¿Sabes acerca de aquella sensación en donde no te sientes cómodo con las personas que te rodean?
Bueno, creo que es entendible para alguien que recién empezaba su primer día de trabajo y no es que Kagami fuera muy, muy muy hablador.
¡Aunque tomaras confianza con el pelirrojo él aún era bastante reservado!
—¿Escucharon lo de ya saben quien?—preguntó Kise con un volumen más bajo y con notable misterio impregnado.
Todos se inclinaron para hacer del chisme algo más agradable, de hecho, Taiga elevó una de sus cejas incluso mientras fingía no poner atención.
—Escuché que su padre está totalmente convencido de que alguien lo asesinó.
—¿Entonces no fue suicidio?
"¿Suicidio?" Kagami acercó un poco más su cuerpo hacia la mesa.
—Según las noticias, no había ningún rastro de huellas o ADN de otra persona que probase que fuera asesinato—respondió Midorima.
Un silencio incómodo arrasó con cada uno en sus propios pensamientos; lo único audible además de las voces lejanas de los demás, era el crujir de las chucherías que masticaba el gigante pelimorado.
—Estoy seguro que alguien que trabaja con nosotros lo hizo. ¿No es eso emocionante?
—Kise-kun, no creo que trabajar al lado de un asesino sea por mucho algo divertido—regañó el peliceleste, aunque al juzgar por su tonito de voz era casi más de susto que de regaño.
—Deja eso de un lado, esto no es el maldito CSI, Kise—Aomine opinó.
Kagami no entendía absolutamente nada y no sabía por qué. Si ellos dicen que hasta en los medios salió debería saberlo o al menos haberlo escuchado en algún momento. A menos de que lo hayan tapado todo antes de que regresara de Japón.
El rubio empurró los labios haciendo su típico mohin de niño regañado—. Oh vamos... ¿no les parece aunque sea un poquito curioso? Ese chico lo tenía todo, incluso estaba a punto de heredar la cadena. Es demasiado obvio que alguien hizo algo en su contra.
—Kisechin... no podemos negar que lo es, pero estamos metiendo las narices en donde no nos llaman.
Taiga abrió los ojos sorprendido.
¡Claro! Ahora entendía todo. Había escuchado (mientras abordaba el avión a Estados Unidos) que un chico de una familia de buena posición económica había muerto; en ese momento no mencionaron algo relacionado al culpable.
Ugh. Frunció el ceño al recordar lo mal que se había sentido en ese viaje.
—No puedo creer que vaya a decir esto, pero...—el peliverde ajustó sus lentes creando una imagen intelectual de sí mismo—. Murasakibara tiene razón, Kise. Akashi Seijuro está muerto y ese es el fin de la historia. No pudimos y no podremos hacer algo ahora.
El pelirrojo carraspeó llamando la atención de todo el grupo, joder, se sintió tan intimidado al tener diez ojos sobre él.
—¿Puedo saber de qué hablan?
El grupo se vió entre sí, tomando una pequeña decisión entre ellos. Kuroko se acercó más a la mesa—. Kagami-kun, este tema es muy importante. Incluso el dueño de la cadena prohibió que habláramos de lo que pasó.
El silencio de nuevo los bañó con incertidumbre. Taiga llegó a pensar que su madre lo regañaría si se llegara a enterar de que estaba a punto de alimentarse de información no tan oficial, pues si se trataba de la agencia era mejor saberlo por las personas que están hasta arriba, en la punta de la pirámide.
—Ocurrió en la madrugada de hace dos semanas antes de que tú llegaras. El señor Akashi encontró a su hijo muerto en el desván de su casa—explicó Kuroko.
—Los rumores apuntan a la ama de llaves y a la esposa del señor Akashi—fue Kise quien habló.
—No conocí muy bien a Akashi Seijuro, pero es lamentable que tan joven y con un gran futuro en sus manos acabara de esa manera—Midorima se cruzó de brazos.
—La última vez que le vi fue cuando compartimos el ascensor, parecía estar enojado—Aomine cerró los ojos cansado—. De todos modos, nadie se llevaba bien con él.
—¿No tenía amigos?—Taiga se sintió mal por la forma tan despectiva con la que fue mencionado por el de tez morena.
—Akashi Seijuro... Era especial—Atsushi llevó una paleta a sus labios—, y no de la buena manera.
—Era un maldito mandón. Una veces parecía estar bien y otras mal, creía tener la razón cuando no era así. Probablemente esa actitud tan ególatra y altanera provocó que las personas se distanciaran de él—contó Aomine.
Kagami asintió. No podía decir que creía lo que acababa de escuchar, pero tampoco había algo que le dijera que no había una posibilidad de ser cierto. Estaba seguro que si él aún hubiese conocido a semejante persona, no se llevarían para nada bien.
—A veces Akashi-kun parecía tener doble personalidad.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Kagami.
¿Doble personalidad?
—¡O tal vez era su hermano gemelo malvado!—se burló el peliazul.
—¡Aominecchi, está mal burlarse de los muertos!
El pelirrojo no sabía por qué razón, pero también le desagradaba que Aomine Daiki se expresara de esa persona de tal manera, y siendo un desconocido para Taiga, le resultaba aún más incómodo y molesto.
Demonios.
Tratando de defender a una persona muerta, a alguien que nunca llegó a conocer.
A alguien que nunca podrá ver.
—Kagami-kun, ¿te enteraste de ello?
—Escuché a lo lejos, aún me encontraba en Japón cuando sucedió.
Kagami suspiró. Era probable que el tema del difunto Akashi Seijuro jamás se volviera a tocar por un largo rato.
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Tic Tac
FanfictionKagami Taiga es el nuevo periodista de la cadena más importante en Estados Unidos. Esa noche pensó que estaba solo; con sueño, agotado y con la cafeína en su sangre, jamás imaginó que el fantasma de un chico pelirrojo sería la razón del porqué aún s...