Tal vez... por primera vez en mucho tiempo... tal vez el tiempo de esperar y mirar había terminado. Y tal vez ahora... verdaderamente comenzará una nueva era.
-¿en verdad nunca tendré una oportunidad de sobresalir, de superar este terrible hoyo? ¿En verdad pasaré el resto de mi vida sirviendo al verdugo de mi pueblo? ¿Realmente mi dignidad de príncipe no existe más?- Vegeta no dejaba de pensar en los acontecimientos que dirigían su vida a un absurdo e inimaginable abismo, ya no soportaría más ese desprestigio, debía hacer algo... si no, terminaría por hundirse en la resignación y sumisión total. Necesitaba... un milagro...----
-¿Qué sucede Raditz?- me sobresalté levemente al escuchar la gutural voz de Nappa llamándome repentinamente, haciéndome caer nuevamente sobre la realidad, topando los pies sobre el suelo.
-no, nada...- intenté parecer natural y ordinario, incluso un poco indiferente, volviendo mi mirada al plato frente a mí, por extraño que pareciera, no había podido tragar ni un poco. Vegeta viajó su mirada levemente por sobre mi plato, sin siquiera girarse hacia mí por supuesto, para luego volver tranquilo a lo suyo. No tenía hambre, en realidad ya no sentía ganas de nada, solo deseaba poder dejar de respirar. Tomé salvajemente la mitad de mi porción con los utensilios en mis manos, y los sambutí en mi boca tragándolos como un desesperado, logrando que unos cuantos lanzaran sus miradas llenas de asco y desprecio hacia mí, como si eso me importara. No tenía hambre, pero debía comer, si no lo hacía Vegeta terminaría por asesinarme en su brutal entrenamiento, mi cuerpo lo necesitaba. Volví mi mirada al plato y suspiré tomando valor para consumir el resto, sentí de nuevo la mirada de Nappa, pero esta vez era de tranquilidad, quizá estaba preocupado por mí...quizá. Hacía ya tres semanas desde la última vez que el príncipe solicitó de mis "servicios", pero después de ese día, de ese momento, ya nada pareció ser igual para mí, y eso era algo que finalmente Vegeta se había dado cuenta, lastima, que parecía no importarle. Todos los días ya se me estaba haciendo normal maldecir mi vida y ansiar la muerte, estaba harto de pensar como un cobarde, pero es que en ese terrible lugar donde no soy más que un vil esclavo, no dan ganas de nada más.
-bien, andando...- indicó mi príncipe poniéndose de pie, apenas pude comerme lo último y le seguí a toda marcha. Avanzamos hasta la zona especial de entrenamiento, sería otro día de golpes y dolor, mucho dolor. Nappa comenzó a calentar y le imité preparándome para, literalmente, recibir una golpiza, sin exagerar, al enfrentarme contra ellos, bueno, contra Vegeta, era lo único que recibía. El grandulón tronó las articulaciones de su cuello y me dedicó una sonrisa, para mi suerte amistosa. Nappa era un completo animal sin pensamiento, pero al menos parecía un ser vivo, no una maquina extraña como Vegeta, Nappa era diferente, podía sentirlo, era como yo; al estar con él al menos sentía un aura de confianza y respeto, era el perro faldero de nuestro príncipe, pero en ocasiones de mostraba interesado o preocupado por otros, en este caso en mí, haciéndome sentir un poco menos solo y miserable, casi podría decir que era un amigo... casi.
Los tres nos zafamos en scouter, terminándonos por colocar en los extremos, como siempre, seriamos Nappa y yo contra Vegeta, pues el único objetivo para esto, era que el príncipe incrementara sus poderes, solo él. Se lanzó sin piedad contra mí, ¿Por qué siempre era yo? Me impactó en la cara con el puño, lanzándome irremediablemente metros atrás, por el polvo y el dolor no supe realmente que pasó con Nappa, pero cuando me levanté, a mi parecer, inmediatamente, ya estaba tumbado a un lado de mí tragando tierra. Pasó por mi mente la idea de preguntarle a que sabía la derrota, pero preferí guardar mis palabras concentrándome en mantener la guardia alta, pues el príncipe se cruzaba de brazos molesto seguramente por nuestra incompetencia y ya sabía de sobra que eso solo lo hacía enfadar más. Ataqué, lanzando todas mis técnicas, incluso improvisando unas de momento; mal, mal, muy mal, lento, débil, terriblemente mal, decía la expresión de Vegeta con cada golpe que yo soltaba, era como si pudiera leer su mente imaginando para mí mismo una serie de insultos hacia mi persona. Finalmente se aburrió de bloquearme y golpearme consideradamente, dedicando a mi rostro un fuerte rodillazo en la nariz, ya estaba harto del olor de mi propia sangre todos los días. Nappa se lanzó y atacamos juntos, pero nuevamente, parecía estar esquivándonos sin esfuerzo, ni un solo golpe por parte de los dos atinó en el blanco.

ESTÁS LEYENDO
Con Las Luces Apagadas
Fanfiction"Nuevamente arrodillados, ante alguien que no lo merece" La humillación más grande por parte de Freezer hacía los tres guerreros saiyajins, el desplante y desprecio por todos en el universo, -¿Por qué a nosotros? ¿Por qué a Vegita? ¿Realmente lo mer...