Una y otra vez

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Dos días antes

A lo lejos muy dentro del bosque una chica va corriendo malherida, llorando pidiendo ayuda gritando por su vida.

Detrás de ella a unos metros de distancia un tipo alto con capucha la sigue a paso firme con un cuchillo en la mano con su mirada fija en la chica.

—Por que tenias que escapar — meditaba para si mismo en un tono ni tan alto ni tan bajo.
—Pude darte lo que quisieras solo tenias que quedarte conmigo. —

Mencionaba mientras se apartaba del camino para desaparecer entre los arbustos, mientras la chica volteo al ya no escuchar sus pasos y se dio cuenta que ya no estaba, redujo su velocidad casi hasta detenerse y justo cuando tomo un árbol para sostenerse sintió el fuerte golpe de un hacha llegando a su mano a la altura de su muñeca sersenandole la extremidad y ella solo alcanzo a dar un grito que se ahogo en todo el bosque.

El hombre al acercarse se limito a golpearla para dejarla inconsciente y su mano solo callo a un lado volteo para verla y la miro.

—Ya no es lo mismo— dijo para si mismo — ahora ya no tienes valor para mi —decia mientras volteaba a ver a la chica.
La tomo para cargarla y se la llevo dejando atrás su mano, regreso a su cabaña que mas bien era un escondite ya que quedaba bien cubierta por arboles en la zona mas espesa del bosque. Al llegar abrió la puerta que tenia un tablero electronico, cinco dijitos y pudo ingresar con la chica al hombro aun sangrando mucho, paso por la sala donde tenia varias cabezas de animales por las paredes a manera de trofeos, paso al final de un pasillo que conectaba con la cocina donde tenia una gran mesa de metal para llegar y recostar a la chica.

La miro y acomodo, se le acerco y descubrió su rostro que había quedado cubierto con su cabello.

—Eres hermosa— le decía mientras acariciaba su rostro— pero no tenias que escapar—
Se dirigió al mueble a un lado para sacar de un cajón una jeringa ya cargada con un líquido transparente,  se la inyecto en el cuello, la chica dio un Respingo con un gran suspiro, cayo a la mesa ya muerta, empezó a desvestirla y encontró al quitarle el pantalón un tatuaje de mariposa en el tobillo izquierdo.

Después de un rato salio de la cabaña con una mascarilla puesta, se la quito y respiro profundamente. Salio al patio donde tenia una mesa con dos sillas, se sentó, saco una caja de cigarrillos, tomo uno, lo encendió y le dio una gran bocanada también saco una fotografía, donde se podía observar a un grupo de cinco soldados, dos de ellos con una "x" en el rostro.

—Ya solo faltan dos... padre, solo dos y por ti haría esto una y otra ves.

Sin PistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora