Iba camino a la casa de mi novia un sábado por la tarde. No nos veíamos hace ya varios días. He estado muy ocupado en el trabajo y viendo la solicitud para entrar a la universidad. Sé que debería estar ahora ahí pero quería juntar dinero no solo para el auto sino también para la universidad. No era gratis.
Cuando llegue toque el timbre y espere para que alguien me abriera la puerta. A los pocos segundos apareció frente a mi Rachel usando solo su camisón rojo. Sonreí y la tome de la cintura para poder besarla pero ella corrió la cara terminando mis labios en su mejilla.
— ¿Ocurre algo? —le pregunte confundido. Por lo general siempre se tiraba en ms brazos y me llenaba de besos por toda la cara. Era una chica muy cariñosa.
—Tenemos que hablar, Ángel. —su cara tenía una expresión apenada y me hablaba seria.
Tomo mi mano y caminamos hasta la sala. Me hizo sentarme en el sofá y ella se sentó en la mesa frente a mí. Pocas veces nos habíamos sentado a hablar seriamente. Nuestra relación se resumía en charlas simples, bromeábamos todo el tiempo y nos besábamos cada dos por tres.
—Veras, en este último tiempo he conocido a alguien y…
No me está gustando por donde va la cosa.
—Gatita, creo que el… —un tipo llega bajando las escaleras y apareciendo frente a nosotros cuando se percata de mi persona— oh ¿este es Ángel, no? ¿Ya le dijiste las nuevas buenas? —le preguntó sonriente muy descaradamente frente a mí.
¿Las buenas nuevas? ¡Las buenas nuevas dijo! Este tipo no tenia descaro. Con que este era ese tal ‘’alguien’’ que Rachel había conocido ¿eh? Era un tipo de por lo menos tres metros de alto con músculos hasta en los parpados y un bronceado exagerado.
— ¿Quién es este tipo, Rachel? Dímelo ya y sin rodeos.
—Él es Leo mi…
—Amante. —la interrumpí afirmando lo que podía observar.
—Lo siento tanto de verdad —comienza a llorar haciéndose la victima ¡yo era la victima aquí! —, pero tú me tenías tan botada. No te aparecías por aquí hace ya varios días y yo…
— ¿Hace cuánto lo conoces? —la volví a interrumpir y le hablaba frio para que supiera que no estaba jugando.
—Hace… —miro sus manos que estaban en su regazo, sin contestarme volvió a romper en llanto. Odio a la gente hipócrita y ella se está comportando como una ahora mismo.
—Hace cuanto se conocen te pregunte, Rachel quiero que me respondas con la verdad. —me estaba empezando a hartar de su melodrama. Quería irme rápido de aquí pero primero quería saber todo.
—En unos días se cumplirán dos meses. —me respondió cabeza de musculo viendo que ella no pensaba responder.
—Dos meses —dije turbado— ¡Ja! Fantástico. No vengo por unos días y tú lo conoces hace meses ¿no es lindo, Rachel?
No tenía nada más que hace ahí metido y me pare para marcharme. Cuando estaba por tomar la manilla de la puerta, Rachel toca mi hombro y dice:
—No tenemos que terminar de mala forma, Ángel.
—Si no me hubieras engañado de primera mano, hubiéramos terminado de buena forma.
Y me fui dramáticamente. Estaba furioso con ella, con él y con todo el mundo. Nunca creí que terminaríamos de esa forma. Siempre pensé que yo terminaría con ella por el simple hecho de que ya me aburriría de nuestra relación pero obvio nada sale como uno cree.
Camine rápido hacia el parque y compre comida para alimentar a los patos frente al lago. La naturaleza siempre fue mi aliada. Cuando era un niño iba a visitar a mi papá y me llevaba a cabalgar, a pescar o a la nieve. El poco ruido que había me servía para aclarar mis ideas. Nunca fui un chico de ciudad.
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Aurora.
Teen FictionLa madre de Ángel decía que su hijo no tenía remedio. Pero él ya encontró su cura.