Capítulo 1: Despedida

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Zoro

No podía moverme estaba en shock al ver aquella escena, solo podía escuchar los llantos de Nami suplicando que pararan. Y yo...estaba quieto simplemente viendo como Sanji y Luffy peleaban, bueno mejor dicho como Sanji peleaba ya que Luffy no le atacaba.
Esto me recordó a lo que pasó con Usopp, pero hay dos diferencias. La primera Luffy no atacaba y la segunda es que aun que aprecie a Usopp por ser mi nakama no lo puedo comparar con mis sentimientos hacía Sanji, ya que a él, lo amo con todo mi ser. Había esperado durante dos años para  poder volver abrazarle, besarle, tocarle y ahora...iba a volver  a irse de mi lado pero esta ves para siempre, va a casarse con aquella mujer va a tener una vida aquí en esta isla junto a sus hermanos para siempre. Y yo...simplemente pensarlo me pone enfermo, pensar que no estoy en sus planes pensar en todo aquello que hablamos y que ahora son simples palabras que se ha llevado el viento.
Agachè la cabeza para ocultar mi rostro sollozo, no quería que él me viera así de vulnerable aun que se que en el fondo no solo no quería que me viera por eso si no por su acción después, no iba a venir a levantar mi cabeza con sus cálidas manos para que lo mirará, no, no iba hacerlo, ni consolarme con uno de sus dulces besos como hacía siempre.

-¡Detente Sanji!- Gritó Nami. Levantè la cabeza y no podía creer lo que estaba viendo, Sanji estaba en el cielo haciendo uno de sus ataques para darle finalmente justo en la cabeza a  Luffy dejándolo inconsciente.
Nami y yo fuimos corriendo a donde estaba Luffy mientras Sanji nos dio la espalda caminando lentamente.

-¡Se puede saber que estas haciendo cejas rizadas! - Le grite poniéndome de pie.
Él se paro en seco.
-Esta es nuestra despedida espadachín.- Dijo en un tono frío y cruel, ni siquiera se giro para decírmelo a la cara.
El enfado se apodero de mi, cuando me quise dar cuenta ya me había avalanzado sobre él.
- ¿Què estas haciendo? ¡Quitate de encima mía! -No pensaba hacerle caso, solo podía mirarle y lo conocía lo bastante para saber que se estaba aguantando las lágrimas.
-El que debería preguntar eso soy yo...-tartamudè. -¿Y todo aquello que hablamos? ¿acaso lo olvidaste? -Grite con voz temblorosa me asustaba en el fondo su respuesta pero soy demasiado orgulloso como para dejar que me viera llorar en esta situación así que intente mantener calmada mi voz.
Una escalofriante sonrisa apareció en su rostro.
- ¿Olvidar? No, no lo he olvidado, ¿comó iba olvidar algo tan gracioso?
Algo dentro de mi se partió, creo incluso que se pudo escuchar desde el exterior, este no era mi cocinerucho no podía ni reconocerlo, él que siempre tenia una sonrisa amable, él que no paraba de susurrarme al oído lo mucho que me amaba, aquel rubio que conocía y amaba, no esta aquí.

Después de todo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora