18.07.2018
Había intentado establecer una especie de armonía entre mi espíritu y mi cuerpo. Entre la razón, y lo que oprimía mi corazón. Había intentado establecer una línea del término de una batalla. Lo intenté tantas veces, confrontarme, comprenderme, amarme, odiarme, estudiarme y analizarme. Sobre todo, hallar paz, pero cuando menos me lo espero, cuando estoy con la guardia baja, me asalta, ese sentimiento inexplicable me asalta, demostrándome una vez más de que... todas esas batallas han sido en vano. Aprendí, cierto, pero del hoyo no se sale. Nunca. Es como parece, atrapado siempre en el mismo círculo vicioso. Qué provoca esta inseguridad en mi ser? El resto de seres a mi alrededor? Las circunstancias de las prioridades de los humanos? Mis propios demonios, inexistentes cuando me dejo llevar una vez cada medio siglo por mi propio espíritu verdadero? Qué provoca que de un finísimo instante sea inminente la exploción de sentimientos personales y derrumbe emocional? No te basta? No te basta tener tu propio universo, tu propio mundo? En tu cabeza es una tormenta. Se está bien, pero de repente te ataca por la espalda. Por qué? Estás en los bosques, y reina paz por fuera, pero por dentro se inicia inmediatamente el proceso de un cataclismo de esa pequeñez humana que no puedo evadir. Estás en tus tareas inspirado, y de repente cae sobre ti esa montaña de sentir todos los fracasos a lo largo de tu existencia, y los que aún esperan a por ti, para comerte la cabeza vivo. Estás en lo que sea, en donde sea, con quien sea, no importa cómo, el lugar, la hora, la persona, tú... mente autodestructiva. Tú, mente arrolladora, abolidora de esperanza. Tú, maldita sea, tú y sólo tú. Cómo lo logras? Cómo lo logras en tan poco tiempo, destruir todo en lo que has trabajado tanto para creer, ser, crear y mantener? Cómo. Esa es la pregunta. O no sólo ella lo es. No hay armonía ni cuando intento expresar lo más de mi alma. No la hay, ni siquiera cuando otra alma intenta abrirse a mi pequeño e insignificante mundo. Nadie. Nada. Nada. Ni el privilegio de respirar, de respirar sano, sano y salvo todos los días. Ni el privilegio de respirar la vida es suficiente para socavar de una vez por todas este complot de mis neuronas con mi espíritu de fuerte ímpetu y contrariado de quebrantable estabilidad. No. No. No respires, apágame, apaga esta llama que me abrasa.
Apágala. Lo ruego.
18:21 Hrs. Germany.

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A lack of colour.
Cerita PendekSon pequeñas descripciones de lo que alguna vez sentí y viví. Los residuos de experiencias tanto maravillosas como desastrozas. Imaginando también cómo se sentiría el y sus rodantes pensamientos. Probablemente no tan fuertes como los míos, pues él e...