Su mano acarició levemente la pulcra superficie, aquel lugar emanaba cierto aire de estrés constante pero no podía evitar sentirse emocionado.
Su propio escritorio. Ah... Hace tanto que había soñado con uno de joven. Michael Jones le dió un pequeño tour por la agencia; visitó la cafetería que al parecer tenía buena pinta, los alimentos no se veían mal y olía delicioso cuando pasabas; recorrió el área de corrección, donde como su nombre lo dice, el personal se encargaba de corregir la ortografía de las plantillas con los textos que fueron redactados.
—Bien, esto es todo por hoy. Puedes empezar a acoplarte en la oficina y desde mañana empezarás tu labor—Michael le regaló una sonrisa, estrecharon sus manos una vez más y dejó a Taiga instalarse en su nuevo escritorio.
Jones era tan sólo un año menor que él, y siendo su jefe directo parecía llevar muchísimo más tiempo en los medios. Aunque el pelirrojo no fuera el columnista, estaba bien con empezar a recolectar las noticias y redactarlas. Era un periodista ejerciendo el trabajo de un redactor, pero Taiga lograría su objetivo empezando desde abajo.
Había alrededor de cincuenta computadoras Mac de escritorio de un estilizado color blanco; es decir que trabajaban 20 personas en la gran oficina redactando noticias mientras la otra parte salía en busca de ellas.
Jones le advirtió que en cualquier momento él tendría que salir a cubrir a algún compañero.
Kagami tomó su lugar frente a la Mac encendiéndola en el proceso, suspiró hasta que lo llevó a la pantalla principal; Michael le explicó que ellos trabajaban con una página web específica y propia de la editorial, algo tipo correo electrónico, en donde los comensales enviaban los hechos adjuntando las fotografías.
—¡Hola!—alguien con voz chillona le había dado un golpesito en el hombro.
El pelirrojo se giró encontrándose con un tipo de cabellos rubios; parecía bastante hiperactivo con aquellos ojos dorados y brillantes—. ¿Hola?
—Kise Ryota—se presentó sentándose en la silla de al lado—. Eres el nuevo, ¿no? ¡Ten por seguro que te divertirás por aquí! ¿Cómo te llamas? ¿Qué edad tienes? ¡Pareces no ser de por acá! ¿Eres extranjero?
—Kise-kun, deja de molestarlo con tantas preguntas—una voz neutral sin ningún ápice de emoción alguna, totalmente contraria a la del chico ruidoso apareció de la nada haciendo sobresaltar a Kagami.
El pelirrojo elevó una de sus cejas curioso por dos cosas. El rubio había dicho que se llamaba Ryota, y aquel extraño de piel blancuzca y ojos inexpresivos le había llamado con un sufijo de respeto.
—¿Japoneses?—dijo confundido.
—¡Oh! ¡Tú también lo eres!—gritó desanimado el chico de ojos felinos.
En ese momento, Taiga frunció el ceño un tanto molesto—. ¿Qué, tienes algún problema con que lo sea?—exclamó molesto el pelirrojo.
—¡No, no es eso! Sucede que ahora le debo cincuenta dólares a Kurokocchi—explicó dándole la cantidad monetaria al peliceleste de poca presencia; Kagami juraba que ese chico, pese a su minúscula estatura y su débil apariencia, era el mismísimo anticristo.
O tal vez estaba exagerando.
¡Un momento!
—¿¡Acaban de acercarse a mí sólo para saldar una apuesta!?
El silencio los bañó por completo; ni Kuroko ni Kise respondieron. El de cejas partidas juraba ver puntos suspensivos por encima de las cabezas coloridas.
—No te lo tomes a mal...—el peliceleste esperó un nombre.
—Kagami Taiga.
—Kagami-kun, fuera de todo, queremos que seas parte de nuestro amigable grupo.
—¿Una secta de raros?—se burló—, no gracias.
El rubio empurró el rostro e hizo un mohín mostrando su total aura de ofendido. El pelirrojo regresó su total atención a la computadora sin dejarse de sentir incómodo, pues el amarillo y su compañero de ojos grandes no lo dejaron en ningún momento.
—No es una secta, ni mucho menos somos raros—expresó Ryota en un intento de recuperar su ánimo.
—Míralo más como un grupo de apoyo—respondió Kuroko.
Kagami suspiró. Sabía que no podía sacarse de encima a ese par, sabía que no había nadie más que le hablase a excepción de Michael, y también sabía que no quería ganarse un par de bichos molestando si en dado caso el decidía seguir ignorando.
—Sólo dejaremos que lo pienses.
Esa fue la última línea del celeste antes de retirarse junto a Kise, los cuales regresaron a sus puestos de trabajo estando nada más que a un par de metros de distancia.
[...]
Llegada por fin la tan ansiada hora de almuerzo, el pelirrojo de un metro noventa se dirigió a la espaciosa y moderna cafetería; olía delicioso, casi podía sentir al fin la hamburguesa que había decidido comprar la primera vez que pasó por ahí habiendo quedado flechado por ellas.
Admiró las opciones, pidió su orden, esperó, la recibió y con un poco de timidez (aún así irradiando un aura de típico malote), buscó una mesa para disfrutar su almuerzo; todo fue en vano, pues todas las mesas estaban ocupadas, ¡y él no hablaba con absolutamente nadie!
Hasta que una reconocida y un tanto molesta voz aguda acarició sus oídos con alegría.
—¡Kagami! ¡Ey, aquí!
"No mires, no voltees, no hables"
—¡Taiga Kagami! ¡Estamos aquí!—exclamó—. ¿Por qué no mira hacia acá, oirá mal?
Taiga suspiró. Bien, esto es como la maldita universidad, pensó.
Tendrá que sentarse con el grupo de ojos rasgados.
Los lustrados zapatos del tigre se dirigieron a la mesa escandalosa, encontrándose con cinco personas siendo dos de ellas el tal Kise y su Kurokocchi.
—Kagami-kun, nos alegra que hayas decidido pasarla con nosotros. Soy Kuroko Tetsuya.
"Es tan inexpresivo"
—Ya conoces a Kise-kun—señaló al rubio.
"Inquieto y demasiado molesto"
—Él es Midorima Shintaro, está en el área de corrección—un peliverde se ajustó sus lentes mientras que en sus manos llevaba un extraño koala de peluche.
"Otro rarito"
—Murasakibara Atsushi. Es enviado especial, y también ayuda en la creación de las portadas diarias—señaló a un pelimorado quien no paraba de atragantarse con dulces.
"Parece que en cualquier momento caerá dormido sobre su montaña de dulces"
—Y por último, pero no menos importante, Aomine Daiki. Es fotógrafo y también escribe algunos artículos para la sección de deportes—un peliazul de tez morena, parecía aburrido y poco interesado en la conversación.
"Un vago. Genial Kagami"
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Tic Tac
FanfictionKagami Taiga es el nuevo periodista de la cadena más importante en Estados Unidos. Esa noche pensó que estaba solo; con sueño, agotado y con la cafeína en su sangre, jamás imaginó que el fantasma de un chico pelirrojo sería la razón del porqué aún s...