SIETE

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Lo primero que hizo Seungcheol fue comenzar a desabotonar la camisa estampada que Jihoon estaba usando ante la mirada atenta y ansiosa del pelinegro, cuyo pecho se inflaba por la respiración irregular y acelerada. Jihoon se mordió el labio sin dejar de mirar cómo el pelinegro se deshacía de su ropa, poniéndose cada vez más nervioso a causa del miembro endurecido latiéndole debajo de la ropa mientras que uno a uno los botones iban cediendo ante las manos rápidas del mayor hasta revelar la ligera camiseta sin mangas que traía debajo de la camisa. No podía entender cómo era que Seungcheol lucía tan sexy haciendo algo tan simple como quitarle la camisa, pero así era, y todos esos pensamientos nada más lograban excitarlo más y más, logrando que la espera fuera agónica y la anticipación creciera rápidamente. Jihoon levantó los brazos para ayudar a Seungcheol a deshacerse también de la camiseta y poder comenzar de una vez, pero el mayor tenía otros planes y no se la quitó, sino que se la dejó sobre los ojos haciendo que Jihoon no pudiera ver nada más allá de la tela. Incapaz de predecir qué haría Seungcheol a continuación, se estremeció por completo cuando sintió los labios del mayor sobre su cuello, pero no se mantuvo mucho tiempo allí sino que comenzó a bajar lentamente con los labios, trazando un camino de besos por todo el torso desnudo del menor, pasando por sus clavículas, su pecho, su estómago. Allí por donde pasara la boca ajena, Jihoon sentía la piel ardiendo, por eso pudo respirar bien apenas Seungcheol se detuvo en su abultado pantalón.

Sintió cómo el mayor bajaba el cierre del pantalón para inmediatamente deslizarlo por sus piernas, acariciándole los muslos al mismo tiempo que se deshacía de la prenda y lo dejaba nada más en ropa interior. Jihoon tembló en cuanto sintió que el pelinegro volvía a subir por sus piernas, esta vez con la boca. El mayor recorrió sus muslos con besos lentos y húmedos, lamiéndole la piel e incluso dejando mordiscones en el camino, haciendo que el rubio jadeara y se retorciera debajo de él. Los besos iban acercándose cada vez más a su erección prisionera debajo del bóxer, pero Seungcheol no fue directamente a ella, sino que delineó muy lentamente el contorno de su pene antes de finalmente centrar los labios exactamente sobre este, succionando por encima de la tela, logrando que Jihoon gimiera fuertemente con tan simple acción. Al parecer al mayor le entretenía jugar con Jihoon, pues repitió la acción, continuando su camino hasta el elástico del bóxer y comenzó a jalarlo con los dientes sin terminar de quitarlo. Mientras que Seungcheol se divertía tentándolo, él se deshacía en gemidos y jadeos, e incluso temía llegar a correrse nada más con eso porque todo era tan jodidamente estimulante que estaba volviéndose loco. Llevado por la impaciencia y por el deseo, impulsó la pelvis hacia adelante, logrando que el mayor soltara una risita socarrona.

-¿Qué ocurre, Jihoon? -preguntó con fingida inocencia-. ¿No te gusta?

-Sólo hazlo -pidió, ignorando lo ronca que le salió la voz-. Hazlo ahora.

Acatando su pedido, Seungcheol por fin quitó el bóxer azul del camino y dejó libre a su endurecido miembro, este alzándose completamente erecto frente al rostro del mayor. La mano ajena lo rodeó por completo y apretó antes de comenzar a masturbarlo con ritmo acelerado, y Jihoon jadeó de alivio porque necesitaba esa atención tanto que podría sollozar de placer. Seungcheol siguió moviendo la mano arriba y abajo por su pene, presionándole la punta con el pulgar, alternando entre un ritmo rápido y ligero con un ritmo lento y opresivo, haciendo que Jihoon se volviera un desastre de gemidos. Pero lo que verdaderamente lo enloqueció fue sentir de repente la lengua de Seungcheol sobre sus testículos. Un fuerte "¡oh!" salió de sus labios en cuanto Seungcheol comenzó a lamerlos junto con la base de su miembro, complementando ahora los movimientos de la mano con la acción de los labios y lengua sobre toda su zona erógena. El mayor envolvió primero uno y luego otro, succionando suavemente y jugueteando con la lengua al tenerlos dentro de la boca, y soltándolos con un sucio sonido de pop cada vez que los dejaba salir para engullir el otro. Jihoon estaba seguro de que no le faltaba mucho para llegar al orgasmo, y aunque se moría por aquella liberación, lo único que quería era tener la boca de Seungcheol sobre su pene durante la eternidad dándole aquel placer indescriptible, algo que Jihoon jamás había podido siquiera imaginar mientras fantaseaba con su cuñado. La realidad era un millón de veces mejor que todo lo que su mente había creado los últimos meses, y eso teniendo en cuenta que su repertorio de fantasías con Seungcheol era muy amplio, pero nada se comparaba a lo que estaba sintiendo en ese instante.

Don't tell Noona (Jicheol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora