3. Oro vikingo

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Soundtrack:
— OKUPA— WOS, CARAVANA.

El calendario marcaba cuatro meses y Denver estaba exhausto de pasar el tiempo distanciado de Troya. Verla y sentirla lejos suyo, apenas dedicarle unas sonrisas y dos o tres palabras en las clases del Profesor, lo saturaba por completo.
Siempre se había considerado un hombre con buena suerte respecto a las mujeres, nunca nada fue impedimento para obtener lo que quería en ese ámbito tan delicado como el público femenino.

— No encuentro momento pa' nosotros dos si te la pasas con Nairobi que parecen siamesas y con el Río que parece tu novio— reclamaba frente a los ojos de la hija de la inspectora. Había ensayado tantas veces el discurso que lo indignaba desesperarse y adelantarse a sus propias palabras, pues frente a un vendaval como Troya le era imposible organizar los mapas de su mente.

— Has venido hasta aquí solo para hacerme dos escenitas de celos tan patéticas que ni lo imaginaba. Puf... En realidad sí, al venir del mismo hombre que me llamó por todos los adjetivos calificativos de inferior y sus machistas sinónimos, sí me lo espero.

— No son dos escenas de celos. Es una, que me pone de los pelos verte con Río tanto tiempo.

— Río está con Tokio y tu con el cerebro cada vez más pequeño. ¿Nunca te has planteado celarme por Nairobi?

— No me jodas, Troya. Que es cuestión de varones, verme tan solo y tu pegadísima a Río— ignoró por completo su comentario, sin tan solo imaginar que la falsificadora deseaba tanto a su novia que se debatía el trofeo por quién la deseaba más.
— Nairobi es una puta loca de esas que llama machistas a todos los hombres porque está resentida. Que no somos todos iguales eh, y yo no soy un machista. Desde que llegamos aquí has ido por otro rumbo distinto al mío y ni una sola noche has dormido junto a mi, Victoria.
Troya no me gusta en lo absoluto, ella no me ha dado un solo beso y yo me muero de la pena— explicaba con lágrimas a punto de salirse de sus preciosos ojos azules. Ella por su parte, lo observaba en silencio, replanteándose haberlo ignorado durante tanto tiempo.

— Estoy a punto de cumplir un sueño y tu eres un egoísta que pretende prohibirme realizarlo. No te quiero en mi vida si frenas mis impulsos, al final te has convertido en alguien peor que mi madre.
Dame una razón por la que no eres un machista de mierda. Porque a cada cosa que dices, oscureces el panorama y te hundes solito, Daniel. Me ha dolido mucho que me subestimes de la manera en la que lo has hecho todos estos meses.

— Que yo no voy a tener sangre fría— pronunció con los ojos enrojecidos.
— Y si me tengo que meter en la puta línea de fuego pa' defenderte, yo lo voy a hacer— una lágrima que no tardó en limpiar, chorreó por su mejilla derecha con ligereza. Sus ojos reflejaban el miedo incesante al peligro constante al que Troya estaba dispuesta a exponerse.
— Y me da igual un tiro en la cabeza o explotar en pedazos con el pecho cargado de granadas. Porque tú eres mi familia, Troya— él derramó un par de lágrimas más y Victoria sintió un nudo en su pecho producto de la confusión al que Denver se encargó de desanudar a besos.
— Tu eres lo más preciado que tengo y por eso no quería que entraras— susurró ganándose todo el protagonismo remedio de esos cuatro meses ausente. Sus respiraciones sincronizadas los llevaron a una reconciliación en la que el amor se hizo verbo ardiente.
Los estruendos de los muebles contra la pared, denotaban su profunda conexión y ese día se producía la orquesta más desafinada del mundo. Mientras Troya gozaba al máximo con las piernas enredadas en las caderas de su novio, Nairobi lloraba entre los brazos de Tokio, en un desamor aparentemente irremediable.

— ¿Quién eligió la careta?— Río rompió el silencio esa mañana, camino al golpe más grande de la historia. Los nervios prometían traicionarlo y eso le causaba constante intranquilidad.
La noche anterior al atraco, había sido un manojo de nervios. Pensar en rendirse, se había convertido un hábito pero su amistad con Troya le daba suficientes razones para seguir.
No eran tan distintos, ellos parecían funcionar en un eslabón aparte de la banda. Habían crecido en cunas de oro y por parte de Troya, era su primer robo.

Jarana|NAIROBIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora