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29/12/2019 1912292762902
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Literaria: OtrosCon la cabeza apoyada en la ventana del desastroso autobús veo el paisaje pasar rápidamente. Quiero llorar hasta quedarme sin lágrimas y gritar hasta que mis cuerdas vocales duelan. Tenía un futuro prometedor gracias a una beca que obtuve por mis altas calificaciones para formarme en la más prestigiosa y respetada universidad privada del mundo, pero la he jodido, y ahora no tengo nada. Cierro los ojos por un breve instante cuando veo el nombre de mi pueblo en un gran cartel que da la bienvenida a los visitantes. He vuelto. Me prometí solo venir de visita, no para volver a vivir aquí, en este pueblucho de no más de dos mil habitantes contando a las cabras que corren a sus anchas por el verde prado. Si simplemente hubiese actuado con astucia e inteligencia ahora mismo no estaría aquí, estaría seguramente recostada en mi cómoda cama con un libro entre mis manos y con mi insoportable compañera de habitación hablándome de distinguidos diseños de grandes diseñadores. Salgo de mis pensamientos cuando noto como el autobús se ha detenido en la parada en la cual me tengo que bajar. Agarro entre mi mano la asa de la pesada mochila para después colgarla de mi hombro mientras voy andando con pasos lentos e inseguros hacia el exterior del autobús. En cuanto pongo un pie en la carretera el olor habitual de aquí inunda mis fosas nasales, una mezcla entre estiércol y arena mojada. No puedo evitar poner una muesca de asco mientras siento como mi estómago se revuelve, amenazando con vomitar.
— Aby... — su voz me hace sentir en casa, me hace sentir que estoy segura y que nada malo me puede pasar si él está a mi lado.
Trago fuerte el nudo de bilis de mi garganta para después aparentar normalidad hacia sus ojos.
— Papa — esboza una gran sonrisa mientras se va acercado hacia mis con los brazos extendidos, acortando la poca distancia para fundirse en un fuerte y confortable abrazo.
No hay ningún lazo de sangre que nos una, pero para mi es mi padre, mi salvador y mi héroe. Él fue la única persona que me ayudo cuando más lo necesitaba, rescatándome de la oscuridad donde estaba sumergida para darle luz y felicidad a mi vida. Lo quiero más que a mi propia vida y se que él a mi igual y por ese mismo motivo me cuesta tanto mirarle a los ojos, por que no quiero ver decepción en ellos. Se deshace del abrazo y su mano rápidamente me arrebata la pesada mochila de mi hombro, cargándola él entre sus dedos mientras me mira en silencio. Caminamos con lentitud, sin pronunciar palabra alguna y se que esta esperando a que le cuente lo ocurrido, pero no se como hacerlo. Me sorprende cuando se sienta en una banca de metal oxidada situada en la pequeña casi dimita plaza del pueblo, en la cual su mano palmea el extremo libre suyo y con la cabeza agachada me siento a su lado.
— En casa están tus hermanos y tu madre y nos podríamos hablar con tranquilidad — mi vista esta puesta en mis manos las cuales están sobre mi regazo — Creo que es momento de que me cuentes que te ha ocurrido... — soltando un gran suspiro enfrento su mirada mientras pienso por donde comenzar.
— Te contaré absolutamente todo, aunque luego me odies por lo idiota que he sido — niega cariñosamente con su cabeza a mis palabras — Pues hay va la historia...
Cinco meses atrás...
Llevo un mes y medio de universidad y sigo sin adaptarme. Vengo de un pequeño y humilde pueblo donde la gran mayoría de las personas se dedican a la agricultura y ganadería y esto... Esto es diferente a lo que yo estoy acostumbrada. Los aparcamientos de aquí parecen un confesionario de gama alta. BMW, porche, lamborguine son algunos de los coches que se pueden apreciar y a sus dueños les queda como anillo al dedo. Todos ellos siempre van impecables, perfectamente peinado y vestidos. Da igual la hora que sea, como si es las siete de la mañana como la una de la madrugada, esta gente siempre luce perfectas. Y entre ellos yo claramente destacó. Con un moño informal, un suéter que me llega por las rodillas y unas leggins, soy la oveja negra del rebaño.
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Los hermanos Manson
Teen FictionEn mi mente todo pareció sencillo y fácil, como si estuviera viendo una película y supiese cual iba a ser su final, uno maravilloso y espectacular. Pero no fue así. En mi empeño por que mi plan saliese a la perfección me hundí junto a el y todo por...