"Out of my mind"

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Ta, tara, tarara

Ta,tara, tarara......

Mi hermana mayor y yo nos balanceábamos en una colorida hamaca frente a aquel deslumbrante atardecer; uno quieto y ennoblecedor panorama vislumbraba nuestras sonrisas de aquella temerosa tarde. Solíamos hacerlo a menudo cada que habíamos terminado con nuestros deberes y que ninguna obligación de la tribu lo impidiera. Corríamos donde mamá, y nos dejaba descansar para cantarle a la brisa y a nuestros recuerdos.

No eramos chicas normales; tampoco era un lugar común, pero nos divertíamos como aquellas de ocho y diez años que éramos para aquel entonces. Recuerdo aún nuestra apariencia, con el cabello cubriendo solo la mitad de nuestra cabeza y sostenido por una coleta; al menos así nos peinaban desde que tenía memoria, y eso me reconfortaba. Nuestros cuerpos delgados y obscura piel se asimilaba, por lo que en varias ocasiones pensaban que éramos gemelas.

Sabíamos que había un mundo afuera; que había mucho mas que tribus, caciques y responsabilidades complicadas a las que nuestros padres aun no querían que nos preocupáramos en absoluto, por nuestra corta edad.. Sin embargo, para nosotros era cómodo; al menos para mí lo era. Como una burbuja; me gustaba pensar que era nuestro mundo, uno diferente con cultura distinta a las demás.... Todo era pacífico y confortable hasta que llegó ese día; uno que marcó nuestras vidas y decidió por si solo contemplar la desgracia desde lejos.

Escalofriantes gritos nos hicieron detener. Nos giramos entre sí con los ojos abiertos de par en par y corrimos hacia la choza en donde esperábamos encontrar a nuestra madre, pero su voz nos advirtió que nos quedásemos encerradas mientras ella y papá alcanzaran a saber de lo que estaba pasando. No duramos mucho mas tiempo hasta que un hombre muy alto se adentró agresivamente en donde nos encontrábamos Magena y yo..

Su tono de piel y su estatura nos tenía perplejas; pero no nos duró demasiado el pensamiento hasta que él tiró de mi brazo fuertemente, intenté desprenderme; a pesar de mi poca fuerza y edad, luché con lo poco que tenía.. A lo que claramente fue un fracaso el intentar escapar de sus fuertes brazos. Por un segundo pensé que mi hermana estaría bien cuando la vi correr con todas sus fuerzas, sin embargo, sus desconcertantes gritos me hicieron perder toda esperanza. Aquellos nos tomaron por separado y nos llevaron brutalmente hacia nuestro desafortunado destino... Recuerdo que no solo yo me encontraba amarrada a sus caballos.. sino que cada una de las niñas de nuestro hogar estaban siendo raptadas; sus gritos y llantos me hacían temblar, también como los múltiples golpes que me daba contra el suelo al ser prácticamente arrastrada por aquellos "monstruos". Y aun así, aun con todo aquel dolor desgarrándome tanto afuera como para mis adentros, no derramé una sola lágrima; no tenía la fuerza para hacerlo, o tal vez el miedo me estaba tejiendo los labios cruelmente. Sea cual sea mi reacción, me llevaron a un lugar al que muchos habíamos temido estar, o al menos yo en particular; el mundo exterior. Algo que me parecía un mito, el cual hablábamos todos al estar rodeando una fogata por la noche; pero era verdad, todo acerca de esos "monstruos" era verdad.

Recuerdo que me llevaron a una enorme casa, adornada con instrumentos que yo nunca había visto para ese entonces, con personas muy similares a aquel que me había tomado a la fuerza. Su lenguaje me parecía difícil de entender; sin embargo con el tiempo pude comprender, por las clases obligatorias que me hacían tomar. Al principio no entendía el porqué me habían separado de mis padres y de mi hermana, no tenía idea del porqué  yo era una diferente especie ante sus ojos; y por eso querían cambiar cada parte de mí.... Me obligaron a cambiar mi apariencia, me dejaron crecer el cabello, me pusieron maquillaje en el rostro y me dieron esos "zapatos" que simplemente eran una molestia. Aprendí a usar múltiples cosas a las que para ese entonces me parecían inimaginables; hablando de manera distinta, diciendo cosas distintas, comiendo distinto.... "¿Que mas me irían a cambiar?" Me preguntaba para mis adentros; ya que no solía cruzar muchas palabras con aquellas sombras obscuras, o así las llamé por todos los veinte largos años que estuve dentro de aquella repugnante casa.

Finalmente descubrí que tan solo era un "experimento cultural", para ser observada al cambio de ambiente; algo así como un animal en un zoológico o en un circo, lo cual me hacía enfurecer no por el hecho de lo que aprendía, sino por todo lo que había dejado para lograrlo. Estaba mas que harta de escucharlos darme ordenes a cada instante; tanto así que al fin encontré una forma de escapar de aquel temeroso lugar, tomando en cuenta de que era ilegal el solo tenerme encerrada, y eso lo había deducido luego de intensas horas de aprendizaje sobre leyes del país.

Mi único deseo era volver, volver a aquel hermoso lugar que se quedo grabado en mi cabeza y el cual soñaba cada noche con solo mirar de nuevo el atardecer. Quería ver a mi familia mas que a nada; así que decidí embarcarme a la travesía. Tuve el suficiente tiempo de viaje para imaginar lo que haría cuando llegara; sin embargo nada de eso ocurrió, aunque busqué desquiciadamente en cada rincón del lugar no encontré nada de lo que esperaba ni a nadie que conociera. Viví en soledad por un par de años mas hasta que mi pesadilla empezaba a tomar forma de nuevo. Escuché gritos afuera de la choza... Aquellos que me quitaban el sueño y me espantaban hasta los huesos.

Corrí despavoridamente; ya no era una pequeña niña, pero me sentí como una al revivir aquel escandaloso suceso. Intenté salvar a las niñas que estaban tomando, me apresuré hasta faltarme el aire, pero aun así no logre alcanzar a aquellos "monstruos". Escuché una voz débil que estaba a pocos pasos de mí, y salí a encontrarla antes de empezar a llorar desesperadamente. Una niña se escondía detrás de los arbustos, tan pequeña y delgada, "justo como cuando era pequeña" pensaba yo al acurrucarla entre mis brazos. Y desde allí ella se convirtió en todo para mí; mi confidente, mi consentida, mi hija....

A veces sentía que la sobre protegía, pero era algo que no podía controlar; algo que solamente me nacía, y aunque no fuera su madre real, había crecido un gran instinto materno. Trataba de evitar situaciones peligrosas y un nuevo secuestro; así que nos mudamos al "mundo exterior", sin embargo lo inevitable tiene siempre que suceder... Compramos una casa en medio de la nada, una asegurada por casi cualquier parte en donde podía alzar la vista; puertas reforzadas, ventanas con barrotes y salidas casi invisibles en cualquier caso de peligro.

Aquella noche llovía ferozmente; recuerdo que las luces de la tormenta iluminaban la sala de a poco, y eso creaba un gran terror en Oneida, así que decidimos ir a la cama temprano esa noche. La arropé con su pijama favorita; me rogó que le contara una historia antes de dormir, así que lo hice hasta que cerró sus ojos con quietud y me despedí con un pequeño beso en la frente. Me acerqué a la ventana para asegurarla y ahí fue cuando lo vi.

Vi a un hombre alto mirándonos por la ventana, con su ropa obscura y un gran sombrero que le cubría el rostro de aquella lluvia de Mayo. Sentía que el corazón se me iba a salir del pecho, corrí sin más hacia el primer piso... Abrí múltiples cerrojos para mirar la entrada, pero cuando lo logré ya no había nadie. "Oneida" pensé yo, al saber exactamente lo que ellos estaban buscando y corrí de nuevo a su habitación; pero ella ya no estaba... Se la habían llevado por una de las salidas que habíamos construido en caso de alguna emergencia.

Así fue cuando perdí por completo mi cordura; una mujer de más de treinta años creía que aun era aquella pequeña niña ... A la que alguna vez le emocionaba ver el atardecer y cantar sin importarle nada. No me quedaba nada, estaba vacía; así que me encerré unos meses hasta encontrar a Magena; quien no estaba en un estado mucho mejor que el mío, por el maltrato que había tenido que soportar.

Ambas volvimos a aquella tribu; nos rapamos el cabello justo como cuando eramos niñas y nos balanceamos bajo el atardecer, cantando exactamente la misma canción que había sido testigo de toda nuestra locura...


Ta, tara, tarara

Ta,tara, tarara......

~Espejismos~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora