|Capítulo 11|

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Mientras los demás estudiantes del colegio van levantándose de mala gana para alistarse, dos chicas se encuentran ya con toda la energía frente al espejo.

Ámbar aplica tan sólo un poco de rubor en las mejillas de Delfi y sonríe orgullosa de su última creación; y sí, tal como a su madre, a la rubia le encantan los cambios de imagen, sobre todo si es para ayudar a sacar el máximo potencial de chicas como Delfi, por quien ya siente un gran cariño.

Y el sentimiento es mutuo, por eso la pelinegra no puede evitar mirarla con preocupación, mientras intenta persuadirla por su cercanía con Ramiro - Es en serio, Ámbar, no me gustaría que mi hermano te lastime... -

- Delfi - la rubia sonríe mientras empieza a arreglar el largo cabello negro de su amiga - Yo sé cuidarme, tú tranquila, que si tu hermano me hace algo, yo le corto esos bonitos rizos que tiene - ambas comparten un par de suaves risas, todo bajo la mirada de Nina, quien se dispone a salir del dormitorio sin decir nada - Ahora, deja de moverte que no quiero quemarte el cabello -

Al terminar, la rubia concluye aplicando un poco de labial rosa en los labios de la pelinegra, un tono suave pero que resalta sus labios en contraste con su piel - ¡Lista! -

Ámbar da pequeños saltos de entusiasmo mientras Delfi observa su reflejo sin poder creer lo que ve, sus ojos con un ligero delineado color negro y un poco de rímel, sus mejillas rosadas al igual que sus labios, todo enmarcado a la perfección por unos delicados rizos en los mechones delanteros de su cabello - ¡Me encanta! - se levanta de la pequeña silla para abrazar a la rubia - ¡Gracias, Ámbar! -

- No es nada - la rubia sonríe feliz y orgullosa de sí misma - Te aseguro que tu novio, la bestia, se derretirá al verte - Ahora quien sonríe entusiasmada es Delfi, ansiosa de que Matteo la vea.

...

Ya en el comedor, Nina camina hacia la mesa que suele ocupar con Delfi, Matteo y Ramiro, pero una sensación rara de molestia la lleva a buscar otra mesa; al ver a Eric tomando un café mientras lee un libro, la castaña lucha por vencer a sus nervios y se dispone a caminar hacia el chico, quien no puede más que sonreír al verla sentarse junto a él.

- Buen día, Nina -

- Hola - saluda ella sin muchos ánimos, por lo que Eric la observa con más atención.

- ¿Te pasa algo? Te ves decaída -

- No... sólo no dormí bien por estudiar... -

- Eres muy dedicada - Eric le sonríe, provocando que ella inevitablemente también lo haga, de algún modo ya no se siente tan mal.

- ¿Interrumpo? - Emilia acaba con el intercambio de sonrisas, provocando que Nina se ponga nerviosa, al notar que la castaña comienza a levantarse, Eric mira con súplica a Emilia, quien se apresura a tomar a Nina del brazo para hacer que se siente - Quédate, parece que estamos en la mesa de los becados -

Ante sus palabras, ninguno puede contener una pequeña risa, para Emilia es mejor tomarlo con humor, ya que a pesar de ser algo intimidante, no se ha salvado de uno que otro insulto o burla por ser "una becada más".

...

Mientras el ojiverde se apresura a llegar al comedor, una de las gemelas lo toma por sorpresa deteniendo su andar y acorralándolo contra la pared del largo pasillo, en su sorpresa, Pedro no es capaz de reaccionar hasta que la chica ya está sobre sus labios.

Después de un largo y profundo beso, la chica se separa de él para mirarlo con coquetería - ¿Mi hermana te besa así? -

Aquellas palabras lo toman por sorpresa, Ada sonríe por última vez para luego alejarse de él por completo, Pedro tan sólo la observa alejarse sin poder entender cómo fue que se enteró de que estaba viéndose con ambas, y preguntándose cuáles serán las consecuencias de su pequeño juego de gemelas...

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