Capitulo 1

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Entre con un caminar lento, casi arrastrando los pies.
Sostenía un pañuelo en mi mano, desde su muerte estaban por todas partes, en la guantera, escondidos detrás de los cojines del sofá, debajo de mi almohada..

La sala estaba en silencio, el aire era frío, las paredes de color gris le daban un tono sombrío, no me gustaba estar allí pero tampoco me gustaba mi dolor. 
El lugar estaba vacío con excepción de una chica de piel oscura de vestimenta colorida.
De vez en cuando la veía cuando iba a consulta.

Tome asiento en una de esas sillas metálicas. Apoye mi cabeza contra la pared y cerré mis ojos. Solo escuchaba mi respiración forzada y los latidos de mi corazón hasta que una voz corto aquel silencio que inundaba la sala.

–cuentame ¿Por que te mandaron aquí?
Abrí mis ojos de golpe. La chica de piel oscura que jamas me había dirigido la palabra se encontraba sentada junto a mi.
La mire sorprendida.
Que podía decirle.
Como explicarle  a una completa extraña  la razón por la cual dentro de treinta minutos estaría acostada sobre un sillón contándole  mi vida a otra completa extraña.
Pero quizás solo le conté por que ya no me quedaba nadie con quien poder compartir lo que sentía, lo que sufría.

–perdí a mi prometido, en un accidente,mejor dicho...un asalto. – dije en voz baja.
Y no pude evitar recordar aquel momento, las imágenes circulaban por mi mente tan frescas,tan vivas.





Caminaba por el pasillos 6, el pasillo de los frutas.
Una chica ordenaba los estantes del fondo.
Mi móvil empezó a sonar.
La llamada que no esperaba traía consigo la noticia que no estaba preparaba para recibir, convertiría  mi vida es una desgracia sin final. Aquel tono se transformaría en una canción de muerte que no pararía  de escuchar.
Saque el móvil de mi  bolsillo.
El numero era el de mi hermano.

–¿Francis? No se como decirte esto. Es sobre Richark, acaba...lo acaban de...
Pude notar la desesperación en su voz.

–¿que le ocurrió a Richark? Las palabras me salieron con dificultad.

–lo asesinaron. Lo siento tanto.

Sentí un dolor punzante en mi pecho.
Deje caer la bolsa con naranjas que tenia en las manos.
Sentí que el tiempo se detenía. El aire era denso, me costaba respirar. La chica se acerco para ayudarme a recoger las naranjas.
–¿señorita,se encuentra bien? ¿le ocurre algo? ¿en que la puedo ayudar?
Apenas si podía escuchar lo que decía.
Todo me daba vueltas.
Trate de dirigirme hacia la salida. Necesitaba aire fresco. No podía coordinar mis pasos.
Tropecé con una mujer de treinta y tantos.

–¡oye Ten mas cuidado!– me grito
Quise disculparme pero no podía pronunciar ninguna palabra.
Llegue al estacionamiento. Me tomo diez minutos poder encontrar mi auto.
Apoye mis manos sobre el volante. El anillo de compromiso en mi mano era testigo de todos los momentos que había compartido con el,  del futuro que habíamos planeado,soñado.  Y ahora nada de eso importaba.
No pude contenerme más y deje que las lágrimas brotaran de mis ojos cafés. Y seguí llorando hasta que el sol se escondió, y el estacionamiento se vacío.

–¿señorita?¿señorita?– Repetía una y otra vez el hombre que se asomaba a través de la ventana de mi auto. Me despertó del sueño en el había caído sin darme cuenta mientras lloraba.

–no puede pasar la noche aquí señorita, necesito que se retire, estamos por cerrar– me dijo amablemente.
Asenti, encendí mi auto y conduje sin rumbo alguno.




–Digamos que es algo así como las estrellas. Ellas brillan gracias a la fusión termonuclear del hidrógeno que se encuentra en su núcleo, esto las hace liberar energía e irradiar luz al espacio–
Note que estaba un poco confundida –Lo que quiero decir, es que Richark  era como una estrella.  Irradiaba luz a mi vida. Pero así, de repente...dejo de brillar–

No esperaba que me comprendiera.

Me miraba fijamente sin expresar ninguna emoción, tampoco asentía y sonreía como hacían todos los demás para hacerme sentir mejor.

Luego de un pequeño silencio  dijo:
–yo perdí a mi padre–.Su voz no reflejaba el mismo grado de tristeza como la mía.
Baje la mirada hacia mis botas.

–¿te cuento algo?...visito varias veces al psicólogo. Es feo y bonito a la vez. Puedes hablar de lo que sea pero se siente feo que te vean llorando y con una cara triste como si te entendieran.
Pero solo te puede entender aquel que ha perdido a una persona  verdaderamente especial.–

La mire a los ojos con curiosidad.
Dude por un segundo, pero que podía perder con preguntar.

–¿Como murió tu padre?

Cuando el cielo se queda sin estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora