una de las enfermas fue tan amable de decirle.
Él era llamado un “milagro”, ya que pocas veces se puede ver a alguien despertar de un coma tan peligroso. Aunque Armin entendía el motivo de su alegría, se sentía cohibido al tener tanta atención de las personas que trabajaban allí.
Esa fue la primer cosa de la que se percató, la segunda es que sus padres se turnaban para estar con él.
Mientras que durante el día su madre se quedaba a su lado hablando de trivialidades, en la noche estaba su padre, con quien cenaba en la misma cama y disfrutaban un buen rato viendo la televisión. Cuando les preguntó el motivo de alternarse para estar junto a él, su madre respondió que el trabajo de su padre como jefe de su estudio jurídico requería de sus servicios durante el día.
De esa forma estaría más tranquilo en la oficina, sin tanto ajetreo a su alrededor.
Su abuelo estaba con él casi todo el tiempo, a veces coincidía con sus padres y hablaban sobre temas sin importancia acerca de la granja. Aquellas conversaciones hacían sentir fuera de lugar a Armin. Los adultos se percataron de que el adolescente de cabellos rubios respondía con monosílabos o que a veces parecía perderse en la conversación, para luego dejarla fluir.
La persona que tenía frente a ellos era Armin, pero el niño alegre y repleto de curiosidad estaba encerrado en lo más profundo de su mente.
Armin sabía que eran su familia, pero otra parte de él, la carente de recuerdos, le gritaba que sentía algo extraño estando con aquellas personas. Al perder sus recuerdos, sus sentimientos eran complicados y no lograba entenderse a si mismo.
Se podría decir que en su caso sentía con la cabeza, no tanto con el corazón.
Cuando se percataba de que tenía que reír, reía. Si debía parecer preocupado, lo hacía. Pero era complicado seguir el ritmo de vida de quienes lo rodeaban.
