▸ ᴠɪɪɪ: ᴀɴsɪᴀᴅᴀ sᴀʟɪᴅᴀ

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❝Padre nuestro que estás en los cielos, quédate ahí, nosotros nos quedaremos en la tierra, que es tan bonita y a la vez cruel

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Padre nuestro que estás en los cielos, quédate ahí, nosotros nos quedaremos en la tierra, que es tan bonita y a la vez cruel. Nunca había estado tan cerca de mi hijo como en los momentos en que creí haberlo perdido, ya conozco esa sensación de pérdida y ahora solo deseo verlo de pie... feliz, con su propia dicha.

˗ˏˋ Gerard Arlert ˎˊ˗

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[Narrador: Armin Arlert]

Cuando miré mi reflejo en el espejo del hospital, bajé la mirada avergonzado, aunque era consciente de que no debería sentirme de esa manera.

Mis ojos inevitablemente se desviaron de las heridas ya cerradas. Las cicatrices que dejaron los cristales del auto con el que choqué no iban a desaparecer, esas marcas iban a estar siempre en mi cuerpo para recordarme lo que me pasó y este momento tan oscuro en mi vida.

Porque así es como me siento: En un mundo de oscuridad.

Toda la penumbra a mi alrededor se desvanece cuando estoy con Eren, Mikasa, mis padres o mi abuelo; pero cuando estoy solo... tengo la sensación de que mi cabeza va a explotar.

Encuentro cientos de recuerdos en mi mente que no se conectan entre sí, desde mi infancia hasta momentos que ocurrieron previos al accidente. Aunque el recuerdo más destacable y que no puedo borrar de la retina de mis ojos, es la imagen de un chico llorando mientras me preguntaba una y otra vez por qué lo lastime, por qué le hacía esto y suplicaba que le diera una explicación.

Claro que el Armin del pasado podría responder a esas preguntas, pero yo no.

Hice a un lado esas preocupaciones y terminé de cambiarme, esta misma tarde iba a salir oficialmente del hospital, tendría el acto. Debo estar emocionado y con una sonrisa.

Al salir del baño fui deslumbrado por la espléndida sonrisa de mis padres que me obligó a desviar la atención de mis propios pensamientos, a mi pesar les dediqué la misma expresión para no empeorar sus nervios. Se notaba a leguas que estaban más intranquilos que yo por este momento.

La enfermera Pieck junto con otras de sus compañeras, quienes habían estado conmigo los últimos meses y con las que conversaba siempre, me pasaron un pequeño espejo para que viera mi rostro.

En el reflejo estaba mi mismo rostro de siempre, o algo así. Mi tono de piel se había vuelto mucho más pálido que en el pasado, mis ojos azules eran idénticos a los de mi mamá y mi cabello rubio era ligeramente más largo, casi llegando por encima de mis hombros.

Mamá tomó asiento a mi lado en la cama para comenzar a acariciar mi pelo y atarlo en una coleta baja. Sus dedos se movían por mis hebras con suma lentitud, dulzura y de forma muy delicada, como si tuviera miedo a romperme. Disfruté de su gesto en completo silencio, mientras acomodaba el peinado fui capaz de ver en el costado de mi frente una cicatriz que en su tiempo tuvo que haberse visto horrible.

Like a Dream © || EreminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora