La luz mala

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                                ( En este relato, desde tercera persona, intento recrear una historia que me ocurrió en General Pinedo, provincia del Chaco, mi querido pueblo, junto a un par de amigos de la infancia tal como lo esboza el relato, alguna siestita de esas que me escapaba de mi vieja, aclaro que no fue exactamente esto lo que sucedió, creo que olvido algunos detalles, otros lo he cambiado para que remocen la historia, pero entiendo que el nudo, la parte principal se le parece bastante.  Anhelo, que Dios nunca deje escapar de mi la maravillosa capacidad de asombro, la posibilidad de experimentar cosas fantásticas con mis amigos, y de sentir aquel temor de que siente cualquier niño, de corazón, sinceramente lo deseo.) 

 Algún domingo de enero, en plena siestita chaqueña, bajo mas de cuarenta grados de calor, Juan y un par de amigos, cumplen un sagrado ritual dominguero, cargan la balinera, y empuñan su gomera, estuvieron una semana preparando esta aventura, amasaron casi cien balines dejándolos secar en una fuente bajo el sol, buscaron nuevas horquetas para sus gomeras, y como es una costumbre la adornaron con algún pedazo de goma de bicicleta que les regaló don Gallardo, el bicicletero de por ahí cerca.

 Emprenden la marcha por un desolado caminito de tierra que se dirige hacia algún montecito cerca del pueblo, y mientras caminan se cuentan entre si historias fantásticas, con algunos agregados propios, creencias populares que toman fuerza en la gente de pueblo, leyendas con los mas variados protagonistas; el pomperito, la mujer de blanco, la luz mala, el lobizón, etc., etc., etc., y aunque ninguno lo confiese, un poco de miedo los inunda, pero siguen su camino como caballeros de hierro, cada domingo sucede lo mismo, ellos solo quieren tirar unos gomerazos a algún pájaro descuidado, para mostrarlo como trofeo en el barrio, nada mas.Los changuitos llegan al monte, cruzan el alambrado de púas despacito para no engancharse sus remeras,preparando su artillería gruesa, colocan un balín en el cuerillo, caminan despacio, como queriendo que nadie los vea ni los escuche, miran sigilosamente hacia arriba, buscan entre los paraísos, los itines y los eucaliptos la ansiada presa, los tres parecen estar ensayando alguna coreografía conjunta. 

 Pasa el tiempo, como un domingo mas los balines se agotaron rápidamente, ni siquiera encuentran piedras en el piso y nada, ya esta cayendo la tardecita los changos están cansados, fue muy dura la cacería, entonces preparan su retirada, abatidos y derrotados,diagramando la próxima aventura, pensando las estrategias y comentado los errores para que no ocurran nuevamente, lo mismo ocurrió el domingo anterior,pero cuando se aprestan a cruzar el alambrado, uno de ellos sin quererlo ve una luz enorme en el medio del monte, como si los estuviera siguiendo y un ruido estruendoso con ella, los tres se dan vuelta, no lo dudan ni un segundo, como si fueran un coro con muchos años de ensayo, repiten...-la luz mala, la luz mala!! , cruzan el alambrado sin importarles demasiado sus remeras y salen acorrer por el caminito de tierra, nada los detiene, ni siquiera quieren darse vuelta, mientras la luz parece alcanzarlos, solo tienen una meta, la entrada al pueblo, seguramente batieron el récord mundial en velocidad. 

Temblorosos, transpirados y exultantes llegan hasta la estación de servicio que esta en las puertas del pueblo entonces recién miran hacia atrás, se sientan en algún bordecito,empiezan a comentar lo que vieron, a discutir teorías, a inventar datos,ruidos, hechos y todo lo que pueda entrar en la cabeza de unos changuitos de 13 o 14 años deslumbrados por la historia que acaban de vivir, así se quedan un rato largo, buscan el regreso a sus casas, en el camino el tema de conversación es el mismo, pero aún mas adornado, este será el tema de conversación en la escuela por algunas semanas. 

 Después de un par de horas, en la misma estación de servicios llega Ramón, el peón de don Funes, a cargar gasoil en su tractor viejo, ruidoso y destartalado, se baja, sacude un poco el polvo que cubre su ropa, paga con billetes arrugados y sucios, se lava un poco la cara en una canilla que encuentra y comenta al dueño, "...-y si don Julian, estoy bastante cansado, che, desde hoy a la tardecita le estoy metiendo en el monte de don Funes meta trabajar y para colmo todavía no puedo terminar, así que voy a tener que seguir por lo menos hasta la noche, ni yo se a que hora voy a volver para la casa, por suerte por lo menos, este tractor viejo tiene una luz bastante potente".            

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⏰ Last updated: Jul 17, 2018 ⏰

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