A los quince años con Jesús tuvimos una pelea sin sentido que en esa edad para nosotros era el fin del mundo. Yo ya ni recuerdo el motivo de la discusión. Pero lo que si recuerdo fue que dejamos de hablar por mucho tiempo. Unos días después él comenzó a salir con unos chicos mayores, y yo con unos del club de comic de la escuela.
El punto es que, a Jesús lo incitaron a probar la cocaína en una fiesta a la que asistió con ellos, y siendo un niño tonto de quince años, aceptó. Lo malo es que eso no paro ahí. Siguió consumiendo por meses perdiendo el control. Se metía constantemente en problemas en la escuela, hacia novillos, robaba y muchas cosas más.
Cuando me entere no podía caer en la cuenta de que mi mejor amigo era adicto a la cocaína. Trate de hacer algo al respecto en el segundo que me contaron, muchas veces me acercaba a él y le hablaba, le decía que dejara de hacer esas cosas, que él no era así, pero solo se dedicaba a ignorarme. Se comportaba como un crio. Yo era la persona mas cercana que sabía sobre esto.
Estaba más delgado y masacrado. Me preguntaba todos los días como nadie lo notaba, y si lo notaban ¿por qué nadie hacia algo al respecto? Era solo un niño perdido.
Desesperado por encontrar ayuda, recurrí a sus padres. No lo quería hacer para que no tuviera más problemas pero en cierto modo él no me daba otra opción. Cuando le conté a sus papas en lo que estaba metido quedaron en shock, al principio no me creían, me llamaron mentiroso y me echaron de su casa.
Una noche llamaron a casa, eran los papas de Jesús diciendo que estaba en UCI por una intoxicación y que estaban por hacerle un lavado gástrico. Mi mamá no lo pensó dos veces y me llevo hasta allí.
Luego de salir de la clínica Gabriel y Diana –los padres de Jesús- investigaron de inmediato sobre algún centro de rehabilitación donde mandar a su hijo. Estaban devastados, su único de hijo, quinceañero, era un drogadicto. Encontraron uno donde pasó los tres meses de verano.
Me devolvieron a mi mejor amigo. No lo puedo volver a perder.
Por eso, en cuanto recibí su mensaje; salte de la cama y me cambie de ropa para salir a buscarlo. Entre a todas y cada una de las fiestas que se hicieron esa noche en el pueblo, no era un pueblo muy grande lo que se me hacía más fácil buscar. No lo encontré en ninguna.
Llame a Rob, Matty y Jack preguntando con él. Sin embargo ninguno lo había visto.
También marque su número innumerables veces, en ninguna contestó.
Eran pasadas las 6:30 de la mañana cuando ya no supe donde más buscar, fui hasta su casa y me senté en el pórtico, me dije a mi mismo que si a las siete no aparecía por ahí tendría que llamar a sus padres.
Quería saber que había pasado para que él volviera a consumir.
Unos minutos después Jesús se asomaba por la esquina de su barrio tambaleándose para todos lados.
Corrí para ayudarlo a caminar y él se dejó. Al parecer estaba muy drogado y tomado como para luchar.
—Ángelito ¿eres tú? —preguntó balbuceando.
—Sí, soy yo.
—Bien —cayó dormido.
Lo tome en brazos y lo lleve hasta mi auto y conduje hasta mi casa, no podía dejarlo en la suya en ese estado. Llegue a la mía y lo sostuve hasta tirarlo en mi cama. Fui a despertar a mi mamá, ella sabría qué hacer.
Abrí la puerta de su habitación y estaba despertándose para ir a trabajar.
—Mamá —hable temblando—, Jesús tuvo una recaída —se volteo y me miro preocupada.
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Aurora.
Novela JuvenilLa madre de Ángel decía que su hijo no tenía remedio. Pero él ya encontró su cura.