10. Al otro lado de la puerta

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La ropa había comenzado a molestarlos y comenzaron a tironear de ella como animales en celo. La respiración les fallaba y la lengua del mayor había comenzado a jugar con el torso del bailarín. A pesar de su apariencia de niño marginado, podía apreciar que tenía experiencia en lo que hacía, lo que relajaba las pocas neuronas despiertas de Hyukjae. Pronto su boxer era invadido y su miembro agradecía el cuidado recibido. 

Con los lentos movimientos dejó escapar largos suspiros hasta que su boca fue apresada y todos sus músculos rogaban por más. Arrojando a su salvador a la cama terminó de quitarse la única prenda que le quedaba y se dejó atrapar por los brazos que se extendían en su dirección.

Las manos que lo recorrían lo hacían temblar y cada toque le ardía. Una voz desconocida para él comenzó a brotar entre sus labios cuando vió como su amigo enterraba su cara en su entrepierna y sentía el calor de su boca en su erección. Se sentía tan bien.

-Ah..ah.. no... oh Dios.. - si eso seguía así no sería capaz de aguantar demasiado.

-Déjalo salir, aceptaré todo de ti. - a un paso del paraíso pudo sentir como en su entrada algo no iba bien. Ah si.. dedos.. no iba a tardar en llegar este día y lo sabía. ¿Estaba listo para entregarse plenamente a él? No.. tenía miedo. No del dolor y no le faltaba confianza en su compañero. No podía entregarse si su corazón seguía siendo de otra persona, la cual él creía dormida en el cuarto de al lado. No quería apurarse y destruirlo todo.

-Mmm..mm - quería hablar pero no hallaba las palabras.

Un poco de presión y un dedo se deslizó profundamente dentro suyo, encontrando un manojo de nervios, estallando sin previo aviso. No solo se había venido de esa forma, sino que había soltado un gemido demasiado fuerte. Quería disculparse, que la tierra lo trague y desaparecer.

-Veo que disfrutas tu tiempo conmigo Mono. Se que es pronto para más, no te presiones. No me aprovecharía de tu ebriedad para hacerte mío. Quiero que me lo pidas, que grites mi nombre desde el fondo de tu corazón, no solo por estar caliente.

Hacía tiempo no se sentía tan querido, tan necesitado como hombre. Quizás, solo quizás.. podía sentir como su corazón empezaba a ablandarse, aceptando lo que se ofrecía delante de sí. Aceptó el abrazo que lo depositó en el pecho ajeno y escuchó cómo de golpe, al otro lado de la puerta, algo caía.

Yesung sabía que no era un bolso o algún estante que había cedido culpa de su paso. Entendía perfectamente como las piernas de su amigo habían dejado de funcionar producto de lo que acababa de escuchar. Tu te lo pierdes idiota.

Del otro lado, las lágrimas brotaban sin parar. Un sentimiento desconocido brotaba desde lo más profundo de ese alma de niño caprichoso. Toda la dependencia que sentía hacia su amigo lo dominaba.    

Temblando el menor volvió a su cama e intentó matar sus pensamientos, no logrando conciliar el sueño en lo que quedaba de la noche. Preguntándose una y otra vez como su Hyukie pudo traicionarlo de ese modo. ¿No que él era el primero en su corazón?

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Lo shiento lo shiento Donghae, pero si no comes.. tienes que dejar comer..

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