Los Cuentos Bizarros Jamas Contado.

Cuento Cinco: Hermanos Buscando la Felicidad.

Erase una vez en un hermoso jardín donde cuatro hermanos reían, ellos eran felices con lo que tenían, pero no podían darse cuenta que sus padres estaban cayendo a bancarrota quedando completamente pobres, les hipotecaron sus casas, carros y tarjetas de créditos dejándolos en la calle a su suerte, pero aun así los niños ignoraban sus problemas y se ponían a jugar. El jardín brilla por el alumbrante sol que hoy se asomó radiante, sus risas hacían reír hasta el más serio, sus padres solos los miraban jugar y ninguno de ellos se percataba de las lágrimas derramadas. Les presento cordialmente a los niños, tres son niñas y solo hay un varón, las tres niñas no pasan los siete años de edad, pero el niño tenia tan solo nueve años y su misión siempre era protegerlas, aunque a veces le causaban problemas, y los castigos eran por él recibidos, pero a él no le preocupaban esos detalles, pues ver a sus hermanitas felices le llenaba el corazón. La niña de cinco años fue llamada: Annie, la hermana de seis años fue nombrada; Alicia y la hermana mayor de las tres, que tenía siete años de edad, se llamaba; Gretel y el varón de nueve años fue bautizado como Kennett. Los cuatros hermanos y los dos padres fueron nómadas durante meses, y años, ellos pensaban que estos cambios constantes eran parte de un tour que sus padres inventaban para que no se diesen cuenta de la situación, pero Kennett se comenzaba a preocupar porque había momentos en los que dormían debajo de un puente con el frio besando sus mejillas y las bacterias acosando sus cuerpos provocándoles tos, gripe, y de más. Un día el hermano mayor se pudo enterar de su fatal situación, y se acostó con remordimiento y culpa, él y sus hermanas no se daban cuenta que por ellos se gastaban el dinero que quedaban en unas de las tarjetas que les brindo el abuelo, y que ahora los padres no tenían para pagar el alquiler de una casa por este mes y que posiblemente se mudarían de nuevo o buscarían una casa abandonadas que dejaba el gobierno a la suerte. Kennett un día después se escapo de casa para buscar algún trabajo ligero, pero con una paga razonable; fue rechazado en lugares que solo los millonarios podían visitar, hasta que encontró un anuncio en un café, uno muy humilde que solo eran visitados por secretarios y estudiantes, así que se dispuso a conseguir el empleo, la señora que lo recibió a simple vista parecía insensible porque le pidió que no viniera con juegos, y que solo era un niño para trabajar del puesto pedido, así que Kennett con llanto le suplico que le diera un trabajo anunciando sus problemas en casa y que quería ayudar a sus papas y a sus tres hermanas, la señora le dio un trabajo que cualquier niño en casa podía hacer: Barrer, lavar platos y limpiar las vitrinas y mesas. Un joven de veintidós años le dio enseñanzas acerca del nuevo puesto de Kennett, el niño regreso ese mismo día a casa con dinero suficiente para la cena del día, pero los padres parecían asustados por la desaparición de él, entonces les conto acerca de su nuevo trabajo en el café diciéndoles que no pasarían hambres por un tiempo, el padre avergonzado por lo sucedido abrazo a su hijo mayor sintiéndose muy mal por el hecho que él no tuviese trabajo y su hijo sí, entonces les prometió a su esposa y sus cuatros hijos que saldría a buscar trabajo en todas partes, que seria una persona de clase baja, esa clase que él antes humillaba en su antiguo trabajo, pero todo sea por el bien de sus preciados hijos quienes aún creían eternamente en él. Una semana transcurrió, pero el papá era rechazado de algunos lugares por no tener paciencia y humildad, el señor Bennet había crecido entre familia adinerada y lo tuvo todo sin luchar, pero ahora se daba cuenta de lo difícil que era subsistir en una sociedad así, entonces se avergonzó más el saber que su hijo aprendía de la gente de clase baja siendo amables con todos. Un día el dueño de la casa los corrió por no pagar la renta a tiempo, pero no se quedaron atrás porque vendieron los muebles para tener de comer y para rentar una casa más pequeña. El padre recibió una llamada a las pocas horas de haber dejado una solicitud en un casino y fue contratado como personal de limpieza, y no pudo rechazar el trabajo porque era de urgencia, la madre buscaría hacer lo mismo, pero no podía dejar solas a sus hijas que ahora dependían de ella sola, ella solo se encargaría de mantener en orden la casa y tratar de alimentar a todas bien. La nueva casa solo contaba con un cuarto y una sala y un baño, lo necesario para vivir una pareja a excepción de que ellos eran una familia de seis. Kennett fue recibido con atención y apoyo en su trabajo, poco a poco se iba ganando el respeto de la jefa, haciendo que el café subiera fama por las ganas de superarse del niño quien se prometía sacar adelante a su familia a base de sudor y esfuerzo, ganarían y se irían de viaje a Alemania. Paso un año aproximadamente y todo transcurría bien, hasta que llego a la ciudad una familia adinerada que presumía a dientes por fuera su dinero, gastándolo hasta en lo que no necesitaban e incluso serian de comprar un puente, un mar; solo para presumir su riqueza. El hijo menor de dicha familia fue a comprar un café a la cafetería porque era la única que le quedaba cerca en ese momento, pero cuando noto a Kennett limpiando las mesas se le ocurrió la idea de molestarlo haciendo que el pobre Kennett se mojara los pantalones con el bote de agua que cargaba cargando con su mano izquierda, y después con mala intención derramo el café que recién había comprado en el piso y riéndose a carcajada, Kennett, intento ser amable a pesar de las burlas del niño rico. Al terminar el día, Kennett, quien se dispuso a comprar frutas para tener que comer, el niño rico quien se llamaba Jeremías, aun se encontraba aun en la zona y cuando vio al niño pobre se acerco para tirarle una envoltura de basura.