Capítulo 7

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-Carla, por Dios, ¡ese color es horrible!- exclame.

-Es mi bebé, y su pieza tendrá los colores que yo quiera.

-Es de Alec también- me burle mostrando le la lengua.

-Eres una pesada- bufó y camino rápidamente hacia el otro pasillo.

-Enojate lo que quieras conmigo cariño, pero seguiré siendo la madrina del pequeñín.

La alcanzo, agarro su brazo y de mi cartera saco una barra de chocolate, se la tiendo y ella la toma con una sonrisa, esa es la forma en la que a mi hermana se le pasa el enojo.

-¿Como andas con Eduardo?- dijo Carla abriendo la barra.

-Ya no hay nada entre nosotros- dije restándole importancia.

-No te canses de buscar el amor, enana- dijo Carla sobando su gran vientre de ocho meses. La mire y sentí que ambas estábamos pensando lo mismo. Suspire y agarre un chupete con forma de bigote y lo metí al carro.

-Yo solo quiero seguir surgiendo en mi trabajo, ya después pensaré en una pareja y familia.

-Date prisa, que el reloj no parara por ti- dice señalando su muñeca.

_____

Sali del edificio de Carla y camine hacia el estacionamiento a buscar mi auto. Alec me había pedido que la dejara en la puerta de su casa por lo avanzado de su embarazo y que en todo momento estuviese acompañada por algún problema o que ya fuese la hora de que el bebé viniera al mundo.

Me distraje de mi camino al ver un tumulto de gente, la curiosidad me llamo.

Un hombre se encontraba tirado en plena calle, su cabeza estaba sangrando. Escuchaba sirenas, muy lejanas, escuchaba el murmuró de la gente conmocionada por el accidente, yo intentaba reaccionar, pero no podía, llegó una ambulancia y rápidamente le rompieron la camisa al chico tratando de encontrar algún signo vital y reanimarlo. Después de observarlo por un largo tiempo, algo me llamo la atención de ese chico, ese tatuaje. El paramédico dejado de reanimarlo y negó. Me acerque empujando a quien se me pusiera por delante para llegar hacia él.

Era Javier.

Sentí como cada parte de mi cuerpo se tensaba, me estaba quedando sin aire, di una gran bocanada para poder respirar. Me acerque rápidamente al lado de él, me importo poco que mis pantalones se mancharan con sangre.

-Javier- dije y empece a darle palmadas en las mejillas- por favor Javier despierta. Por fin te puedo encontrar, no te vayas ahora, cariño.

Su rostro estaba muy pálido que me daba miedo, sus ojos permanecían abiertos, pero ahora sin vida. Vi a mi alrededor y estaba lleno de sangre.

-No se pudo hacer nada señorita, no hay signos vitales- dijo un policía- le pido que guarde distancia, aunque sea un familiar.-al yo no responderle, me tomo del brazo y me alejo, puse resistencia, pero él me ganaba.

Esto es un sueño, me dije. Me solté de los brazos del policía y todo comenzó a girar, me apoye en un auto recobrando aire.

Javier estaba muerto. 

Decidí que lo mejor era alejarme, para tener más aire, ya que cada vez más personas empezaban a llegar, expectantes.

Me senté en el suelo y finalmente estalle en llantos, los sollozos hacían que mi cuerpo se agitara, casi violentamente. Incontrolables.

No lo podía creer.

Volví ha acércame al cuerpo inerte, trate de recordar cada detalle de su rostro, no quería por ningún motivo olvidarme de él, no lo olvidaría.

Escuché gritos y llantos, una mujer ya de edad avanzada, mecía al cuerpo, gritando cosas hacia al cielo, a quien quiera, le gritaba al cielo con impotencia, rabia. Por muy malo recuerdos que tuviera de sus padres, me dio lastima por ellos, los padres siempre piensan que sean sus hijos los que los entierren cuando mueran, pero no tu enterrando a tu hijo. Ver lo nacer, ver lo crecer y ver lo morir.

Sentí mucha rabia, si ellos no nos hubieran separado, esto nunca hubiese sucedido. Mi cabeza recordó el pasado, nuestro pasado, habían risas, abrazos, besos, también habían lagrimas, momentos de rabia y tristeza, pero nada de lo que estaba sintiendo se parecía a lo que hubiera sentido en un pasado.

Sentí un vació enorme, como si me hubiesen desgarrado el pecho sin siquiera ponerme anestesia, sin siquiera avisarme de este gran impacto.

Todos los momentos que había vivido con él, pasaban demasiado rápido por mi cabeza, torturandome cada segundo que pasaba.

Me abrace a mi misma mientras me acercaba hacia la madre de Javier.

-Nos volvemos a encontrar- le dije.

-No tengo cabeza en este momento para recordar quien fuiste- dijo sin siquiera mirarme.

Una señora que la estaba consolando se puso en frente de ella y me increpo.

-Le pido por respeto, que la deje pasar este difícil momento para la familia del chico, en especial para ella, su madre.

-No te importo el daño que sufriría si lo separabas de mi- escupí.

Ella alzo la vista y me analizo antes de tapar su boca.

-Mi hijo fue infeliz mucho tiempo, creo que él estaba deseando que sucediera esto en su vida si es que eso te hace sentir mejor- dijo volviendo a llorar. Era lo único que me importaba ahora, que reconociera el error que cometió, no iba a seguir torturándola más, así que me aleje.








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