🌺Prefacio🌺

444 58 184
                                    

"El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada."

Gustavo Adolfo Bécquer.

Mazunte, Oaxaca, México.

15 años antes...

Casi rozando la piel de sus manos ante la cercanía mutua, caminaron con lentitud por las silenciosas pero agradables calles que albergaban sus pasos, dentro de ese encantador pueblo.

El atardecer apenas iniciaba, anticipando una agradable calidez que parecía acariciar las laderas de los tupidos cerros, descendiendo con propiedad en un recorrido por cada casona, hasta casi rozar el borde de las pequeñas olas que se precipitaban con sutileza por la orilla del mar.

En sus miradas se podía evidenciar un dejo de tristeza. De repente y con un fugaz e imprevisto movimiento, él chico se interpuso con determinación en el camino de su acompañante, bloqueando su paso.

— ¿Por qué te vas Charly? —inquirió angustiado, con evidente imposibilidad de ocultar la profunda tristeza que luchaba a duelo por salir de sus ojos a caudales.

—Te lo acabo de explicar Teo... —suspiró la chica clavando su mirada en los profundos ojos negros que la escudriñaban con atención— Mi tía en un momento de lucidez ha tenido la brillante idea de sacarme de este pueblito para llevarme con ella a Cuidad de México. Y es una oferta que no puedo rechazar, ya te dije antes mis motivos. ¿Por qué me lo haces tan difícil?

Mateo rodó los ojos mientras su boca se frunció en una apretada línea.

—Es que no entiendo Charlotte, que es lo que te parece tan mal de "este pueblito" como dices tú —inquirió con evidente molestia al masticar cada palabra.

—No te ofendas Teo por favor —suspiró ella observando fijamente a su amigo y rogando un milagro al saber lo terco que podía llegar a ser—. No es nada personal contra este pueblo, tampoco contra la gente de aquí y mucho menos contra ti... Tú sabes que te adoro con mi vida entera; eres mi mejor amigo; pero...

Mateo observó detenidamente a la rubia que le rogaba con su mirada y algo en lo más profundo de su ser se dulcificó. Amaba tanto a Charlotte, pero pese a lo que ella pensaba no era solo amor de amistad... Lamentablemente para él.

Suspiró profundamente.

— ¿Pero, Charly...? ¿Qué decías?

Charlotte sonrió al ver como se desvanecía la molestia en su amigo frente a sus ojos y un calorcito de alivio se instaló en su garganta.

— Pero mi tía Liz me ofrece una gran oportunidad... Inscribirme en "la mejor, más grande, prestigiosa, exclusiva y ya dije la mejor Institución Educativa de la ciudad"  —Imitó con un gesto gracioso la voz de su tía.— Tú sabes que eso es una oportunidad que no se da todos los días menos a los dieciséis años y yo no puedo desperdiciarla así como así.

Mateo observó a Charlotte hacer una pausa para encogerse de hombros y levantar sus manos al aire con gesto desenfadado.

—A eso súmale —prosiguió la chica— que no conforme con eso, una vez que concluya mis estudios me ofreció inscribirme en la mejor Universidad de Ciudad de México —frunció el ceño— Ambos sabemos que si me quedo nunca tendré la misma oportunidad Teo...

—¿Ah sí? Mira tú, eres toda una chica fresa... Apostaría que juras que debiste haber nacido en cuna de oro o al menos ser de la realeza —señaló él conteniendo la risa al ver la expresión de ofensa que se instaló en el rostro femenino.

Un Precio Que Pagar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora