Llovía. Llovía como nunca antes lo había hecho.
Desde la ventana de la cafetería, y entre toda aquella multitud, yo buscaba su rostro.
Aquel rostro con facciones tan finas y una sonrisa tan cálida. Esa sonrisa que hacía que me olvidara de cualquier malestar.
¿Alguna vez has deseado tanto algo, que duele?
Tenerla era lo que más anhelaba, y lo más alejado de mi realidad.
Por más que lo intentara, sé que ella no está enamorada de mí. Quisiera poder sacarla de mi mente, hacerle entender a mi corazón que ella no me pertenece y nunca lo hará.
Pero, no puedo renunciar a ella. Ni por un segundo.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la voz de una mujer.
- Buenas tardes ¿Qué puedo ofrecerle? - preguntó muy amablemente la mesera.
- Sólo un café con leche, por favor. - Respondí.
Y entonces, la vi. Se veía tan hermosa, no hay forma de describirlo.
Su cabello mojado, algo despistada, pero seguía siendo ella, Danae. Tan perfecta como lo recordaba.
- Hola, disculpa la tardanza.- dijo mientras se acomodaba en la cabina.
- No hay problema. -Respondí con una sonrisa - ¿Gustas tomar algo?-.
Ella asintió con la cabeza. Pedí otro café con leche.
-Y cuéntame ¿Cómo has estado? - Le pregunté.
-Bueno, como sabes, estoy estudiando la carrera de periodismo. Decidí pasar unos días aquí para estar con mi familia y conocer más la ciudad. - Respondió y no podía dejar de mirarla.
A medida que pasaba el tiempo, disfrutábamos de una maravillosa conversación.
Entre risas, recuerdos y alguna que otra lágrima, revivíamos momentos de años atrás, cuando apenas eramos unas niñas.
- Así que dime ¿Ya encontraste el amor? - Preguntó y pude notar algo de curiosidad en sus ojos.
- No, aún lo sigo buscando. - Contesté algo desanimada. -¿Qué hay de ti?-.
- Pues... Hace un año estuve comprometida, pero no terminó muy bien. - No podía creer lo que me estaba diciendo.
- Lamento mucho escuchar eso.-
- No hay problema, ya me encuentro mucho mejor.-
El cielo nublado se tornó oscuro al llegar el anochecer.
- Bueno, creo que es momento de irme. - Escuchar esas palabras, me desanimó un poco.
- Sí, yo tampoco quiero que se me haga tarde.-
Pedí la cuenta y nos levantamos de nuestros asientos.
- Me agradó haber compartido esta tarde contigo.- Dijo mientras nos dirigíamos a la puerta.
- Lo mismo digo, ya nos hacía falta ponernos al día. -
Comenzamos a cruzar la calle hacia la parada del autobús.
- Antes de que me vaya... Tengo que confesarte algo - dijo bajando la mirada.
- ¿Qué sucede? - Le dije, intentando contener mis nervios.
- Es algo que te he estado ocultando durante mucho tiempo.-
Las palabras que diría a continuación, me dejarían helada.
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El Secreto
RomanceMonserrat y Danae... ¿Algo más que una amistad? - daydreamingbelieve